Mestalla recobra su condición de talismán con Rodrigo y Parejo como piezas clave

El quinto tanto de Rodrigo Moreno con el combinado nacional pude ser analizado desde varias vertientes, y cada cual de ellas más satisfactoria. Por un lado, se antojaba vital marcar pronto - lo hizo en el minuto 16 - para abrir la lata de la poblada defensa nórdica dentro de un contexto de encuentro que aún se complicaría más con posterioridad. Desde otro de los prismas, suponía la certificación del rol de hombre incuestionable que Luis Enrique ha tenido a bien rreservarle desde que aceptó el cargo de seleccionador.

Repasando la trayectoria de siete meses del gijonés a los mandos de "La Roja", nos encontramos con el sorprendente dato de que el punta hispano-brasileño le considera hasta tal punto como insustituible que en él reside el honor de ser, hasta el momento, el único en disputar todas y cada una de las confrontaciones internacionales desde ese preciso instante; la sorpresa del hecho en cuestión pasa por el inevitable recuerdo que se tiene del pasado otoño en relación al propio Rodrigo, así como de su desafortunada racha de más de tres meses sin ver puerta. No obstante, la confianza del seleccionador en su concurso, lejos de decrecer, demostró estar forjada a prueba de bombas.

Lo cierto es que otra singladura trimestral, en este caso la de los primeros tres meses de 2019, nos revela a un Rodrigo fiel como nunca a su cita con el gol. La cifra de once tantos durante este periodo nos deja momentos para la apoteosis como su hat trick en la vuelta de los cuartos coperos frente al Getafe, o golazos de bellísima factura como los conseguidos también en Mestalla ante Athletic o Krasnodar. A buen seguro que detalles de calidad de ese calibre no habrán pasado desapercibidos para un técnico asturiano, sin embargo, decidido a confiar en sus cualidades en las duras y en las maduras.

Parejo se afianza... ¡por fin!

Tan solo era el segundo partido de la carrera internacional del capitán che... algo que probablemente nadie hubiera dicho habida cuenta de su rendimiento. Tampoco a tenor de su manera de organizar y templar en la zona ancha. Y es que el medio madrileño no contempla el hecho no aprovechar al máximo la oportunidad que tanto le ha costado alcanzar.

A unos días de entrar en la treintena, la madurez que desde hace algunas campañas venía apuntando parece haber cobrado, de la misma forma, la senda de la regularidad. Exactamente aquella que le permite colocarse a la altura del jefe absoluto de la demarcación a lo largo de la última década Sergio Busquets para marcar el tempo del choque desde la sala de máquinas. La dura piedra de toque noruega puede dar fe de ello.