| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse

Mompó: el presidente en la sombra clave en el engranaje de la convención del PP

Está movilizando a las bases para que Catalá, Mazón y Casado se encuentren una plaza de toros llena y entregada a sus liderazgos

| H. G. Edición Valencia

El PP ha rebajado su número de gestoras en la provincia de Valencia de 15 a tres, que son las que quedan en Sueca, Oliva y Requena. Ha celebrado, con la amenaza constante de la pandemia y el crepitar de las olas del covid, 200 congresos para escoger a otros tantos presidentes locales, prácticamente todos presenciales.

Quedan algunos de esos cónclaves por celebrar y votar a los nuevos líderes, como en la populosa y estratégica ciudad de Gandia. O en municipios más reducidos, como Tavernes de la Valldigna, Jarafuel o Teresa de Cofrentes. Por el contrario, ha desatascado Torrent a pesar del riesgo de ruptura que comportaba la enconada pugna entre la ex alcaldesa Amparo Folgado y el concejal Arturo García, que se saldó con participación masiva y triunfo de la primera.

 

Mompó ha afrontado una reconversión del PP en la provincia de Valencia que no se producía desde hace una década. Además de refrendar a dirigentes locales consagrados, ha dado la alternativa local a otros con proyección como Modesto Martínez en Alboraya o Marcos Campos en Burjassot.

Ha ido configurando su equipo para preparar el partido que dirige desde hace 14 meses de cara a los comicios municipales de 2023. Ha reforzado el papel pujante de la edetena Remedios Mazzolari, quien, como anticipó en su momento EsdiarioCV, sustituyó a Elena Bastidas como secretaria general.  Ha recuperado para la primera línea política orgánica al ex alcalde de Barxeta, Vicent Huet, para el cargo de adjunto a presidencia. Y ha impulsado a Avelino Mascarell, alcalde de Xeraco, su verdadero valido, asignándole el cargo de vicesecretario de organización.

Por el camino ha tenido que hacer frente a algunas crisis, como la destitución del diputado Carlos Gil de su cargo en la formación al estar implicado en una denuncia; o la sorprendente retirada de responsabilidades a José Vicente Anaya, alcalde de Ayora, simplemente por competir contra Mazón por alcanzar la presidencia regional del PP. Una decisión de difícil justificación, basada en evitar la multiplicidad de cargos, cuando el propio Mazón se presentaba mientras presidía, a la par, el PP de la provincia de Alicante. Pleitesía debida a la dirección nacional.

 

Vicent Mompó, también primer edil de Gavarda y diputado provincial, ha limado la mayor parte de las asperezas del PP valenciano, que no eran pocas y que habían devorado algunas agrupaciones locales.

Lo ha hecho con una labor de zapa, de resolver problemas que surgen. Como un alcalde. O como un entrenador de fútbol, deporte con el que tanto se identifica. Pule a los jugadores para que salgan al terreno de juego a disputar el partido con las ideas claras.

Como ha participado en la organización de la convención de Valencia. Está movilizando a las bases para que llenen la plaza de toros el domingo, para que aplaudan hacia la tarima desde donde dirigirán los parlamentos y alzarán los brazos María José Catalá, Carlos Mazón o Pablo Casado

Vicent Mompó observará desde abajo del escenario. Como presidente provincial, acoge en calidad de anfitrión, al igual que Catalá, presidenta local en Valencia, este acto final de la convención itinerante del PP. No obstante, no está claro que intervenga.

Cual entrenador avezado, organizará la defensa y el centro del campo para que den los pases con el objetivo de que los goleadores se luzcan. Después, serán estos últimos los que acaparen los titulares. Y Mompó quien los contemple, quizás también abrazados a ellos al final del partido para saludar al público, con la satisfacción de quien siente que ha cumplido con su deber, que ha puesto toda su capacidad al servicio de unos colores. En este caso, políticos.