| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La Unidad de Aperturas de la Policía Local ha iniciado inspecciones rutinarias en restaurantes sobre auditorías acústicas / FOTO: de archivo
La Unidad de Aperturas de la Policía Local ha iniciado inspecciones rutinarias en restaurantes sobre auditorías acústicas / FOTO: de archivo

La Policía Local estrecha el cerco a restaurantes de Castaños por el ruido

Los hosteleros se quejan de la persecución a la que están sometidos. Después de las limitaciones, el Ayuntamiento exige a los restaurantes una auditoría acústica que cuesta más de 600€

| A. Maestre Edición Alicante

Viernes, once de la noche. La jornada no ha ido mal para los restaurantes de Castaños, después del escaso negocio que se hace en estas fechas de pandemia. Podrán salvar el día, pagar a los empleados y hacer frente a los gastos. En ese momento, una patrulla de la Policía Local hace su entrada en el establecimiento, y todo se nubla alrededor del propietario del local.

El presidente de la Asociación de Locales de Restauración y de Ocio de Alicante ALROA, Javier Galdeano, denuncia la poca sensibilidad del Ayuntamiento y el atropello de la Policía Local a los empresarios de la zona. La patrulla en cuestión es la Unidad de Aperturas, que se dedicó este fin de semana a hacer inspecciones rutinarias para comprobar si los restaurantes tienen en vigor la Auditoría Acústica, un documento que se requiere desde febrero –por un decreto municipal que se aprobó para contentar a los vecinos del centro tradicional por el ZAS recurrido en el TSJ- y que tiene un coste de unos 600€, dependiendo de las dimensiones y características del local. En total se han inspeccionado cuatro locales del centro tradicional por esta cuestión.

Galdeano se lamenta de que “no puede ser que con las restricciones que tenemos en la actividad vengan a pasar una inspección que atiende a un decreto de febrero, que salió de cara al ZAS para contentar a los vecinos".

Lamenta que la Policía Local se dedica ahora a pasar las inspecciones rutinarias, que estrechan el cerco a los ya castigados empresarios de hostelería. “Cerramos a la una, estamos al 75% del aforo y con un metro y medio de distancia entre las mesas, por lo que no llegamos nunca al 75% de aforo, y se dedican a hacer estas inspecciones rutinarias para que los restaurantes hagan una auditoría acústica que le podría costar unos 600€, dependiendo de las características del local” ha relatado el presidente de ALROA.

Javier Galdeano reconoce que hay que tenerla, porque así lo marca el decreto municipal, pero cree que “un restaurante no es un establecimiento que se dedique a poner música fuerte ni donde se produzca un ruido excesivo” sino que, como mucho, tiene música de fondo y su actividad no superará nunca los niveles acústicos marcados. Señala que “nos parece poco ético que ahora, en plena pandemia cuando los hosteleros lo estamos pasando fatal, resulta que se dedican a hacer inspecciones rutinarias para comprobar si tenemos ese tipo de licencias”.

Además, se da la circunstancia de que el restaurante inspeccionado el viernes “no tiene terraza porque no le han dado la licencia para la terraza y solamente trabaja con unas cuantas mesas que tiene el interior del establecimiento”, según reseña Galdeano.

Al propietario del restaurante le han pedido que lleve la documentación como que tiene en vigor la auditoría acústica de su local. Si no la tiene se enfrenta a una sanción económica, además de tener que encargarla para poder continuar con la actividad.

El presidente de ALROA recuerda que “estamos hablando de un restaurante, no de un bar de copas, ni de una discoteca, ni siquiera de una cafetería”. Los hosteleros están de acuerdo en que se hagan inspecciones sobre el aforo o las medidas de seguridad y toda la normativa Covid, que aseguran estar e cumpliendo a rajatabla. Pero les parece “excesivo que se dediquen hacer inspecciones rutinarias sobre el sonido en un restaurante que lo está pasando mal por la situación actual de restricciones”.

En un momento en el que los empresarios de hostelería están pidiendo al Ayuntamiento que permita la compatibilidad de licencias para que el ocio pueda abrir con licencia de cafeterías, lamentan que “en vez de eso, lo que hacen es mandarnos inspecciones para presionar a los restaurantes, lo que parece una falta de sensibilidad”, ha matizado Javier Galdeano.

El presidente de los hosteleros señala que el prototipo de empresariado de ocio de Alicante es de un empresario pequeño, que suele tener un solo local en la zona del barrio, de Castaños o el centro tradicional. Se lamenta de que, al estar cerrados, todas estas personas y sus empleados están sin ningún tipo de ingreso, porque además no reciben ningún tipo de ayuda ni compensación, porque como no hay Estado de Alarma.

Que la propuesta vaya a pleno

El presidente de ALROA manifiesta que otras ciudades, como Gijón, han adaptado sus licencias para permitir la apertura de bares de copas como cafeterías. Pide que el Equipo de Gobierno lleve a pleno la propuesta para que se manifiesten los diferentes grupos políticos municipales. Solicita que se apruebe por unanimidad, con el respaldo de todos, para tratar este asunto como un tema de la ciudad, sin matices partidistas.