| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse

La campaña electoral permanente o cómo marcar la agenda valenciana

Los partidos del gobierno sacan a la palestra temas, con un enfoque muy definido, que puedan erosionar a la oposición y debilitarla para evitar que se recupere.

| H. G. Edición Valencia

Patrick Cadell, miembro  del equipo del que fuera presidente de EEUU de América entre 1977 y 1981, Jimmy Carter, fue precursor en definir el concepto de campaña permanente. Al crearlo y establecerlo como estrategia del propio gobierno, apelaba a una continuidad de la comunicación política, a no marcar diferencias sustanciales entre los mensajes lanzados durante la campaña propiamente dicha y durante el resto de legislatura. A controlar siempre el debate. Esta situación afectaría a todos los actores del juego, a la oposición y a quien gobierna y aspira a seguir en el poder, que va sembrando su futuro desde la tarima privilegiada del ejecutivo.

En el caso de quien gobierna, esta estrategia implica fortalecerse y, de paso, desgastar a posibles rivales que se hallan en la oposición. En la práctica, consiste en erosionarlos y evitar que se fortalezcan.

Como podemos observar con el gobierno de la Generalitat o del estatal, se trata de convertir en temas de actualidad y de debate aquellos que puedan dejar más tocado el argumentario del oponente. Y darles el enfoque y la lectura 'adecuados'. A veces llega hasta el punto de que parece que se haga oposición desde el propio gobierno. El objetivo consiste en desgastar a los posibles rivales para que lleguen debilitados a los siguientes comicios.

Quien ha estado en la oposición y ahora gobierna, como en la actualidad PSOE y Compromís, y en menor medida, por su historia más breve, Unidas Podemos, pueden comparar y ver en qué posición se encontraban hace unos años, desde la bancada de quien puede limitarse a criticar o de quien propone sin que sus iniciativas tengan éxito, al estrado privilegiado que conlleva gobernar.

Ventajas de gobernar

Por eso cuentan con una serie de ventajas nada desdeñables en la campaña permanente, ya que tienen la iniciativa normativa, disponen de más capacidad de convocatoria y muchos más recursos económicos públicos e información para llevar a cabo una comunicación más intensa, continua y persuasiva. En la práctica, su capacidad para fijar la agenda pública y mediática resulta mucho mayor. Y no la desaprovechan.

La concatenación de elecciones el pasado 2019 parecía que nos hacía vivir en una situación de campaña electoral permanente. No obstante, y aunque no hubiera elecciones, ya lo estábamos desde hace años. Y seguimos en ella aunque haya pasado a un 2020 menos salpimentado de comicios.

Hemos visto cómo desde 2015 el Consell del Botànic ha establecido como eje de su agenda pública la reivindicación de una mejor financiación. Toda la comunicación se ha basado en afirmar que no había suficientes medios para llevar a cabo la gestión deseada, aunque esa escasez, a la que se apela constantemente cuando las listas de espera para operaciones o visitas a especialistas sanitarios se disparan o los barracones escolares se eternizan en el tiempo, no es óbice para que en los fines de semana semestrales de convivencia el Consell hayan llegado a afirmar haber cumplido más del 90% de objetivos.

Partidos que solucionan

Por tanto, esa campaña permanente se basa también en sacar temas a la palestra y en colocar al partido o partidos que gobiernan (después, cada uno pugna por despuntar) como solucionadores, como adalides de su defensa. Y a los de la oposición, como formaciones que multiplican el problema. En estos últimos años feminismo, laicismo o ecologismo son cuestiones que impregnan todos los asuntos de la agenda pública. En algunos casos directamente, y en otros, colateralmente.

Siguiendo con la financiación y su reivindicación como eje de la agenda, vemos como tanto en lo que fueron las campañas electorales caducas del pasado año como en el inicio de los nuevos mandatos en las diferentes instituciones, han seguido por el mismo camino. La resolución de la financiación marca la agenda. Compromís, además, ha centrado todo su argumentario de la firma del acuerdo de investidura en que en ocho meses empezará, en la práctica, a solventarse el tema. Gracias a la rúbrica de su diputado Joan Baldoví.

Mientras, desde su conselleria más estratégica, la de Educación que dirige Vicent Marzà-por encima incluso de la de inclusión social que dirige la propia vicepresidenta y portavoz de Compromís, Mónica Oltra-apelan a la infrafinanciación incluso para excusar impagos que ponen en peligro el comedor en centros educativos.

Pin parental

Y, entre tantas cuestiones por solucionar, el ya famoso 'pin parental' se ha convertido en tema de debate propicio a nivel nacional. Con el escaso interés que demuestran en España por cuestiones que ocurran en alguna autonomía que no sea la madrileña -con la excepción, quizás, de Cataluña- llama poderosamente la atención que un acuerdo de la Región de Murcia acapare el debate político nacional.

El Gobierno estatal y todas las atalayas políticas del PSOE y sus socios de gobierno arremeten contra una decisión murciana, una autonomía que, por supuesto, gobierna el PP, su principal rival político. Encima -y la ocasión de desgaste no puede resultar más propicia- con el respaldo de Vox. Campaña electoral permanente en estado puro. De manual.