| 28 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Diana Morant con la delegada del Gobierno y el alcalde de Alcoi
Diana Morant con la delegada del Gobierno y el alcalde de Alcoi

Muñoz y Diana, el administrador y la “xiqueta”

Las dudas sobre su candidatura han asomado en ese triangulo de poder del aparato socialista.

| Josep María Felip Edición Valencia

Las esperadas declaraciones de Diana Morant apostando por el liderazgo de los socialistas valencianos no se han producido. Ha sido en su visita como ministra del Gobierno de España a las comarcas del Vinalopó; se puso en modo oposición al presidente Mazón más que en dar su “sí, acepto” a su candidatura a la secretaria general del PSPV. El actual secretario general, Ximo Puig, su mentor, no daba crédito o lo escuchado desde su despacho en la calle Hospital, la sede de la Federación Socialista Valenciana tal como denominó la propia ministra al PSPV.

No es baladí la expresión. El mismo Ximo Puig ha declarado en una entrevista reciente que uno de los objetivos del Congreso del PSPV del próximo de febrero es el rearme del proyecto socialdemócrata y valencianista del partido para la Comunitat, y todos sabemos que el valencianismo en el PSPV es lo contrario a ser una Federación del PSOE, aunque en realidad lo es. Pero si eso le ha causado sorpresa a su mentor, más aún lo que ella consideró como oposición a la actual política del Consell, afirmando, de manera contundente, que Carlos Mazón estaba rechazando la buena política de financiación autonómica prevista por Pedro Sánchez, aconsejándole que se pusiera a trabajar más que en hacer oposición al Gobierno de España.

O no se entera, o se lo han contado mal desde la sede socialista. Se sabe que le pasaron la chuleta; tenía que hacer oposición al actual Consell de Carlos Mazón reivindicando las supuestas políticas progresistas del Consell de Ximo Puig. Pero, o se olvidaron en la sede actualizarle el 'Argumentario', o ella se confundió por su desconexión de la actual política valenciana respecto al tema en el que hizo énfasis: la infrafinanciación, pues si alguien está holgazaneando en eso no es precisamente el Consell sino el Gobierno de España.

Efectivamente, ese mismo día la consellera de Hacienda, Ruth Merino, comunicaba a la opinión pública que el actual Consell iba a reclamar al Ministerio de Hacienda un fondo de nivelación anual de 1.500 millones de euros anual hasta que no se reformara el sistema para dar solución a la infrafinanciación de la Generalitat, urgiendo a la Comisión de Expertos la revisión de la deuda acumulada para plantear una cifra razonable de condonación; para ello, exigía a María Jesús Montero, la vicepresidenta primera, la convocatoria del Comité de Política Fiscal y Financiera a la vez que denunciaba que la vicepresidenta estaba dando la callada por respuesta a todo, lo mismo que hizo con Ximo Puig los dos últimos años de su Presidencia.

Con sus equívocos está haciendo flaco favor a su candidatura y da alas a la alternativa de Alejandro Soler

Las dudas sobre su candidatura han asomado en ese triangulo de poder del aparato socialista que configuran las sedes del Hospital-Palacio del Temple-Grupo en el Palau de Benicarló que administran los ya no tan Jóvenes Socialistas, los Pelayos; muñidores de Congresos desde su temprana edad, por quien trabajen y les garantice su supervivencia tiene las de ganar. Y la candidata del “ximismo” ya no se la garantiza. Opinan que lo mejor es que Diana hubiera seguido callada, que no sabe transmitir los recados. Con sus equívocos está haciendo flaco favor a su candidatura y da alas a la alternativa de Alejandro Soler. De seguir así, y para evitar la guerra fratricida, no le quedará a Ximo Puig más remedio que intentar armar una candidatura de unidad donde Morant no estará donde él la veía, pero donde los Pelayos ganaran peso con seguridad. O le pedirán explicaciones desde la Moncloa y Ferraz. En su haber, y para ganar tiempo, la fecha de las elecciones gallegas: quedan seis semanas.

El administrador político del PSPV está de los nervios. El Pelayo y diputado José Muñoz, colocado hace pocos días por Ximo Puig como portavoz del Grupo Socialista, no salía de su asombro. Veía que su nueva estrategia de oposición al Consell no era seguida por la “xiqueta” en su primera y esperada aparición pública; no hablaba de una supuesta parálisis del Consell al ser prisionero Carlos Mazón de lo que Muñoz considera políticas negacionistas de Vox y provocar fisuras si se habla de feminismo radical, de la madre tierra, del género fluido, o de la llengua de Fuster. Todo lo contrario, Diana aconseja a Carlos Mazón que el Consell haga lo que está haciendo ya; esto no es hacer oposición.

Las cosas no están saliendo como esperaban en la calle Hospital. El Consell PPCV-Vox está unido en torno a sus 50 Puntos de coalición, no es la caja de grillos como fue el Botànic, el liderazgo de Carlos Mazón es públicamente reconocido, y es el político valenciano mejor valorado en la última encuesta publicada, la de ESdiario; consolida la franja de voto liberal-conservador en la Comunitat que puede alcanzar el 1,5 millones de votantes de convocarse hoy las elecciones. Como en la legislatura de 2011, con más del 50% de los votos emitidos a seis meses de las elecciones europeas y a cuatro años a Cortes Valencianas. Esa es la preocupación de Ximo Puig y su administrador, que no otra, y su candidata Diana, como se dice en apitxat, la variante dialectal de l'Horta y la Ribera, “ha resultat cacau fallit”