El congreso del PSOE que todo lo abarca y las incógnitas valencianas que plantea

Desde el viernes y hasta el domingo la Comunidad Valenciana -y en particular su capital, Valencia- se convertirá en noticia de ámbito nacional. Por desgracia para los intereses autonómicos, no lo será porque haya logrado una mejora de la financiación estatal. Tampoco por algún hito deportivo o, a priori, por alguna desgracia como la erupción volcánica que está asolando la isla de La Palma.

Valencia será noticia porque el PSOE celebrará en la urbe un congreso con un número tan contundente como el 40 de su historia. Desde este viernes 15, a las once horas, podrán empezar a acreditarse los compromisarios procedentes de toda España. La agenda oficial de ese día prácticamente se limita a esa cuestión, aunque la extraoficial, la verdaderamente importante, tendrá esa jornada posiblemente reuniones clave para acabar de cuadrar nombres y cargos.

El congreso, organizado fundamentalmente desde Madrid por la dirección nacional del partido aunque se celebre en Valencia, deparará teóricamente pocas sorpresas importantes, lo que convierte en más relevantes las secundarias, las más inesperadas y que afectan al segundo escalafón.

El hermetismo del secretario general del PSOE y su demostración de que las decisiones las toma prácticamente consigo mismo, genera una especie de nebulosa en un cónclave que servirá para encumbrar más si cabe a Pedro Sánchez como líder indiscutible del socialismo español.

Ningún respaldo aparente tiene la continuidad garantizada (la todavía no suficientemente explicada defenestración desde la cúspide del poder del torrentino José Luis Ábalos aporta la prueba más palpable) y cualquiera puede transformarse en nuevo apoyo y dar un salto de la cuarta fila del socialismo hasta la primera.

Desde la perspectiva valenciana, que de la nacional y/o madrileña ya existen voces muy autorizadas para hacer cábalas y conjeturas, cualquier nombramiento supondrá una relativa sorpresa. De momento, y aunque pasara desapercibido, ya lo fue que en el comité organizador del congreso no hubiera una mínima representación de la Comunidad Valenciana. En este caso, decepcionante.

No obstante; ¿acaso alguien hubiera apostado que la alcaldesa de Gandia, Diana Morant, iba a ascender en julio a ministra? En el PSOE de Sánchez, las sorpresas en cuanto a impredecibilidad de nombramientos se han transformado en modo de comportamiento.

Parecería lógico que, una vez encumbrada a ministra y como presidenta del Comité Nacional del PSPV-PSOE, entrara en la ejecutiva federal. Y  ¿por qué no pueden pasar por esa puerta otros referentes locales con creciente poder aunque desconocidos a nivel nacional?

El vicepresidente tercero de la Diputación de Valencia y alcalde de Mislata con abrumadoras mayorías, Carlos Fernández Bielsa, podría ser una opción, como el conseller Arcadi España, responsable de la ponencia del PSPV en el programa marco del congreso y persona de máxima confianza del president Ximo Puig.

La alcaldesa de Castelló, Amparo Marco; la primera edil de Anna y portavoz socialista en la Diputación de Valencia, Pilar Sarrión; la máxima responsable de Quart de Poblet desde hace 22 años y actual portavoz de Sanidad en Les Corts, Carmen Martínez; el portavoz adjunto en Les Corts y ex presidente de Joves Socialistes, José Muñoz; la propia consellera de Sanitat Universal y ex alcaldesa de Sax, Ana Barceló; incluso el siempre zalamero diputado autonómico y primer munícipe de Xirivella, Michel Montaner (inolvidable para Sánchez por haber organizado el mitin iniciático del retorno tras ser desplazado como secretario general), ... posibles nombres de empaque para resolver las incógnitas no faltan. Otra cuestión ya es que Pedro Sánchez se los pida a Puig o directamente los incorpore y comunique a los afectados, con una llamada o citación ese viernes, su designación. Este fin, en cualquier caso, de semana conoceremos la importancia personal del PSPV dentro del PSOE.