| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Manel Navarro, antes de actuar (EP)
Manel Navarro, antes de actuar (EP)

Eurovisión, una vergüenza innecesaria

Renunciar a un escaparate mundial para proyectar la 'Marca España' por complejos o incompetencia es, más que un error, la prueba de la debilidad y complejo del país.

| El Semanal Digital Opinión

No fue el artista Manel Navarro quien hizo el ridículo el sábado pasado en Eurovisión, sino el conjunto de España, cuya imagen se proyectó de manera bochornosa ante una audiencia internacional millonaria.

Guste o no este festival, no es sólo un acontecimiento musical, sino también una plataforma para proyectar la marca que cada país quiere vender al mundo. Que España lo hiciera a través de un cantante disfrazado de surfista, con una indigesta canción en inglés, era antesala del fracaso luego sobrevenido, pero también la prueba del insólito complejo y la mayúscula torpeza con que se gestiona el potencial cultural, artístico y económico del país.

España sufre una crisis de identidad que se ve en Cataluña, con Eurovisión o en el flojo Año Cervantes

Hace apenas unas semanas concluyó el Año Cervantes, inédito para casi todos fuera y dentro de España. Y aunque parezca que este acontecimiento y el espectáculo de Eurovisión no tienen nada que ver, nacen de la misma actitud errática con que se perpetran los más claros puntales de desarrollo de un país histórico que, paradójicamente, se levanta cada día sin saber cuántos somos, cuál es nuestra lengua común y dónde empiezan y terminar nuestras fronteras compartidas.

La crisis de identidad que sin duda afecta a España por las incesantes tensiones estimuladas por el secesionismo -primero violento en Euskadi; ahora inconstitucional en Cataluña- desdibuja una hoja de ruta que debiera estar clara y ser compartida por todos para competir en un mundo global que no entiende de polémicas domésticas ni va a esperarnos a que terminen.

Puede parecer excesivo relacionar al pobre Manel Navarro con Cervantes y aún más con el problema político más acuciante de España; pero todo parte de una misma premisa: la misma idea de España está siempre en discusión, y por eso no es de extrañar que celebremos por todo lo bajo el aniversario del emblema de la cultura española o enviemos a la mayor feria musical de Europa a un artista incalificable gorgojeando frivolidades en otra lengua. Algo impropio de un país tan antiguo como España que, de remar en una misma dirección, tendría un lugar en el mundo de gran enjundia y con mayores opciones de progreso colectivo.