| 01 de Junio de 2024 Director Benjamín López

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Recuerdos de adolescencia en la Valencia de los 80

Los viernes, después de terminar nuestra jornada semanal de BUP en los Escolapios nos acercábamos al bar conocido como iaios, que era una parte de la parroquia de San Pascual Baylón

| Francisco Celdrán Edición Valencia

El coronavirus nos ha cambiado la vida a todo el planeta y los adolescentes de hoy lo saben, aunque algunos parecen no entenderlo. Y hablando de adolescencia recordaba el otro día con mis amigos Javi Das y Juanvi Morales en una de nuestras cenas del G9, aquellos años en la Valencia de los años 80 que disfrutábamos de nuestra juventud.

Aquellas tardes de los viernes, que después de terminar nuestra jornada semanal de BUP en los Escolapios de la calle Micer Mascó nos acercábamos al bar conocido como iaios, que era una parte de la parroquia de San Pascual Baylon en la cercana calle del Doctor Moliner, y luego a la Bodega Merito en la referida calle Micer Mascó para acabar la tarde en las discos Woody, Distrito 10,
o Susos.

Woody, allí en la calle Ramón Gordillo, muy cerquita de casa de mi amigo Javi Botey, fue todo un templo de nuestra juventud por las tardes y por las noches, desde el año 1981 que abrió sus puertas gracias al gran Juan Antonio Romero y sus socios Jericó y Paula. Cuantas generaciones de jóvenes
disfrutamos allí, donde un joven Julio Tormo era el gran relaciones públicas junto a Pichi Ferris. Además de su música, su ambiente seguro que muchos recordáis sus fiestas de fallas, la feria de Sevilla o el Oktoberfest, cuantas cortes de falleras pasaron por allí seguro que mis amigas de juventud Beatriz y Elisa Garcia Prosper lo recuerdan.

Distrito 10 era otra de nuestras favoritas, muy cerquita del cole, yo tuve la suerte que como mi padre se movía en lo profesional en el mundo de la noche, y conocía a Miguel Angel Pastor y al gran Carlos Llobet, mi hermano Jorge y el que suscribe gozamos de un vip permanente para aquella increíble sala donde tantos adolescentes de la época disfrutamos vestidos con nuestros levis etiqueta roja. La abrieron en 1982 y aquellos años entre San Franciscos, tumba barcos y otras bebidas movíamos el esqueleto en todas sus plantas, y cuidado con no perder la tarjetita donde te marcaban las consumiciones, pues te podía costar un ojo de la cara.

En 1983 todos asistimos con expectación a la inauguración del Auditorium Pacha, un almacén de patatas en la calle Emilio Baró lo convirtieron Napoleón Beltrán y los suyos en una gran disco y sala de conciertos allí recuerdo disfrutar del Olé Olé de Vicki Larraz, eran los años que escuchábamos los temas del momento en los 40 principales con unos jóvenes con una voz cautivadora Amadeo Salvador y Arturo Blay. A Arturo lo conocí a principios de los 90 en la redacción de Las Provincias, cuando venía a escribir sus especiales, y en aquella época en Opera de la Avenida Aragón se estrenaba el karaoke, una palabra entonces poco conocida. Depeche Mode, Nina Hagen, O.M.D, Radio Futura, Simple Minds o Gabinete Caligari entre otros pasaron por Pachá para delirio de los jóvenes que disfrutamos aquella época.

Pachá, que luego fue Arena Auditorium, y mi amigo Josele Perelló tiene mil anécdotas de aquellos maravillosos años. Contaba entre sus relaciones públicas con un joven Toni Cantó, el hoy sindic de Ciudadamos en Les Corts, que vueltas da la vida. seguro que recuerda las faldas de Francis Montesinos que lucía su amigo Miguel Bosé y Pichi Ferris cambió de Woody a Pachá, fue el gran y eterno relaciones públicas de la noche valenciana, también en la discoteca Jardines del Real creo recordar, seguro que mi amigo Paquito Martí, el mudo lo recuerda.

Y mis amigos de la infancia Jose Julio y Javi Alvarez Solis tenían un tio santo y seña de la noche valenciana, Bernardino Solís, portuario hermano de Charo la mujer de Julio y en su restaurante El Faro de la desaparecida Playa de Nazaret compartimos grandes momentos. Me acuerdo de Bernardino, delgado, jovial, un crack que empezó con Trombón, luego llegaron Dream's,
Dúplex, The Face y Un Sur y su Spook Factory, la mítica discoteca de Pinedo.

Recordaba la otra noche con Javi Das, aquellas tardes en Canovas en Beer y Karakatoa en la calle Salamanca, o en el citado Duplex, en Zorbas, Champagne, Mentiroso Yogui, Bebé a Bordo, Baños y Duchas, Cadillac, Lily Marlén y otros muchos como el Yaba daba doo de Willy mi amigo Guillermo Muñoz, que empezó de camarero en el bar Mabra de la calle de la Barraca del tio de Javi, de
Ramón Alonso Pelejero.

Guillermo tuvo el pub Amnesia en Eugenia Viñes en la eclosión de aquella zona con Patín, Bolero, Chacha,etc seguro que mi hermano Jorge también lo recuerda. Paquito Peiró esbozará una sonrisa
cuando sepa que con Juanvi recordamos aquellas noches de Canovas en Spinello del gran Pepe Luna, y es que aquellos cubatas a Paquito le sabían a gloria, nada que ver con los cubalitros de la Plaza de Xuquer. Y si hablara de Canovas con mi padre, el me hablaría de Le Prive de su amigo Jesús Saiz, todo  un trotamundos de la noche valenciana.

Y otro amigo de mi padre, y familia de Pepe Luna, fue todo un icono de nuestra  ciudad el gran Jesús Barrachina Luna, que después de Mister Chus, nos regaló a la juventud la discoteca Susos en la calle Taquigrafo Martí 4. Que grande fue Jesús Barrachina, recuerdo una tarde de la feria de Julio de aquellos ochenta tomando algo con él y con mi padre, nos invitó a aquella genial discoteca y allí estaba su fiel Pedro Ródenas, conocido como manzanita, junto a Isidro y un tal Jesús.

Y Paco Blayet el futbolista que lució las camisetas del Levante UD, y Valencia CF en su época, y Miguel Quiles empresario de la noche, casados con las hermanas Teresa y Mercedes Hervas las dueñas de Kataoria en Catarroja, y que con mis padres les unía una relación casi familiar que aún mantienen a día de hoy, disfrutamos de la discoteca Green Black, que luego fue Impacto en los
bajos de aquella calle Filiberto Rodrigo en la comarca de l'Horta Sud.

Pero sin duda, en aquellos años mi pandilla de la época recordará las tardes en Garito Valencia, como bautizamos aquel piso en la primera planta del número 41 de la calle Arquitecto Alfaro de nuestro Cañamelar, donde habían vivido mis'iaios', mi madre y mis tias, y al cambiar de piso mis queridas Pepa y Vicen nos lo dejaron para celebrar nuestros gauteques con amigas y amigos, no
teníamos un equipo de música al uso, y venia Otan un amigo de mi hermano y nos montaba su amplificador y poníamos la música a sonar, las luces y demás y pasamos tardes gloriosas de bailes y risas en aquel improvisado pub casero, que hoy no existe y es un solar, y guarda un montón de secretos de adolescencia.

Cuantos recuerdos de juventud, compartimos con Pedro Córcoles, José Perelló, con Paloma, Mari Carmen, Eva, Cristina o con Chus y Julia, y en otros tiempos con Amparo, Maria José, Mónica, Azucena, Cristina etc, etc y es que claro ni había distancia de seguridad, ni mascarillas. Y a su vez, invito a mi amigo Hector, Toni, Javi, Edu y compañia a recordar los también maravillosos años
noventa del siglo XX con las noches de la Patacona, y esas interminables sesiones en la mítica discoteca Bananas, previo paso por la plaza de Xuquer.

Por último, ya saben que siempre les recomiendo escuchar a nuestro corazón, obrar el bien a los demás, y sentir estos lares marineros, esta semana mirecuerdo es para mi tío José Luis Celdrán Montero, que el pasado día 25 hizo dos años que partió, tras sufrir la crueldad de la ELA, pero que nos dio una lección de vida, y que sigue en nuestros corazones, y muy especialmente en el de
mi tía Ana y mis primas Ana Mari y Silvia.