| 27 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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¿Conseguirá Oltra mantener su imagen con el nivel de popularidad suficiente para ser candidata en las próximas elecciones?
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La hemorragia de Compromís que puede provocar la caída del Botànic

O cambia la dinámica o la coalición compromisaria bajaría del 20% en voto en la provincia de Valencia, perdería el escaño decisivo -su noveno- y abriría la puerta a una mayoría de PP-Vox

| H.G. Edición Valencia

Compromís obtuvo en la ciudad de Valencia, en las elecciones municipales del último domingo de mayo de 2019, un 27,44% de los sufragios emitidos, prácticamente seis puntos por encima de la segunda formación política en respaldo, el PP.

Un mes antes, en los comicios autonómicos adelantados por Ximo Puig, había sumado un 20,44% de los votos escrutados en la provincia de Valencia. Ahora, según la encuesta publicada este pasado fin de semana por EsdiarioCV, se quedaría en un 19,7%, alrededor de siete décimas de punto por debajo. Parece una cantidad relativamente pequeña; no obstante, el hecho de que Compromís bajara del 20% tendría un efecto demoledor en el Botànic, ya que perdería la Generalitat.

Esas setenta centésimas suponen un escaño, conllevan que Compromís descienda a ocho representantes en su provincia clave, la de Valencia, la que le otorga más de la mitad de su grupo parlamentario, compuesto en la actualidad por 17 diputados, nueve de ellos por la circunscripción provincial valenciana.

La encuesta, como ya lo hacían las anteriores, refleja que la coalición compromisaria perdería también un escaño por Alicante y otro por Castellón. Revertir esa situación resulta más complicado y forma parte de la caída experimentada por el partido en las últimas generales, donde descendió de cuatro a un representantes en el Congreso (ahí sigue el sempiterno Baldoví), y en las europeas, donde el voto es nacional y Compromís se quedó sin su único escaño, logrado directamente en sus mejores tiempos de efervescencia electoral.

Bajar del 20% de votos emitidos en la provincia de Valencia resulta para Compromís bastante más que una leve hemorragia capilar. Refleja que la movilización del electorado que logró en 2015 -en gran medida consiguió aglutinar el voto de castigo contra el PP-, que le valió dispararse de seis a 19 escaños, y que aún con rebaja de apoyos consiguió aguantar en 2019 con 17 escaños, ya está perdiendo su efecto.

El electorado que nunca había votado a Compromís y que lo hizo en 2015 esperando un cambio sustancial se está cansando y podría no acudir a sufragar o inclinarse por otra fuerza, según esta tendencia. Basta con que lo hagan unos miles de votantes para que se produzca el vuelco.

Si la coalición compromisaria mantiene sus nueve escaños -y siempre partiendo de la premisa de que Unides Podem logre representación- el Botànic podría tener tercera edición. Si pierde uno solo de esos escaños, PP y Vox podrían sumar 50, la mayoría absoluta justa en Les Corts, que muestra la encuesta de EsdiarioCV.

 

¿Y Vox tiene tanto apoyo para sacar los 19 escaños que le otorga ese estudio demoscópico? Es la pregunta que me hacen. La representación se logra movilizando a los propios y desmovilizando a los ajenos. El votante voxista es mucho más numeroso que el que algunas voces de sus rivales insisten en afirmar. Aquellos que decían que había tocado techo cuando sacó 23 congresistas tuvieron que callarse cuando ascendió a los 52 que configuran su actual representación.

Vox tiene una base creciente, de votante quemado con el actual Consell, como el que logró aglutinar en 2015 Compromís ante el desgaste del PP. Con ganas de que el actual Botànic caiga. Mientras, la coalición compromisaria, después de seis años y un trimestre al frente de consellerias, ha demostrado sus carencias y sus contradicciones.

Sufre el peso del evidente desgaste de marca. Como muchos partidos cuando gobiernan. A ello suma la comprometida situación de su líder y vicepresidenta, Mónica Oltra, con un ex marido condenado por abusos de una menor y con acusaciones muy directas a su Conselleria de haber tapado las denuncias de la joven afectada.

Por mucho que trate de mirar hacia el otro lado, esa sombra esa muy alargada. Como la de los trajes de Camps. Y en su caso además chirría con su perfil político de feminista y defensora de las personas más vulnerables. Va minando su figura. 

Cuando un personaje público, como fue su caso el pasado viernes, alude a tramas y conspiraciones para acabar con su carrera, significa que sus argumentos para rebatir la acusación han terminado, que ya recurre a la mano negra, al hombre del saco y a todos los elementos del imaginario colectivo para justificar su muy difícil posición.

En esta coyuntura se encuentra un Compromís que o amarra el 20% de los votos de la provincia de Valencia o puede generar una hemorragia arterial de tal magnitud en el Botànic que lo lleve directamente a la tumba política.