| 18 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Francisco Camps, presidente de la Generalitat del 2003 al 2011.
Francisco Camps, presidente de la Generalitat del 2003 al 2011.

Calentando el último juicio contra Camps

Veintiséis los encausados -no pocos de relevancia política-. Y doce los, que prestando conformidad, han cambiado reducción de condena pactada por declaración contra otro encausado.

No le falta razón al ex presidente valenciano Francisco Camps, cuando afirma ser carne permanente de campaña electoral. De larga precampaña en este caso. El segundo día de enero, pasados los excesos colombinos de las doce campanadas televisivas, esa misma cadena abría telediarios anunciando un enero judicial de tomo y lomo. Y allí salió foto de Camps con la inoportuna compañía virtual de Laura Borrás. Como si fuera comparable, ni en el fondo ni en la forma.

El hecho es que el próximo lunes 23 de enero -dos días después de la convocatoria en Cibeles de manifestación multitudinaria de protesta al Gobierno; veremos cómo va- en las naves de San Fernando de Henares, reservadas para causas con elevado número de procesados, la Sala Segunda de lo Penal de la Audiencia Nacional, con un tribunal presidido por el magistrado José A. Mora Alarcón, con  Fernando Andreu Merelles y la magistrada María Dolores Hernández Rueda, abre un juicio oral que se prevé duradero. Y es que son veintiséis los encausados -no pocos de relevancia política-, tras el fallecimiento de otros dos. Y una decena los, que prestando conformidad, han cambiado reducción de condena pactada por declaración contra otro encausado. Tal vez pactada también.

Este periodista nunca entenderá ese tipo de chantaje jurídico legal, aunque ilegítimo. No suele prosperar, y bien harán las defensas de los perjudicados en denunciar esa práctica viciada. La Fiscalía Anticorrupción, representada por las fiscales Concepción Nicolás y María Pilar Santamaría solicita una pena de prisión de dos años y medio para Camps, por delitos de prevaricación y fraude contra la administración pública, mientras la Acusación Particular que ejerce el PSOE, representada por la letrada Gloria de Pascual añade delitos de tráfico de influencias y malversación (veremos si ahora se mantiene), elevando la pena a nueve años, más 16 de inhabilitación especial y 15 absoluta. Ahí es nada la acusación del adversario político.

Absuelto por el jurado popular

La defensa la ejercen los experimentados letrados valencianos Pablo Delgado y Belén Gil Borrás, con éxito completo en las nueve anteriores contiendas jurídicas contra el popular-en todas sus acepciones- antiguo presidente de la Generalitat Valenciana. Hay que remontarse a la investigación que el entonces juez Baltasar Garzón -apartado de la judicatura precisamente por sus malas prácticas acusatorias- a la cabeza de la Fiscalía Anticorrupción, inició en 2009 como una suerte de cacería política (y hay que recordar las consecuencias de alguna cacería de postín), y al famoso juicio de los trajes, que “perdieron” las fiscales Concha Sabadell y Miriam Segura, venidas de Madrid para la ocasión, asistidas por Jesús Carrasco y  Vicente Torres. En el que le declaró absuelto un jurado popular y así lo ratificó después el Tribunal Supremo. Y de tumbo en tumbo judicial, el juez titular del Juzgado Central de Instrucción 5, el magistrado José de la Mata, abre juicio oral en 2019, incluyendo a Camps entre los acusados, tras haber intervenido como testigo en 2018, y que los encausados Ricardo Costa y Álvaro Pérez (“El Bigotes”), condenados por delito electoral y falsedad documental, lo señalen como el “capo”.

 

Recusó el PSOE al magistrado Joaquín Delgado, y así fue acordado. Lo hizo Camps respecto a José Ricardo de Prada, y se inadmitió. Aunque finalmente los intereses corporativos del magistrado le inclinaron por abandonar hacia un ascenso. Es de esperar un juicio muy mediático, que será adornado ideológicamente desde uno u otro punto de vista. Y está previsto que se solicite su retransmisión en streaming. Estaremos atentos a las cuestiones previas de las defensas. No es imprevisible que la defensa de Camps insista en la opacidad y el desorden de la documentación procurada.  También estaremos muy atentos al calentamiento previo que algunos medios dedicarán al tema. No hay que olvidar las ya famosas 169 portadas condenatorias de EL PAÍS con motivo del de los trajes. Y a lo que el propio Camps señale el próximo martes en el Casino de Agricultura, respecto a “la pena del telediario”.