| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El gobierno de la Dormidina

Sánchez aspiraba a ser infalible en su estrategia y aquí sólo es infalible el Papa, e Iván Redondo será muy listo, pero a día de hoy no es el Espíritu Santo para iluminarle.

| Quique Martínez Edición Valencia

Para este viaje no hacían falta estas alforjas. Con este simple dicho popular podemos resumir el pacto de gobierno alcanzado en unas horas por PSOE y podemos tras seis meses de desencuentros, acusaciones y millones de euros dilapidados en unas nuevas elecciones y en la parálisis institucional. Si tan fácil era llegar a un acuerdo ¿por qué no lo hicieron antes?

El llamado ‘pacto del abrazo’ (hay que reconocer que en esto de poner nombres y eufemismos edulcorados la izquierda es experta: que si pacto de los botellines, del Botànic, del Rialto…) realmente es una de las mayores sinvergonzonerías de las últimas décadas en España. Y no lo digo por el contenido chavista o populista que tendrá el nuevo gobierno, eso es otra cuestión.

Es una tomadura de pelo absoluta a los ciudadanos el haberles hecho ir de nuevo a las urnas para acabar en el mismo punto de partida. Qué manera más grotesca de reírse de la gente.

Unas elecciones que forzaron los que hoy se abrazan. Unos porque se mueren por un sillón (felicidades Pablo, por fin lo has conseguido) y el otro porque en su enorme ego quería ir a elecciones ya que sus gurús le habían asegurado que España se iba a postrar ante su solemne magnificencia y darle una gran mayoría para gobernar en solitario. Durante meses hemos escuchado que el dúo Sánchez-Iván Redondo eran los mejores estrategas que habían pasado por la reciente historia de España, capaces de resucitar a un muerto político, devolverlo a la secretaria general del partido que lo había expulsado y luego a la presidencia del gobierno.

Un presidente ‘de las bases’, de la gente, que gobierna con golpes de efecto y trucos de magia, ya sea nombrando a un astronauta ministro (y ya ta!) o montando un circo mediático para desenterrar a Franco. Pero la avaricia rompe el saco, la soberbia ciega, y se acaban cometiendo errores. Iván y Pedro, Sánchez y Redondo, y sus mamporreros ante la prensa Ábalos, Lastra o Tezanos, no lo reconocerán nunca, pero esta vez han fallado y quedado en ridículo. Sánchez aspiraba a ser infalible en su estrategia y aquí sólo es infalible el Papa, e Iván Redondo será muy listo, pero a día de hoy no es el Espíritu Santo para iluminarle.

La noche electoral Abascal debería haber empezado su intervención agradeciendo a Sánchez esta segunda oportunidad. Resultará paradójico pero la gran estrategia de Sánchez sólo ha servido para hinchar a los supuestos franquistas que él venía a combatir. Y para dar oxígeno por el otro lado a los indepes, con un diputado más de Bildu y la posibilidad de un grupo

parlamentario de los herederos de Batasuna, 2 diputados de la CUP y uno más de Junts, y algo de folclore con Teruel Existe. Si a esto le unes un PP que va recuperando terreno tras el shock de abril y un Ciudadanos que prácticamente desaparece, eliminando con ello al PSOE la posibilidad de un gobierno por el centro, la jugada de Sánchez, que encima pierde votos y escaños, ha sido redonda.

Sánchez e Iglesias no se soportan, desconfían, pero el pegamento del poder une mucho, como juntó a Ribó y a Sandra o a Puig y Oltra.

Ni la exhumación electoral de Franco, ni el anuncio de más exhumaciones, ni el miedo a que vienen los fascistas, Hitler, el conde Drácula y la Patrulla Canina a destruir nuestra democracia ha servido para tapar la inutilidad de la izquierda. PSOE 3 escaños menos, Podemos 7, y el Más País de Errejón fracaso absoluto (vaya ojo, Compromís). Si ahora hay abrazo donde antes había reproches no es porque Cupido de repente haya tocado con las flechas del amor a ‘Peblo’, sino porque son conscientes que, de seguir el bloqueo e ir a nuevas elecciones, acaba la derecha gobernando España. Ambos no se soportan, desconfían, pero el pegamento del poder une mucho, como juntó a Ribó y a Sandra o a Puig y Oltra.

Se han reído de usted, de mí, de los que les votan y los que no. Y basta con ver la hemeroteca. Si la hemeroteca siempre juega malas pasadas a los políticos, en el caso de la pareja ahora feliz y antes desdichada es un auténtico espectáculo. No hay persona más cínica que Pedro Sánchez, y no hace falta irse al año anterior, sólo con ver los vídeos de la semana pasada alucinamos con lo que decía de su nuevo vicepresidente. Y no hay persona que la hemeroteca desnude tan fácilmente su verdadera cara como a Pablo Iglesias, desde el ‘yo soy comunista’ a las loas a ETA en una Herriko Taberna.

Dijo Pedro Sánchez que él no dormiría con un gobierno con ministros de Podemos. Pues que se vaya comprando otro colchón y kilos de Dormidina, que va a estar muchas noches durmiendo con Pablo, Irene, Garzón y compañía de compañeros de cama. No se preocupen por él que, con tal de tener el gobierno asegurado para su ego personal, dormirá a pierna suelta aunque tuviera al lado mismo demonio. Los que si vamos a necesitar Dormidina somos el resto. Así que prepárense que los próximos años van a ser, cuanto menos, divertidos.