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La clave de bóveda del pontificado de Francisco

| Vicente Climent Edición Valencia

Eva Fernández ejerce desde hace dos años el periodismo cerca del Papa. Más allá de la crónica vaticana y del viaje pastoral, se propuso escribir sus propias vivencias profesionales, que en realidad son las de él.

Un buen día de verano de 2018, aún en pijama, con el ordenador ya encendido y el síndrome del folio en blanco en la cabeza de la periodista, suena su teléfono. “¿Es usted Eva Fernández?, soy el Papa Francisco”. Directamente, sin centralita ni intermediario. El 'antiguo' Jorge Bergoglio se disculpaba por haber tardado nada menos que ¡un mes! en contestar la carta en la que Eva -que procede de una familia no especialmente religiosa- le anunciaba su intención de escribir sobre él y la clave de bóveda de su pontificado.

Prólogo no le hizo, pero sí que le redactó Francisco unas líneas que aparecen recogidas en 'El Papa de la ternura' (Planeta), libro cuya promoción ha traído a Valencia a Fernández, para el Papa una “golondrina” tras dos “palomas”, Paloma Gómez Borrero y Paloma García Ovejero, sus antecesoras en la corresponsalía de Cope.

Eva, es tu primer libro. ¿Te has arrepentido ya de haberlo escrito, con tanta entrevista promocional, contando siempre las mismas cosas?

No, no me he arrepentido en absoluto. Estoy muy ilusionada por comprobar si esta especie de epidemia de la que yo me he dejado contagiar, que es la ternura de Francisco, puede ayudar a otras personas. Quizá lo que el Papa quiere es que esta ternura cada uno la pueda practicar en el hogar, en el trabajo, y así ayudar a cambiar un poco el mundo. La ternura del Papa no es una bonhomía, no es un mandato de 'hay que ser feliz'. No. La ternura del Papa tiene raíces profundamente evangélicas. El Papa cuando habla de ternura se refiere a que quizá hemos perdido de vista que lo importante para un cristiano es seguir de cerca a Jesús en el Evangelio, a ese Jesús que habló con una samaritana a la que muchos consideraban prostituta, que se detuvo a resucitar al hijo de una viuda. Esos episodios del Evangelio son realmente manifestaciones de la ternura en la que el Papa quiere que nos fijemos.

¿Ese concepto de ternura tiene algo que ver con los tuits que se publican en nombre del Papa?

Hay muchos en los que habla de la ternura, sí. Aprovecho para decir que hay un equipo que prepara los tuits del Papa, pero junto al Papa. Se nota perfectamente en ellos la huella de Francisco. Cuando tú tienes un texto de él delante, te das cuenta de cómo el Papa reitera y subraya lo que realmente quiere destacar. Él no se confunde nunca leyendo, y eso quiere decir que esos textos los ha repasado varias veces y los tiene asimilados.

¿Has notado alguna variación en el estado de ánimo del Papa desde el inicio de su pontificado?

Yo le he 'pillado' a los dos años de pontificado, le he 'pillado' los años más difíciles de pontificado. La gente que le vio desde el principio afirma que el Papa ahora sonríe más. Al principio estaba como más serio, y ha ido sonriendo más progresivamente, aunque yo creo que sí se ha vuelto más reflexivo. Sigue siendo espontáneo pero, como es consciente de que en alguna ocasión sus respuestas no se han entendido bien, ahora las piensa más que antes. Ahora es más consciente de que no es el obispo de Buenos Aires sino el pontífice. Pero él siempre prefiere arriesgarse a callarse.

Esas luchas soterradas de poder que se dice que hay en El Vaticano, ¿existen?. Y, si existen, ¿es la lucha entre el Bien y el Mal, al estilo 'peliculero', más que entre conservadores y progresistas?

Yo creo que las películas nos han hecho un flaco favor. Y los libros. Yo digo de corazón que eso no lo he visto. Está claro que tiene que haber (luchas de poder) porque en todos los sitios en donde estamos los hombres producimos grietas y con nuestras grietas hacemos daño a la sociedad, o a la familia, o al trabajo en el que estamos. Pero sinceramente no es lo normal (en El Vaticano). Yo personalmente no me he encontrado con ello. Puede haber personas dentro de la curia a las que les guste más un Papa que otro, o un obispo que otro, o una idea que otra, pero porque los humanos somos así.

pero no porque esté actuando el demonio …

Exacto. Eso está claro. Hay una gran unidad entorno al Papa, de verdad, independientemente de que uno prefiriera ser del Barça, y otro del Madrid, y otro del Atleti. Hay muchas ganas de sumar. Quizá cuando el pastor pierde el olor de la oveja y se dedica demasiado a los despachos, quizá ahí es donde puede haber mayor oposición, porque a nadie le gusta que nos digan que tenemos que entregarnos más de lo que ya lo estamos. Si se lleva mucho tiempo en los despachos y se ha perdido la esencia de su vocación genuina, que es la de ser sacerdote, ahí es donde puede haber …

Las personas con las que me he encontrado que ya han leído el libro me dicen que no es nada ñoño, y que remueve por dentro. ¿Por qué?

No es ñoño porque me he encargado de subrayar que sólo los fuertes con capaces de poner en práctica la ternura del Papa Francisco, porque sólo los fuertes son capaces de estar en detalles tan pequeños como, por ejemplo, consolar a unos padres que han perdido a sus hijos. El Papa estuvo en un cementerio de Roma el pasado Día de Difuntos. Se acercó a una zona en la que había sólo niños (enterrados). Y como era día de muchas visitas pues había muchos padres ante las tumbas de sus hijos. El Papa se pasó por allí, estuvo hablando con ellos, y sobra decir las lágrimas que derramaron esos padres viendo de repente al Papa a su lado, consolándoles y rezando ante tumbas de niños, como Padre que es. Gestos así, que le salen espontáneos, son propios de una persona que luego es capaz de regañar a líderes mundiales acusándoles de estar propagando el desarrollo armamentístico y provocando guerras y hambrunas en Yemen. El Papa es así: rezo por los niños en el cementerio, y luego canto las cuarenta en el Congreso de los Estados Unidos diciendo que la pena de muerte no es posible. ¡Al Congreso de los Estados Unidos! Este Papa Francisco, esta coherencia entre lo que dice y lo que hace, a mí me ha parecido fantástica. Es el Papa de la ternura, de la misericordia, de la alegría. La ternura es uno de los armazones fundamentales de su pontificado.

¿Qué es lo más tierno que le has visto?, ¿esto que acabas de relatar o alguna otra cosa?

He visto tantas cosas tan bonitas y tan impresionantes que no puedo más que emocionarme, por ejemplo, con el pequeño Emanuele, una imagen que dio también la vuelta al mundo. Un pequeño de siete años que en una parroquia de Roma de las que visita habitualmente el Papa en el extrarradio, de repente se puso a llorar. Iba a preguntar algo al Papa, pero cuando le tocó se puso a llorar diciéndole al párroco que tenía al lado que no podía hacerle la pregunta. El Papa se dio cuenta de lo que le pasaba y le dijo, “Vente Emanuele, dímelo al oído”. Y era muy tierno porque el Papa le estaba escuchando y se oían los hipidos del pequeño sollozando. Y el Papa dijo “Emanuele me ha hecho una pregunta muy importante y me ha dado permiso para que os la cuente. Me ha preguntado si su papá, que era ateo y que acababa de morirse, estaría en el Cielo”. A mí me emocionó muchísimo porque el Papa le contestó, “¿Tú qué piensas, Emanuele?, tu papá, que os ha bautizado, que ha querido educaros, que os ha cuidado tanto...”. Y le decía a la gente que estaba allí, “¿Vosotros pensáis que el papa de Emanuele ...?, y todos respondieron “¡Está en el Cielo!”. El Papa se dirigió a Emanuele y le dijo “Tú rézale a tu papá, rézale con tranquilidad, que tu papá está muy cerca de Dios y va a seguir cuidando de ti”. Fue muy bonito. De estos gestos hay muchísimos.