| 29 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Los dos Carlos para restaurar el poder alicantino

Éramos la guerra de todos contra todos. Ahora, los grandes directivos que se formaron en las patronales alicantinas comparten un proyecto común en el Gobierno valenciano.

| E.Martín Edición Alicante

Viene este artículo a cuento de la rara coincidencia de dos medios de comunicación provinciales, que mostraban al unísono su asombro por lo que calificaban como un “cambio de guion” en la pasada Noche de la Economía Alicantina. Según parece, el presidente de la Cámara de Comercio de Alicante, Carlos Baño, debió haber dirigido en ese acto sus críticas más acerbas contra el presidente de la Generalidad Valenciana, siguiendo un orden natural establecido en la época de Fernández Valenzuela. Y todo ello, por supuesto, justificado por la secular marginación sufrida por nuestra provincia.

Pero ¿qué se espera que hagamos los alicantinos en esta coyuntura? ¿Tirarnos piedras contra nuestro propio tejado? Con Carlos Mazón, los alicantinos volvemos a ser protagonistas de nuestro destino. Para nosotros, siempre arrumbados por la historia, siempre sacrificados para ofrendar nuevas glorias a Valencia, ha llegado la hora de liderar Comunidad, la hora de reencontrarnos con nosotros mismos.

Alicante está en el momento preciso para renacer: o es ahora o no será nunca. Es tiempo de construir Comunidad, pero no de arriba abajo, como dicen los charlatanes del cap i casal para vendernos baratijas mientras mantienen sus privilegios, sino de abajo arriba, como hacemos los alicantinos, que somos un pueblo duro, forjado a sí mismo.

Algunos informadores padecen la triste miopía de los hechos y nunca han sabido leer los augurios: este es el momento en que la sociedad civil alicantina está intentando cerrar heridas, después de una década de reflexión en la que hemos descubierto que somos los responsables últimos de nuestra propia irrelevancia.

Tras muchas puestas en escena, por fin dos alcaldes, Barcala y Ruz, se creen sinceramente lo que dicen respecto al poder de la unión entre sus dos grandes ciudades. No es el único signo: la rotativa de la Avenida Doctor Rico destierra a Napoleón y busca un perfil más contemporizador. Ya no les vale la política de tierra quemada.

Es también parte de ese movimiento de afirmación alicantina la rehabilitación de la memoria de nuestros grandes empresarios, como Joaquín Rocamora, Montes Tallón y Pedro Reig. Que los valencianos veneren a su Roig. Aquí paz y allá Gloria. Nosotros debemos rehabilitar la memoria de nuestros dirigentes patronales, que defendieron una provincia digna, en la que no había tutelas ni tutías.

La propia incredulidad de los periodistas deja claro hasta qué punto hemos sido hostiles contra nosotros mismos. Necesitábamos un abrazo de Vergara y el presidente Mazón nos ha dado la oportunidad. El propio president, en el homenaje a nuestros grandes empresarios, reconoció haber estado enfrentado con algunos de ellos. A nadie debe sorprenderle: éramos la guerra de todos contra todos. Ahora, los grandes directivos que se formaron en las patronales alicantinas, muchos de ellos también en conflicto, comparten un proyecto común en el Gobierno valenciano.

Durante los años de plomo, el conseller en la sombra, a la sazón presidente de la CEV, maniobró con el Botànic para destruir nuestra autonomía y usurpar nuestra representatividad, aprovechando nuestras reyertas rifeñas y nuestra baja autoestima, debilitado por años de protectorado valenciano.

Públicamente al menos, cada vez le hacemos menos gracia. Ahora tiene dos Carlos enfrente: Baño para ponerle en su sitio en la provincia de Alicante y Mazón para restaurar el poder alicantino en la Comunidad Valenciana, hoy más alicantina que nunca. Alzo la mirada: luce el sol y el cielo es azul.