| 27 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Confinamiento o desescalada

No sé si es peor que nos haya engañado nuestro presidente o que le haya engañado a él el gobierno de España.

| Sagrario Sánchez Edición Valencia

Ya estaba todo preparado.  No había parado toda la semana de recibir mensajes, correos y diferentes comunicaciones de actividades: tiendas, gimnasio, restaurantes, cafeterías,… animando a visitarlos a lo largo de esta semana. Ya se ponían en marcha, todos dispuestos a recibirnos.  Incluso habíamos empezado a planificar con cautela el próximo fin de semana. Cuando el viernes por la tarde, la llamada de un amigo me alertaba. Salíamos de dudas, nuestro departamento, Manises, adscrito al área metropolitana de Valencia en la propuesta de desescalada, se quedaba fuera de la fase 1.

¡Qué decepción y, sobre todo, qué inseguridad! ¡Qué falta de transparencia! Cuántas dudas, y muchos engaños llevamos acumulados a lo largo de tantas jornadas desde el catorce de marzo.  No sabría describir la cantidad de sensaciones negativas, que la falta de libertad me ha producido a lo largo de todo este tiempo. Y, sobre todo, las preguntas sinceras en mi encierro, en los momentos oscuros, sobre su  necesidad de manera radical e imperativa. Ciertamente entiendo las dudas que se plantean sobre la posibilidad de  vulneración de este derecho fundamental.

Y en seguida me vienen a la cabeza las declaraciones, los titulares de prensa, los tuits de los responsables de la Generalitat Valenciana, con su presidente, Ximo Puig, a la cabeza,  animando a la puesta a punto de la vida económica de nuestracComunidad para el lunes 11. Verdaderamente no sé si es peor que nos haya engañado nuestro presidente o le haya engañado a él el gobierno de España. De cualquier manera, ambos en  su gestión son los responsables de que nuestra realidad sea peor hoy, que hace una semana.

Y es que llueve sobre mojado. La situación ya es de por sí muy dura, durísima para las familias, especialmente las que han sufrido directamente las consecuencias de esta crisis, ya sea en pérdida de un ser querido, que es lo peor, o pérdida de su forma de vida, de su negocio, o incluso de sus expectativas de futuro. Como para que quien tiene la responsabilidad de protegernos aproveche la vulnerabilidad del momento para camuflar en un BOE sí y otro también la  creación de más cargos públicos para amigos, la aprobación de las llamadas “soluciones habitacionales”, que no es más que una vulneración del derecho a la propiedad privada, recogido en nuestra Constitución. O el empadronamiento en las llamadas infraviviendas, o la ocupación de viviendas vacías. Rabia e indignación me produce.

¿A qué situación estamos llegando?  ¿Hacia dónde nos están llevando nuestros dirigentes? ¿Cúal es su hoja de ruta a la llamada  “nueva normalidad”?  Evidentemente hay medidas  que van mucho más allá de las necesarias para solucionar la crisis sanitaria y la consecuente económica que carece de aciertos hasta el momento. 

Pero no deben olvidar los que nos dirigen y quieren manipular que somos un país maduro,  una democracia consolidada,  con unos ciudadanos formados y convencidos de nuestra posición en Europa,  dispuestos a no ceder derechos ni libertades, que ya nos dimos en 1978 a través de nuestra Carta Magna, y nos han proporcionado buenas dosis de prosperidad.