| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Una terrible sospecha sobre Sánchez y Díaz provoca escalofríos dentro del PSOE

La situación ha llegado a tal límite que los altos cargos del partido tiemblan sólo de pensarlo. Lo que le llega a Antonio Martín Beaumont de los entornos sanchista y susanista es muy claro.

| ESdiario Medios

Por más que pasan los meses el ambiente interno en el seno del PSOE no mejora. Ya lo dice Antonio Martín Beaumont este miércoles en su artículo de La Razón: "Susana Díaz mantiene su desconfianza en Pedro Sánchez" y su actitud "ha pasado de la decepción a la inquietud, y de ahí al escepticismo".

Quizá por eso "sus huestes abandonaron el primer Comité Federal de la nueva era celebrado el pasado 11 de noviembre en Alcalá de Henares, que estaba destinado a pasar página de enfrentamientos, tensiones internas y zancadillas". Vamos, que los "postureos mirando a cámara, las sonrisas televisadas, las melosas gestualidades no tenían detrás entusiasmo alguno. Hacia fuera, compostura. De puertas adentro, desconfianza. Pura descripción". 

 

Y es los próximos a la baronesa andaluza censuran abiertamente "los bandazos" y "los volantazos” que, a sus ojos, ha dado el secretario general en su última versión política: "Evita desde hace semanas la reivindicación de la España plurinacional, que ya parece que tampoco figura entre sus prioridades con vistas a la pretendida reforma de la Constitución que sueña que, esta vez sí, acabe abriéndose camino en el Congreso".

En este sentido, "en la dirección del PSOE-A son explícitos al exhibir su distanciamiento de Sánchez y argumentan abiertamente que "no tiene claro el modelo territorial del país". De su reconocimiento de España como "nación de naciones" en las pasadas primarias a su podemización, alejándose del tradicional ideario de centroizquierda o el regreso a la primera línea a lomos del "no es no" a Rajoy para recuperar ahora la interlocución con el presidente del Gobierno. 

El principal temor de los altos cargos del PSOE

Así las cosas, "los entornos de Sánchez y de Díaz consideran que los problemas de partido tienen solución, aunque a veces sea difícil. Pero los personales, en cambio, resultan insalvables. De hecho, entre altos cargos se extiende el temor de que los niveles de compostura entre ellos sigan debilitándose a medio plazo. "Pedro y Susana se declaran incompatibles", lo que preocupa a muchos en la formación". 

 

De lo que hay pocas dudas es de que "los dos se necesitan y el PSOE necesita a ambos", defiende algún dirigente deseoso de que "aparquen diferencias" y "remen juntos" para ganar las futuras citas con las urnas. Pero "los torpedos a las líneas de flotación son de ida y vuelta. "Susana ganará las autonómicas y Pedro perderá las generales", susurran los susanistas. "El triunfo en Andalucía al frente del PSOE está en manos de cualquiera", replican los sanchistas.

En opinión de Beaumont, "lo que tiene poca discusión es que el futuro del secretario general y de la presidenta andaluza dependerá de su facturación electoral" y hasta entonces "cada cual reforzará sus estrategias. Díaz, replegada en su cuartel de invierno, sobrevivirá centrándose en su gestión, midiendo todas y cada una de sus visitas a Madrid y a otras regiones pero sin perder en ningún momento el foco del debate territorial. Sánchez, en cambio, dispuesto a retomar el perfil de oposición y sacando a su núcleo duro de Ferraz para acercarlo a los territorios a difundir su programa post 155. El secretario general del PSOE va a  enarbolar un plan de choque social con medidas de carácter económico e incorporará una ley de eutanasia que los socialistas ya pactaron con IU y que llevarán al Congreso a principios del próximo año para enseñarle los dientes a Pablo Iglesias, comprometiéndose, al mismo tiempo, a buscar "la unión de las izquierdas".

Y es que "Sánchez promete lanzarse a la búsqueda de cualquier hueco que le acerque a La Moncloa. Eso sí, con tiempo. Nada de prisas".