| 29 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Jubilados disfrazados de la 'Casa de Papel', participan en una concentración
Jubilados disfrazados de la 'Casa de Papel', participan en una concentración

No soy nadie, pero... la libertad me autoriza

Otra cosa que me fastidia ahora, en este tiempo de faroleo, postureo y tontería mentirosa, es la pregunta: ¿usted qué es? Y siempre respondo lo mismo: yo no soy nada

| Manuel Avilés Edición Alicante

Hace unos años, dirigía yo entonces la prisión de Palma de Mallorca, me preguntó un periodista para hacer una entrevista sobre algún asunto escabroso  -ya saben, noticia es lo que molesta a alguien y, si no molesta a nadie, es publicidad-. Le contesté que podíamos hacer la entrevista cuando quisiera y el respondió. ¿Usted no tiene que pedir permiso para conceder una entrevista?  Mire usted  - le dije- yo soy libre, el cargo no me convierte en un lebrel ni en un pelota que debe estar arrodillado ante el jefe de turno por si algo le incomoda. Yo digo lo que pienso, lo reflexiono y respondo de lo que digo conforme a la libertad y al código penal.

Otra cosa que me fastidia ahora, en este tiempo de faroleo, postureo y tontería mentirosa, es la pregunta: ¿usted que es? Y siempre respondo lo mismo: yo no soy nada. Los mil y un puestos de trabajo, cargos públicos todos por mi antigua condición de funcionario, ya no sirven de nada. Si acaso para haber acumulado un poco de sabiduría sobre el terreno, que usted, deberá apreciar con lo que conteste y, si no la precia, tirar la entrevista a la papelera. No soy nada, solo un jubilado ruinoso, o sea nada, un escritor que intenta hacerse valer en cada libro o artículo que escribe. De nada vale el “ridiculum vitae”, que decía mi amigo Manrique Tejada, el ridiculum que puedas exhibir si lo que escribes es un bodrio solemne. Que estoy acostumbrado a expertos en seguridad, criminólogos de salón, perfiladores de tipos criminales, estrellas de la teletonta y catedráticos de la nadería, que tras dormir y aburrir a auditorios enteros, no dicen nada que no se pueda leer en la propaganda del supermercado más cutre, en el prica de la Tafalera, o en el carrefois o el lindel de las mil viviendas o del barrio de la Mina.

Esto supuesto, jubilado desocupado e inútil, ejerceré mi capacidad de crítica porque en las elecciones que se nos vienen encima – ya me lo dice el amor de mi vida a diario- nos jugamos mucho. Anoche me llamó por teléfono y por poco me da un síncope: cariño – dice con voz soñolienta- los socialistas son unos traidores. ¡Por Dios y por la Virgen! ¡Que susto, creí que llamabas para venirte a dormir a casa y la pastilla sabes que tarda una hora en hacer efecto! Nos iban a dar las tantas  y tú tienes que madrugar.

Déjame de socialistas traidores. Ya sé que la Generalitat es absolutamente inútil. Mese llevamos esperando que autoricen y registren un mera “Asociación Española de Encuentros Literrarios” y, desbordados de inoperancia, no tienen tiempo de responder. Ya sé que han recuperado el milagro de resucitar a Franco  - Ángel, no Francisco- y ponerlo otra vez, como modelo de renovación en la lista del Senado. ¡Viva la juventud!