¿Estamos realmente facilitando el tipo de entorno que promueve el desarrollo integral de los niños?
En nuestra sociedad, nos encontramos atrapados en una serie de contradicciones que afectan el desarrollo y bienestar de nuestros niños. Como maestra y especialista en familias, observo con creciente preocupación cómo se les pide a los niños que dejen de lado sus dispositivos móviles en busca de un juego más activo y enriquecedor, pero al mismo tiempo, se les restringe el acceso a los espacios tradicionales destinados para ello.
"Queremos que juegues, pero no aquí", parece ser el lema no oficial en muchos parques y patios escolares, donde los carteles de "Prohibido jugar a la pelota" son cada vez más comunes. "Queremos que dejes el teléfono, pero entretente solo", se convierte en un eco en hogares donde las opciones de juego libre al aire libre son limitadas. Continuamente expresamos "queremos", pero, ¿realmente les proporcionamos a los niños las salidas adecuadas para cumplir con estas expectativas?
Esta situación nos lleva a un punto crítico donde debemos preguntarnos: ¿Estamos realmente facilitando el tipo de entorno que promueve el desarrollo integral de los niños? Es evidente que necesitamos replantear nuestra aproximación y buscar alternativas que armonicen con las necesidades de juego, exploración y aprendizaje de los más jóvenes.
Aquí propongo algunas alternativas para considerar:
Al enfrentarnos a "queremos, queremos, queremos", debemos también preguntarnos "¿damos, damos, damos?" Es fundamental que como sociedad, educadores y familias, trabajemos juntos para proporcionar a los niños las oportunidades que necesitan para jugar, crecer y desarrollarse de manera integral. Solo así podremos superar las contradicciones que limitan su potencial y asegurar un futuro donde el juego y el aprendizaje vayan de la mano.