| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Sociedad Civil Valenciana: "El ciudadano está sobornado por los políticos"

Manuel Sanchís y Fernando Mut dan cuerpo a Sociedad Civil Valenciana. Un lobby del pensamiento en el que se entrecruzan diferentes sensibilidades políticas bajo el consenso constitucional.

| Álvaro Errazu Edición Valencia

Manuel Sanchís Marco, doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Valencia. Durante casi dos décadas funcionario en la Comisión Europea. Militante del PSPV-PSOE. Fernando Mut, arquitecto en el Ayuntamiento de Gandia. Ex dirigente de Ciudadanos. Ambos, junto con un nutrido grupo de profesores universitarios, funcionarios y profesionales liberales han constituido Sociedad Civil Valenciana. Un lobby del pensamiento en el que se entrecruzan diferentes sensibilidades políticas bajo el consenso constitucional. La entrevista se desarrolla en el Mercado de Colón de Valencia horas después de que Pedro Sánchez se convierta en el séptimo presidente de España.


-¿Sociedad Civil Valenciana es una  franquicia de Sociedad Civil Catalana?
Fernando Mut: En absoluto. Las necesidades de la sociedad catalana son otras. Sociedad Civil Valenciana se implanta para responder a las necesidades y los problemas de las personas de la Comunidad Valenciana, por lo que es absolutamente independiente a cualquier otra.
Lo único que ocurre es que sí que coincide, temporalmente, con una serie de sociedades civiles que se han ido planteando en diferentes puntos de la geografía de España, como la Sociedad Civil Navarra; la Sociedad Civil Balear y la Sociedad Civil Canaria; aparte, por supuesto, de la Catalana. Todas estamos en sintonía, pero en ningún caso de dependencia.


-Entonces ¿no estamos hablando de Arco Mediterráneo?
F. M: No necesariamente. Estamos hablando de una problemática concreta y específica de un territorio que está integrado en España y que está integrado en Europa.
Manolo Sanchis:“Tenemos poca tradición en España de trabajar como sociedades civiles. La idea de lo civil y la idea de lo político en la Grecia clásica se solapaban; una comunidad política era lo mismo que la sociedad. Sin embargo, eso se rompe, con el germen del Estado en el siglo XIII-XV y se
consolida en el XVII-XIX en donde hay una separación de Estado y sociedad civil. En España tenemos poca tradición. Los ingleses siempre han tenido esas sociedades, quizá por un liberalismo más acendrado. Les es algo más natural tener este tipo de asociaciones voluntarias.

Estamos en un momento en el que las ideologías están primando los sentimientos, como en el caso catalán.


-Pero recogen diferentes sensibilidades, desde el punto de vista, incluso, ideológico.
M. S: Claro, es lógico. La sociedad es plural y tenemos que reflejar esa pluralidad en personas, en instituciones y en asociaciones.
F. M: Hemos definido unos valores y principios con los que podemos estar de acuerdo todos, que es el marco constitucionalista. Podemos decir que somos fundamentalmente deliberativos, tomando las posturas que tienen personas de diferente ideología y sensibilidad.
M. S. Una cultura deliberativa de base.

-No es habitual en España que personas de diferentes ideologías, con diferente afiliaciones a partidos, converjan en una asociación, en una entidad.
M. S: La Constitución es el punto de convergencia y de consenso racional de cualquier sociedad y dentro de la Constitución caben todos los partidos. Cada partido tiene su legítima defensa de intereses, pero ¿por qué no, en esa base de cultura política cívica, podemos estar todos dialogando?
Al fin y al cabo, la ética discursiva y la democracia deliberativa, la base la tiene ahí en el discurso.
Muchas veces se cree que la democracia es votar. Cuánto más voto más democrático. No, no es así. Cuanto más votas simplemente has votado más veces. El momento político de la democracia no es el de la votación, sino el de la deliberación, el del discurso, el del diálogo. Y luego, como subproducto
de ese diálogo, se llega a una votación. Si me apura la votación es lo de menos.

Los partidos políticos no son los que arrastran el cambio de la sociedad. Es justo al revés; es la sociedad la que empuja a los partidos políticos a que provoquen un cambio.


-¿Cuál ha sido el motivo para la aparición de Sociedad Civil Valenciana? En la Comunitat ya hay un buen número de sociedades civiles.

F. M: Entidades civiles, pero no sociedades civiles. En España había un déficit importante de asociaciones civiles que fueran integrales, es decir, que no se dedicaran a su propio sector. Hay sociedades civiles empresariales; otras que se dedican, por ejemplo, a las Fallas; pero hay muy poca tradición en este país de sociedades civiles integrales que hablen del individuo en su conjunto.
El objetivo de nuestra asociación es el desarrollo racional solidario y coherente de los ciudadanos. Es decir, de todos y de cada uno de ellos. Pero, lo más interesante es que nos mantenemos al margen de privilegios, discriminaciones e ideologías.


- Pero, ¿eso no lo recogen los partidos políticos?
F. M: Creo que no. Los partidos políticos son partidistas por sí mismos. Los partidos aspiran al poder. Ese es su objetivo. El nuestro no.
M. S: Tienen su propia ideología, legítima, pero veces excluyente. En ese consenso entrecruzado de ideologías es donde se encuentra la base de constitucionalidad.


-¿Ustedes a qué aspiran?
F. M: A construir una sociedad más justa, más racional, más equilibrada; a un sentido ilustrado de la sociedad que creemos que es importantísimo. A reimplantar algo tan simple y tan antiguo en este país como es el sentido de la tradición asociativa.
M. S: Además, los partidos políticos no son los que arrastran el cambio de la sociedad. Es justo al revés; es la sociedad la que empuja a los partidos políticos a que provoquen un cambio. En ese sentido, y como dice Habermas, la sociedad civil lo que persigue es hostigar la fortaleza del Estado sin ánimo de conquistar. Por lo tanto, yo creo que estamos todos de acuerdo en que Sociedad Civil Valenciana quiere hostigar, estimular y presionar a lo que es la estructura de un Estado con el objetivo, no de hacer política, pero sí de hacer que se nos oiga y de influir con voz propia en el objetivo de los partidos que es la conquista de poder.

La política no responde a las necesidades reales de las personas al estar absolutamente contaminada por elementos externos ideológicos de toma de poder, de presión...


-Insisto, ¿hay algún elemento en estos momentos que haya favorecido que surja Sociedad Civil Valenciana?
F. M: Sí, indudablemente, y es el eclipse de la política. Hoy, la política no responde a las necesidades reales de las personas, al estar absolutamente contaminada por elementos externos ideológicos de toma de poder, de presión... Y eso es lo que nos hace reflexionar, ponernos en guardia y articularnos como grupo social complejo para poder abordar, que no resolver, los problemas del mundo; los problemas que van surgiendo que son debidos a los déficits democráticos y organizativos de esta sociedad. Estamos en un momento en el que las ideologías están primando los sentimientos, como en el caso catalán, que van con los sentimientos de puramente racionalidad. Y hacerlo, siempre, desde la razón.


-Pero, ustedes, por ejemplo, han militado o militan en partido políticos. ¿No es contradictorio ser crítico con los partidos y seguir en ellos?
M. S: Es como si usted me preguntase que un cristiano que es crítico con la pederastia por qué sigue siendo cristiano.


-El cambio de Gobierno que se ha producido ¿tiene alguna repercusión para Sociedad Civil Valenciana ?
F. M: En absoluto. Nosotros no somos parte de la vida política. Lo que se ha producido ha sido una serie de acontecimientos políticos, que eran previsibles, y que van a afectar a las instituciones, pero nosotros en eso solo somos espectadores, reconocemos la legalidad de esos hechos, reconocemos
las decisiones democráticas que se producen en el Parlamento español y miraremos a ver qué es lo que pasa. Veremos cómo evoluciona la situación, veremos qué decisiones se toman y, a partir de ahí, veremos si son justas, si son razonables y si son equitativas. Algo que nosotros tenemos muy claro, es que los españoles somos iguales ante la Ley y que las libertades y derechos son también para todos los mismos.

Europa se ha creado para combatir los nacionalismos. El nacionalismo es la antítesis del europeísmo por mucho que les pese a los catalanes. El nacionalismo es la ideología del odio, de la separación y de la confrontación.


-En Cataluña hay mayoría social independentista, ¿creen que existe posibilidad de "contagio" independentista en la Comunidad Valenciana?
F. M: Pensamos que no. Hay gente que lo intenta en un sentido o en otro, pero aquí cuando a la gente se le pregunta de dónde es, a nadie se le ocurre decir “yo soy catalán”. La mayor parte de la gente se siente española o valenciana, o ambas cosas.


-Ustedes se declaran europeístas por encima de todo. ¿Europa es la unión?
M. S: Europa es la unidad de la diversidad. El nacionalismo es la antítesis del europeísmo por mucho que les pese a los catalanes ahora mismo.

- ¿Cataluña va por el sentido contrario a Europa?

M. S: Su élite dirigente, sí; aunque ellos digan que no. Es muy sencillo, el europeísmo es lo opuesto al nacionalismo. Europa se ha creado para combatir los nacionalismos en general. El nacionalismo es la antítesis del europeísmo por mucho que les pese a los catalanes ahora mismo. El
nacionalismo es la ideología del odio, es la ideología de la separación y de la confrontación; es la ideología del ellos y el nosotros. Y ese es el germen de una serie de catástrofes que han llevado a Europa y, por esa experiencia traumática que hemos tenido los europeos, es por lo que el europeísmo es la antítesis del nacionalismo.

Los peor de todo es que el Estado se ha convertido en un Estado electorero


- ¿Cuáles son sus objetivos a corto plazo?
F. M: El primero, el incidir en la sociedad. El saber tener la capacidad de absorber cuáles son las necesidades reales de la gente y luego incidir en ellas con la verdad siempre por delante. La verdad a toda costa, desvelando aquella parte de realidad que el poder se carga de ocultar habitualmente.
Los problemas que vemos en la sociedad valenciana son importantes y graves. Aunque no vamos a resolver el mundo, como decíamos antes, sí vamos a atacar temas concretos, vamos a definirnos y vamos a desvelar sobre ellos cuál es la realidad. Y lo vamos a hacer con diferentes tipos de acciones; unas veces saliendo a la calle a manifestarse; otras, haciendo actos más festivos, según los temas que detectemos. El abanico de posibilidades irá específico a cada uno de los temas.
Uno de los primeros aspectos que vamos a tocar es el de la Comunidad Valenciana como una tierra de oportunidades y más concretamente, de los requisitos que se necesitan para que sea una tierra de oportunidades y las libertades que se requieren para que ello sea viable. Aquí intervienen muchos factores, lógicamente. El económico, pero también otros como el buen uso del territorio; la buena gobernanza, los problemas lingüísticos, el planteamiento de la información en los medios de comunicación, la transparencia, etc.
La transparencia es un tema que debe ser cotidiano y es la base de las relaciones de la política con los ciudadanos. Existe un desequilibrio entre el que pide un documento y el que lo tiene que facilitar.


-Da la impresión de que la Administración te hace un favor cuando te da documentación.

F. M: Sí. Es verdad. Y luego te dicen que no te puede dar datos por la Ley de Protección. Y haces solicitudes ante la Administración y es como hablarle al vacío o se te contesta mal y tarde. Hay una indefensión del ciudadano frente a las grandes corporaciones y frente las Administraciones que creemos que es importantísimo ponerlas en valor. Un ejemplo claro de esta transparencia es lo que pasa con los Presupuestos Generales del Estado. Es como una caja negra en la que de repente te aparece una distribución de dineros que nadie sabe... Te encuentras que se dan equis millones a los que más convienen porque te va a ayudar políticamente. 

M. S: Lo que queremos es expresar una opinión, que no esté mediada por los poderes políticos, económicos, los intereses de unos y de otros, de una forma lo más libre. Sentimos que el ciudadano está  sobornado, sobornado por los propios políticos que les dan pequeñas migajas de incrementos de pensiones. 'Si te portas bien te daré esto'. ¡No mire, el soberano soy yo y no es usted!. Hay que dar la vuelta. Estamos en un Estado que nos trata  como si fuésemos niños. ¡Mire, ni somos niños ni somos mendicantes!

Los peor de todo es que el Estado se ha convertido en un Estado electorero. Si la elaboración del presupuesto empieza con los gastos no hay disciplina fiscal. Lo que el gobierno gasta se convierte en un medio para que los políticos ganen votos, para sobornar al electorado. El argumento para acabar con la monarquía absoluta del siglo XVIII era que el rey utilizaba el erario público para enriquecer a sus cortesanos favoritos. La responsabilidad fiscal y especialmente la presupuestaria ante un legislativo elegido fue establecida para hacer que el Gobierno fuera responsable y para impedir que los cortesanos saquearan la hacienda pública. Donde pone “cortesanos”, ahora podemos poner “empresas del ÍBEX o los grupos de presión que se quiera”.