| 14 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Un guía marroquí explica a Sánchez y a su familia detalles de la ciudad de Marrakech.
Un guía marroquí explica a Sánchez y a su familia detalles de la ciudad de Marrakech.

Entre reptiles

Estamos en agosto overbooking, y, consecuentemente, la cargante ola de calor está sacando de entre las piedras caldeadas, algunas serpientes de verano o culebrones noticiosos.

| Pedro Nuño de la Rosa Edición Alicante

Estamos en agosto overbooking, y, consecuentemente, la cargante ola de calor está sacando de entre las piedras caldeadas, algunas serpientes de verano o culebrones noticiosos. En esta ocasión, nada menos que en el Congreso de los Estados Unidos pidiéndole a la NASA material de derribo extraterrestre con algún ET que no debió acabar tan bien como el de la película.

Lo de Pedro Sánchez bajándose al moro Mohammed VI, a lo que se le ve algo perjudicado por una vidorra consentida por más licencias mundanas que obligaciones califales, y seguidamente dinamitando desde Madrid los pocos puentes que nos iban quedando con la República de Argel, adversaria fronteriza de Marruecos por aquello de lo que todavía esconde el Sáhara, es inequívoco desdén a la cuantiosísima deuda de España (cercana ya a los 1500 € por habitante). Sólo el gas da en nuestro deber y en el haber argelino supera los 3.000.000.000 € anuales. El que luego Sánchez se vaya a Lanzarote cinco estrellas, isla que también reclama Marruecos para sí, no pasa de otra anécdota chulesca a la que tan acostumbrados nos tiene este presidente de Gobierno. Muchos partidos políticos y medios de comunicación guardan la “culebra” agosteña en el cajón del encantador para hacerla “boa constrictora” en el septiembre de las concesiones impropias trucadas con los independentistas, y sensu contrario del alarmado grito entre quienes desde una centroderecha responsable quieren una España que lo siga siendo.

Centroderecha, hoy descolocada por su extremo más conservador, y en pura crisis identidades tras el abandono de Iván Espinosa de los Monteros, arguyendo problemas intrafamiliares cuando, en realidad pesan más los políticos que apuntan a que el “no éxito” en las últimas elecciones generales, y tras los análisis de confesionarios demoscópico, se debió a la falta de unidad entre, (permitan el remedo machadiano) “un Vox que muere y un PP que bosteza”. Y así no se podía ir a ningún sitio, y menos aún a La Moncloa.

A los populares se le frenó la inercia a última hora perdiendo el esprint, y a los de Abascal el atrezo al no saber si ponerse la camisa negra de un Buxadé sin correajes, o la azul celeste y corbata Vía Condotti del ejecutivo Espinosa de los Monteros. Neoconservadores versus neoliberales en fratricida contienda que los dejó fuera de los altares del poder. Hoy dicen que dan la dote parlamentaria sin pedir matrimonio gubernamental consensuado: algo es algo, pero tarde. Y más temprano que tarde el maridaje Espinosa-Monasterio acabarán recabando para Feijóo, sea con carnet o como bisagra.

La víbora serpentea ahora por el pedregal de las coaliciones donde todos tiran a dar, pero esconden la mano. El “sí, pero” es, en general, preaviso tan inconcreto como disforme: y por aquello de diferenciarse (juntos, pero no revueltos) ¿qué le van a pedir al apolíneo Sánchez los del PNV que no hayan pedido ya EH Bildu? ¿Qué Puigdemont en búsqueda y captura, diferenciándose del condenado Oriol Junqueras? ¿Qué la “modelitos” Yolanda Sánchez y su amalgama también de siglas “sinistra italiana”, enfrentada ahora y a muerte con Pablo Iglesias, controlador de la mayoría podemita, cuando cada cual quiere colocar a sus lugartenientes en un futurible Gobierno?

Supongo que las vacaciones africanas le habrán servido a nuestro presidente para beber suficiente antídoto contra reptiles de diferentes venenos y enroscamientos, pero no le va a ser fácil, por no decir imposible, cuando lo echen al foso de los pérfidos que ya lo esperan ansiosos en el bazar de Monipodio: unos con las fauces abiertas, pidiendo lo imposible: independencia; otros haciendo sonar el cascabel de la amnistía sin retroceso; los más emboscados ensoñando una República Federal de Izquierdas.

Cuenta nuestro Romancero medieval que aquel infeliz y pusilánime rey Don Rodrigo, después de perder la guerra contra la invasión musulmana, mandó ser enterrado con una culebra para que lo devorara lentamente y así expiar sus pecados. Fin parecido le veo a Pedro Sánchez, no con una, sino con un bestiario de ellas y a cuál más dañina. Salvo que convoque elecciones de inmediato y el pueblo español se pronuncie por los reptantes, o por un sapiens consistente que soporte la próxima crisis, y deshaga los entuertos del caballo de Troya independentista en cuyo interior va creciendo el manzano del paraíso con todas sus tentaciones, empezando por el poder que nos hace creer semejantes a los dioses.