| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Justicia para Indie

Hace unos días, cuando su cuidadora se iba de casa, vio a Indie dirigirse hacia ella. De pronto supo que algo le había pasado.

| Raquel Aguilar Edición Valencia

Los gatos que viven en la calle están continuamente expuestos a condiciones climáticas adversas, hambre sed, enfermedades, atropellos y, por si esto no fuese suficiente, se enfrentan al mayor de los peligros: el odio, la violencia y la crueldad extremos que algunas personas ejercen contra ellos.

Muchos de estos gatos no están solos. Tienen, pese a la dureza de la calle, la suerte de que unos ángeles, que han cambiado las alas por bolsas repletas de pienso y bombonas de agua, se preocupen por su bienestar y hagan más de lo que pueden por proporcionar a sus vidas, además de alimento, agua y cuidados veterinarios cuando los requieren, cariño y dignidad.

Son las personas que se encargan de gestionar las colonias felinas. Y las hay en cada pueblo y ciudad, aunque no te hayas dado cuenta.

En los últimos años, la consideración que tiene, en general, hacia los otros animales la sociedad ha evolucionado mucho. No tanto como sería deseable, pero el cambio ha sido sustancial.

Y esa evolución se percibe también en que muchos ayuntamientos comienzan a reconocer el trabajo que, de forma totalmente altruista, estas personas voluntarias realizan.

Algunos consistorios se ocupan también de los gastos de las esterilizaciones, único método ético y eficaz para controlar las poblaciones de gatos que viven en las calles, y colaboran en las asistencias veterinarias e incluso, aunque los que menos, se hacen cargo de costear el pienso.

El siguiente paso en la evolución, debería ser implicarse en la persecución de los delitos cometidos contra estos animales. En primer lugar, porque es una obligación reconocida en el código penal, en segundo, porque esos animales y el voluntariado que se ocupa de ellos merecen justicia y, para finalizar, porque el maltrato y la violencia no pueden quedar impunes y campar a sus anchas.

Recientemente he conocido un terrible caso, que apunta al envenenamiento de Indie, el precioso gato de la foto. Indie vivía en La Cañada (Paterna).

Su cuidadora le puso ese nombre porque, cuando apareció en la colonia que ella gestionaba, con apenas dos meses, se escondió entre las ramitas que había sobre una maceta, y que formaban una especie de “tipi” (cabaña tradicional de las tribus nómadas de Norteamérica).

Indie era un gato muy noble y cariñoso, pese a mostrarse asustadizo ante quienes no conocía. Hace unos días, cuando su cuidadora se iba de casa, vio a Indie dirigirse hacia ella. De pronto supo que algo le había pasado.

Andaba con gran dificultad, tratando de mantener la cabeza erguida, aunque no lo conseguía, y con total ausencia de coordinación. Cuando se acercó a examinarlo, Indie se desplomó, en medio de la acera.

Angustiada, llamó a la policía local, siguiendo el protocolo que le habían indicado cuando realizó la formación correspondiente para obtener la tarjeta que la acreditaba como gestora de colonias felinas. La policía dio el aviso al grupo de rescate, que le ayudó a coger a Indie, trasladándolo después a las dependencias municipales, donde falleció poco después. Indie unas horas antes estaba perfecto.

Los síntomas, la desaparición de más de 8 gatos en la zona y las amenazas de una vecina, apuntan a que podría tratarse de un envenenamiento. Ahora es necesaria una necropsia toxicológica que determine, de forma objetiva y fehaciente, la causa de la muerte para, en caso de envenenamento, iniciar la investigación del delito y quien sabe si, evitar la muerte de otros gatos o incluso el envenenamiento de cualquier niño o niña que se vea expuesto a estas sustancias.

Y estoy segura que el Ayuntamiento de Paterna, que se auto declara “Animal Friendly”, hará todos los análisis necesarios para saber con certeza qué le ha pasado a Indie y, en caso de que alguien le haya ocasionado daños tan graves como los que han acabado con su vida, pondrá todos los medios necesarios para dar con el responsable y que caiga sobre él todo el peso de la ley.

Porque hacerlo no es sólo una obligación. Es una cuestión de responsabilidad y de justicia.

Justicia para Indie, para su cuidadora y para la sociedad, en general.