| 27 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse

Dime de qué te quejas y te diré dónde vives

Mientras los vecinos del jardín del Turia de Valencia se quejan de los ruidos y la falta de aparcamiento, en Nigeria buscan el sueño migratorio y la UE destinará dinero a cerrar fronteras

| Héctor González Edición Valencia

La asociación de vecinos del tramo IX del jardín del Turia ha recopilado esta semana las principales reclamaciones de los vecinos de esta zona, que abarca los alrededores de los puentes de Calatrava y de las flores, en Valencia. La entidad se creó en 2015 para manifestar su indignación por la suciedad y el ruido que provocan las continuas ferias que, en primavera, tienen lugar en este espacio. En especial sus protestas se orientaban hacia la Feria Alternativa.

Con el tiempo, el malestar que trasladan al Ayuntamiento, tal como quedó patente en la asamblea de esta semana, se extiende a la supresión de plazas de aparcamiento que ha provocado la reciente remodelación de la calle Navarro Reverter, o al ruido que genera por la noche la proliferación de terrazas en la avenida de la Alameda.

Constituyen sus ejes reivindicativos, como el de la Federación de la Asociaciones de Vecinos de Valencia lo es la lucha contra las deposiciones caninas en las calles. De hecho, uno de los dos premios de la Policía Local de Valencia recayó en un reportaje publicado por el diario ABC sobre el tema, en gran medida porque refleja este problema creciente y lejos de solucionarse en la ciudad.

En los últimos meses también ha acumulado quejas, al igual (y casi en mayor medida) que sucede en el área metropolitana de la ciudad, por las continuas huelgas y protestas en el metro que se saldan con retrasos continuos, falta de cumplimiento constante de los horarios previstos de paso de los vehículos, estaciones semiabandonadas y suciedad por doquier.

El partido Som Valencians celebró esta semana también una especie de asamblea. En ella derivó la presentación del libro Groc, una recopilación escrita de sentimientos e ideas de su prohombre y secretario general, Jaume Hurtado. ¿Qué inquietaba a los afiliados? La falta de financiación de la Comunidad Valenciana, si la barrera electoral bajaría al 3% o si podrían incorporarse independientes a sus candidaturas locales.

Todos esos problemas quedan lejos de los que retrata Ebele Okoye, premio Harambee 2018 a la promoción e igualdad de la mujer africana, cuando habla de su país, Nigeria. Esta farmacéutica trabaja con denuedo para ayudar a niñas que no pueden ir a la escuela por carecer de recursos o tener que cuidar de sus hermanas, a jóvenes que han quedado descolgadas del sistema educativo o a estudiantes universitarias.

 

Okoye relata con tranquilidad cómo emigran del norte a las grandes ciudades, sobre todo a Lagos, miles de nigerianos por el terror que les provoca el grupo terrorista Boko Haram. También explica el modo en que tratan de encontrar empleo como taxistas o con qué admiración muchas adolescentes contemplan la ostentación de riqueza de mujeres que emigraron en el pasado a Europa y ahora poseen suntuosas viviendas en su país. Para ellas el viejo y estable continente tiene un aura especial, la que genera esa mezcla siempre peligrosa de desconocimiento e idealismo.

Y mientras, la Comisión Europea prepara la revisión de sus presupuestos. Si Okoye cuenta que muchos de sus compatriotas buscan trasladarse a Europa, una de las prioridades de la Unión Europea consiste precisamente en evitarlo. La reorganización de fondos provocará que los planes para frenar la migración y para incrementar la seguridad reciban un impulso. Mientras, descenderán los tradicionalmente destinados a agricultura y a cohesión. Igual en Bruselas, el cogollo de la lechuga (o la col) europea ,les interesaría intercambiar impresiones con Okoye. Quizás ambas partes ratifiquen sus reivindicaciones o quejas.

No obstante, y volvemos al ámbito local, en Valencia estamos casi en Fallas. Cada comisión extiende sus tentáculos, su área de influencia, su domino territorial, y ahí a veces chocan con los intereses de los patrocinadores de la falla contigua, en numerosos casos marcas cerveceras. Estos días Valencia es Fallas. Ni más ni menos. La vida se centra en comisiones como la de la plaza Doctor Collado, que el pasado viernes presentó su revista, L´Embolic, un clásico fallero que dirige Carlos Navarro y que cuenta con colaboradores como Paco Ponce. Siempre jovial, parece que no existan los problemas cotidianos para él. ¿Dónde vivirá?

Y no me resisto a citar la solemnidad protocolaria que siempre impregna el Ejército a su Falla Militar. Este año ha cumplido 30 años y logra reunir en cada ocasión a cientos de falleros de todas las comisiones. Las gradas se encontraban este jueves a rebosar, y eso que a la misma hora se estaba desarrollando en la ciudad de Valencia la protesta feminista.

 

Y tampoco dejo de recomendar la exposición sobre imágenes del barrio marinero de El Cabanyal en el museo de etnología de Valencia. Refleja la historia de un pueblo que dejó de serlo oficialmente hace algo más de un siglo pero cuyo corazón rebosa de orgulloso sentimiento cabanyalero.