| 18 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse

Hemos creado Europa; ahora creemos a los europeos

El Brexit puede resultar una oportunidad excelente de realizar un reparto más justo de los escaños y paliar, en cierta medida, la escasa representación de algunos estados

En cierto modo, como señalaba Tony Judt en ¿Una gran ilusión? Un ensayo sobre Europa el surgimiento del embrión de la actual Unión Europea fue un accidente histórico; algo no predicho ni predecible y que ni siquiera significaba la existencia de una conciencia europea clara y firme por parte de sus socios. Sin embargo, fue un accidente afortunado que sigue a día de hoy adaptándose a las circunstancias y luchando por crear una verdadera identidad europea.

 

Esta lucha constante por la adaptación, incluye también el nuevo reparto de escaños tras el anuncio de la salida del Reino Unido de la Unión, que ya no estará presente en las próximas elecciones europeas de 2019. Hasta hoy, el Parlamento Europeo contaba con 751 escaños, repartidos siguiendo el principio de proporcionalidad decreciente que implicaba, por un lado, que ningún estado pequeño tendría más escaños que uno grande y, por otro, que la ratio población/escaño debía incrementarse en tanto aumentase la población, antes de redondear a números enteros.

 

La asignación de un mínimo de 6 escaños a los estados menos poblados y 96 a los mayores que se recoge en la actual versión consolidada del Tratado de la Unión Europea (art. 14.2), fue una mezcla de solidaridad europea y puro pragmatismo, como recoge un texto adoptado por el Parlamento Europeo en 2007: "Los estados más poblados acuerdan estar infrarrepresentados para permitir que los estados menos poblados estén mejor representados".

 

Como todo equilibrio producto de un pacto, en que se cede por razones coyunturales, no acaba de contentar a todo el mundo y tarde o temprano requiere ajustes. Así, el Comité de Asuntos Constitucionales del Parlamento Europeo lleva tiempo trabajando en la nueva composición del mismo. El Brexit, en este contexto, ha sido visto como una oportunidad excelente de realizar un reparto más justo de los escaños y paliar en cierta medida la infrarrepresentación de algunos estados.

 

También se busca corregir ciertos desequilibrios provocados por el aumento o disminución de población. Desde que se instituyó el actual reparto, Hungría ha perdido población y ha sido superada por Suecia, pero esta última tiene menor representación. Algo similar ocurre con Irlanda y Lituania, contando la primera con casi un 50% más de población, tiene el mismo número de escaños.

 

El 7 este mes, se presentaban los resultados de sus estudios y sus propuestas ante el Pleno del Parlamento Europeo, como antesala a su eventual aceptación por parte del Consejo de la UE. La principal novedad sería la reducción de los 751 escaños actuales a 705. Es decir, no se limitarían a amortizar todos los escaños de Reino Unido (con ello el PE se quedaría en 678 escaños), sino que, manteniéndose el reparto ya existente, algunos países aumentarían en escaños, como el caso de España y Francia. Los 46 escaños restantes se reservarían para futuras ampliaciones o para el caso de la creación de listas transnacionales.

 

Incluso con el aumento de escaños propuesto, seguiría sin existir una representación completamente proporcional de los estados europeos, que además no es deseable. Me explico: En el PE se vota en ocasiones de acuerdo a la ideología, nada hay que objetar a ello, y en otras prima más la nacionalidad. Es en este último caso donde, de existir una proporcionalidad estricta, si los países más poblados votaran en bloque, actuarían como una apisonadora frente a los menos poblados.

 

Curiosamente, la cuestión que más debate está suscitando en el PE es la de las listas transnacionales. Sus defensores afirman que para tener debates europeos, hay que hacer las cosas a escala europea. Los más escépticos, por su parte, insisten en cuestiones como la falta de nexo con los ciudadanos y de dificultad de rendición de cuentas, así como en la inexistencia de un "demos" europeo que pida este tipo de lista y su ineficacia para generar una conciencia europea. Quizá sea el momento de volver la vista atrás y recordar las palabras de Giuseppe Mazzini en los primeros momentos de la unificación italiana de 1870: “Hemos creado Italia, ahora tenemos que crear italianos."

 

Así pues, hemos creado Europa, ahora creemos a los europeos.

 

*Politólogo y graduado en Derecho