| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso
Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso

Filosofía económica para la recuperación: el abismo entre Sánchez y Ayuso

El autor, portavoz adjunto del PP en la Asamblea de Madrid, contrapone las recetas de Moncloa y Sol y las compara con casos que, a lo largo de la historia, han triunfado o fracasado.

| Pedro Muñoz Abrines (*) Opinión

 

 

En la reciente sesión de la Comisión de Presupuestos y Hacienda de la Asamblea de Madrid durante la comparecencia del Consejero de Hacienda para informar sobre las consecuencias fiscales de la crisis del Covid 19 en la Comunidad de Madrid, el portavoz de Más Madrid criticó mi intervención porque estaba llena de “filosofía económica”.

Aunque la crítica de Mas Madrid a las referencias de teoría económica parezca extravagante, en realidad tienen toda la lógica. La lógica de quienes pretenden hacer creer que, ante el gravísimo escenario de crisis económica y sanitaria en el que estamos inmersos, sólo hay un modelo único para la recuperación.

La izquierda quiere hacer pasar como algo automático e inevitable la implantación de su filosofía política y económica basada en más gasto y más impuestos. Pero es que esa política no es inevitable. Hay planteamientos distintos y más eficaces para abordar la crisis económica actual. No es solo una cuestión de filosofía, sino también de historia económica.

Tanto en Alemania, bajo el liderazgo de Ludwing Edhard a partir de 1948 , como en los Estados Unidos de Truman ,a partir de 1946 , se pusieron  en marcha profundas medidas reformistas . Se eliminaron los controles de  precios, se bajaron impuestos, y se liberalizaron ambas economías.

El principio de no gastar más de lo que se ingresa fue recuperado. Incluso en Estados Unidos el gasto público se redujo un 75%. El resultado fue por un lado el conocido “milagro económico alemán” y por otro, en Norteamérica, aunque el PIB cayó un 13% entre 1944 y 1947, lo cual tuvo más relevancia en términos de contabilidad que en la economía real, supuso un incremento del consumo privado del 22 %.

La compra en bienes duraderos se multiplicó por dos y la inversión privada bruta creció un 223 %. Por el contrario, el mitificado “New Deal” de Roosevelt de más gasto, más impuestos, más intervención en la economía , alargó la Gran Depresión durante 12 años.

 

La situación económica actual viene originada por la pandemia del covid-19.La expansión y letalidad del virus, mucho mayor de lo que el gobierno de Sánchez nos indicó, obligaba a decisiones sanitarias de enorme trascendencia.

La principal y más extendida ha sido el confinamiento obligatorio de la población, y por lo tanto el parón forzoso de la actividad de empresas, autónomos y comercios, que se han visto obligados a cerrar, en la mayoría de los casos, sus establecimientos.

Aunque para mí siempre ha sido algo falaz el debate entre crisis de oferta o demanda, en este caso, sin duda ,estamos ante una crisis de oferta. Desde esa perspectiva el planteamiento que hemos defendido en el parlamento regional se ha basado en cuatro puntos:

1.Una reapertura lo mas rápida posible. La economía no funciona como el interruptor de la luz, que una vez apagada  se puede volver a encender con la misma intensidad con solo tocar nuevamente el interruptor. La economía es algo mucho mas complejo.

Es como un deportista que cuanto más tiempo esté inactivo, más tiempo y entrenamiento será necesario para que sus músculos vuelvan a  su potencial inicial y así  recuperar el estado de forma original. No se trata de volverse loco e ignorar el riesgo del coronavirus, pero tampoco de establecer una falsa dicotomía entre salud y economía.

El confinamiento

España , a pesar de ser uno de los países con un nivel de confinamiento más estricto tanto en su alcance como en el tiempo, no ha obtenido los mejores resultados  contra la pandemia. Otros países que, sin embargo, establecieron medidas algo más relajadas de confinamiento, pero que lo hicieron con mayor anticipación , además de otras adicionales  como los test masivos, han tenido mejores resultados tanto en el ámbito de la salud como de la economía.

Por eso, no se entendía por parte del Gobierno de la Comunidad de Madrid y de la mayoría del tejido económico y social, la decisión del Ministerio de Sanidad de negar por dos veces el paso a la fase 1 de los escenarios de “desescalada”. Cuando el mantenimiento de confinamiento severo supone que más de mil personas al día pierdan su empleo, cada semana es un tiempo perdido, especialmente cuando los criterios esgrimidos sonaban a arbitrariedad.

2.Creación de un marco de desregulación que permita escenarios de mayor flexibilidad para el desempeño de los agentes económicos. La nueva situación de riesgo para la salud de miles de personas implica la necesidad de implantar medidas de prevención y minimización del riesgo.

Tales precauciones tienen que ser una serie de directrices básicas, pero sin llegar a una regulación detallada de cada actividad. Estamos ante un escenario nuevo, y por lo tanto, nadie cuenta con el conocimiento suficiente como para diseñar planes para todo el conjunto de la sociedad ni de sus actividades.

 

 

Va a ser imprescindible, en muchos casos reinventar y redirigir las actividades, procedimientos y objetivos de las empresas. Es precisamente en esta fase cuanto más protagonismo adquieren la innovación y la imaginación. Nadie mejor que cada persona, cada empresario, cada directivo, cada autónomo  para visionar la mejor manera de rediseñar su actividad.

Nadie debe decidir desde el ámbito público  qué y cómo hacerlo. Si un hotel quiere transformar su actividad, por ejemplo y de forma temporal , en alojamiento de larga estancia o en oficinas de networking, debemos establecer el marco normativo que lo permita de manera ágil y sin trabas.

3.Implantación y consolidación de un escenario de disciplina fiscal en el gasto e impuestos bajos. Es indudable que en los primeros momentos de la crisis, el gasto público sufrirá un notable incremento y que habrá una caída de los ingresos como consecuencia de que se pagarán menos impuestos por el freno de la actividad económica. Pero dicho desfase y déficit presupuestario tiene que estar vinculado exclusivamente a lo que se conoce como estabilizadores automáticos, que se compensarán posteriormente en un escenario de crecimiento.

Así, el objetivo tiene que estar dirigido a la rápida recuperación. Mas allá de los gastos directamente vinculados al ámbito sanitario y facilitar liquidez al tejido productivo, no se debe incrementar el gasto público y menos con nuevos programas de carácter estructural.

 

Tampoco en un momento de crisis, como la que estamos sufriendo, no es conveniente subir impuestos. Siempre son un desincentivo al crecimiento. Tal y como han puesto de manifiesto análisis publicados por  BBVA Research o el Banco de España,un incremento de los impuestos equivalente al 1% del PIB, puede suponer una caída de la actividad económica de entre un 0,7 y un 1,3%.Incluso, una bajada de impuestos en la medida de lo posible, siguiendo el ejemplo de los Estados Unidos y la Alemania de postguerra, sería una ayuda para el tejido productivo y la recuperación.

La confianza

4.Generación de confianza. En un escenario de incertidumbre de la magnitud que estamos viviendo, como consecuencia de los enormes interrogantes que el covid-19 nos plantea, la confianza es un elemento fundamental para conseguir la recuperación económica y en esa tarea, el papel del Gobierno de España es indispensable.

Por desgracia, el Gobierno de Sánchez no es precisamente el más idóneo para generar tranquilidad y buenas perspectivas. A la improvisación, los errores  y los bandazos en su gestión de la crisis sanitaria ,se une el desbarajuste de su política económica. Especialmente perjudiciales son sus declaraciones, anuncios e intenciones.

Ninguna confianza puede transmitir un gobierno cuyos ministros se dedican a atacar o agraviar a los sectores económicos: agricultura, automoción, líneas aéreas, turismo, tecnológicas o sector financiero ha sido ,en algún momento, objeto de los dardos del gobierno. Es difícil encontrar un solo porcentaje del PIB que no haya recibido un puntapié.

Si a este escenario, se le une el infame pacto con Bildu para derogar la reforma laboral, es evidente que es imposible confiar en un presidente del gobierno, como Sánchez, que negocia una cosa y la contraria ,engañando a las partes, que esconde el alcance de los acuerdos y los cambia cuando quiere, despreciando su propia firma. Por lo tanto, es indudable que si queremos confianza es necesario otro gobierno en España.

Es importante distinguir entre distintas filosofías económicas. Liberalismo y socialismo ni son iguales, ni producen los mismos resultados. Por eso es recomendable recordarlo en cada debate o intervención y no pienso renunciar a ello.