| 29 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Ione Belarra y Yolanda Díaz
Ione Belarra y Yolanda Díaz

Moros y Cristianos

Estamos quedando mal con unos y peor con los otros, por nuestra política “bipolar” de un Gobierno central absolutamente desquiciado.

| Pedro Nuño de la Rosa Edición Alicante

En época de agnosticismo, practicismo materialista (tanto tienes tanto vales), transitando ya por el siglo XXI hacia conquistas impensables hace apenas 50 años: curación del cáncer y de otras enfermedades terminales, colonización de la Luna y Marte, sustitución de los combustibles fósiles, etc., de golpe y porrazo terrorista, en esta última ocasión palestino, volvemos a la Edad Media con sus tres enconadas religiones monoteístas: judíos, cristianos y árabes. Un periodo que los historiadores contemporáneos califican de “atraso”, “involucionista” y “oscurantista”.

Desde el medievo hasta el Renacimiento moros y cristianos torturamos, aprisionamos, quemamos y el mejor de los casos deportamos a mucho judío, seres abyectos e intolerantes con los Evangelios y el Corán que sólo aceptaban irrefutablemente la Biblia de las sinagogas. Precisamente el año de la constitución del último Estado de Israel (1948), después de una diáspora secular, en España mandaba Franco quien, junto con los masones, los había incurrido entre sus principales animadversiones católico-nacionalistas. Eso creó, o mantuvo, la ojeriza popular hispana contra el Estado ocupacionista de unos territorios palestinos mucho más allá del mandato y repartición de la ONU.

Propalestinos o proisraelíes dividen ahora a nuestra opinión pública; algo que me recuerda a la Primera Guerra Mundial, cuando nuestros ancestros se dividían en uno u otro bando germanófobo o angofrancófobo. Más o menos como en la Segunda Guerra Mundial, aunque el dictador español supo sortear al mismísimo autócrata Adolf Hitler. Ya habíamos tenido bastante con una tercera Guerra Civil en menos de un siglo.

Nuestra política actual forzosamente tiene que ser más cercana al mundo árabe, no sólo por correspondencia fronteriza con Marruecos y Argel, sino por intercambios fructíferos (gas, petróleo, minerales, bienes de consumo, productos hortofrutícolas etc.), concretamente en Alicante somos el puente pasajero entre Orán y Marsella, así como el puerto de Valencia acoge mucho trasatlántico y cabotaje comercial entre el norte de África y los puertos del sur de Europa.

Sin embargo, estamos quedando mal con unos y peor con los otros, por nuestra política “bipolar” de un Gobierno central absolutamente desquiciado. El presidente con su ecualizador Albares, ministro de Asuntos Exteriores pone a caldo genocida a Hamás y, por peligrosa extensión a Hezbolá y ISIS (terrorismos islámicos, mientras que Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales (imagino que palestinos más que españoles), se cisca en el gobierno hebreo pretendiendo llevar al presidente electo nada menos que al banquillo de la Corte Penal Internacional, el conservador Netanyahu. Y para que no falte de nada en esta parodia de la cena de los imbéciles, su compañera de Sumar y de gabinete ministerial, la comunista Yolanda Díaz, se alinea con los judíos versus palestinos.

Pere Aragonès va y suelta el disparate en el Senado de que Guardamar del Segura, y se supone que por extensión toda la Vega Baja, son catalanes

Con esa prepotencia de corta estatura que caracteriza a Pere Aragonès va y suelta el disparate en el Senado de que Guardamar del Segura, y se supone que por extensión toda la Vega Baja, son catalanes. Obviamente Carlos Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana, le ha respondido (aunque el otro ya había hecho un vergonzoso y cobarde mutis por el foro), que estaba insultando a los valencianos, y añado personalmente que, si tuviera los bemoles de decir eso en toda la provincia de Alicante, incluso y si me apuran en la C. V. Del uno al otro confín, saldría tan escaldado y a gorrazos como para no volver jamás. Salvo, eso sí, que la división acorazada de los mozos de escuadra y maulets de Junts per Cataluña nos ocupara militarmente vigilándonos con el ojo avizor de un Oriol Junqueras.

Ya está bien de tonterías separatistas y de chulos acojonantes de un contrapuesto Gobierno de la nación española, dislocado e insolvente. Este país ha sufrido demasiados golpes de Estado como para que unos y unas irresponsables tontainas nos devuelvan a otra dictadura encabezada por un salvapatrias bajo el engañador mensaje resolutivo de que era lo que pedía la inmensa mayoría.

Pero Sánchez debe convocar elecciones, o en su caso momentáneo y disuasorio pactar con Feijóo un gobierno transicional con el respaldo abrumador del Congreso y del Senado. Todo lo demás sería trocear al país (en la actualidad) más antiguo de Europa. Y eso, como nos demuestra el pasado, es balcanismo puro y duro. Con razón los independentistas defienden a Palestina en la Franja de Gaza, y, lo que es más hilarante, las feministas de Sumar, que allí deberían llevar el cubierto uniforme islamista.

Yhavé nos pille confesados a todos. Esto no son “filaes” con pólvora hueca, ni aquella España alfonsina de las 3 culturas, es un enfrentamiento entre civilizaciones, cuestión de supervivencia si ni llega a una paz inmediata.