| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Los puntos sobre las íes en la sentencia del Tribunal Europeo sobre Junqueras

El fallo del Alto Tribunal europeo se limita a resolver una cuestión meramente procesal que, por otro lado, fue elevada por el propio Tribunal Supremo español

El independentismo catalán, necesitado de un revulsivo tras el fracaso del boicot de Tsunami Democràtic en el clásico Madrid-Barcelona, lo ha encontrado en el fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que reconoce a Oriol Junqueras la condición de eurodiputado desde el momento de finalización del recuento, con su correspondiente inmunidad parlamentaria y derecho a la recogida de su acta como tal.

 

Apenas conocerse la noticia, el independentismo catalán ha comenzado a aplaudir con más fervor que un grupo de focas amaestradas para ganarse unas sardinas. Mantienen que esta decisión deja en evidencia la justicia española y supone poco menos que una declaración de la inocencia de los políticos encarcelados o huidos, que deberían ser liberados ipso facto. Nada más lejos de la realidad.

 

El fallo del Alto Tribunal europeo se limita a resolver una cuestión meramente procesal que, por otro lado, fue elevada por el propio Tribunal Supremo español. Tampoco discute ni entra a valorar los delitos por los que Junqueras fue juzgado y condenado en España, ni obliga a una puesta en libertad inmediata.

 

La decisión sobre Junqueras beneficia a Carles Puigdemont, quien no tardará en tomar posesión de su acta como eurodiputado y clamar, entre elegantes comidas y cenas y junto a grupos ultras y euroescépticos, por la vía unilateral.

 

Puestos ya los puntos sobre las íes, lo que sí es cierto es que la decisión del tribunal de Luxemburgo  ha producido efectos colaterales en las negociaciones con el Partido Socialista para formar gobierno, que se traducen en un parón de las mismas y un aumento de las exigencias de Esquerra Republicana, a la espera de un pronunciamiento de la Abogacía del Estado sobre Junqueras. Por optimistas que se muestren los socialistas, la amenaza de nuevas elecciones vuelve a estar presente.

 

Parece que nos empeñamos en emular a Bélgica, que también cuenta desde hace un año con un gobierno minoritario en funciones, si bien los belgas cuentan con una larga tradición de gobiernos en funciones que se eternizan... sin que pase nada. El record lo alcanzó esta década, cuando se mantuvo 541 días sin gobierno, hasta el 6 de diciembre de 2011.

 

La única buena noticia parece ser la inhabilitación por parte del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña del molt honorable Quim Torra por un delito de desobediencia. Claro está que tiene la posibilidad de recurrir ante el Tribunal Supremo, lo que sin duda hará mientras echa pestes del malvado sistema judicial español, cuya seriedad, legalidad y garantismo nadie dentro ni fuera de España ha puesto seriamente en duda.

 

España es una democracia consolidada yel estado de derecho prevalecerá, pese a quien pese.

*Abogado y politólogo.