| 30 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Santiago Abascal, Iván Espinosa de los MOnteros y Macarena Olona
Santiago Abascal, Iván Espinosa de los MOnteros y Macarena Olona

Retroalimentando a Vox

Conozco a varios profesores de Derecho Constitucional, y ninguno me ha sabido indicar en qué punto se desvía Vox de nuestra Carta Magna del 78

| Pedro Nuño de la Rosa Edición Alicante

Vaya por delante que me encuentro en las antípodas de todo aquello que pueda significar Vox y sus retardatarias ideologías conservadas en la naftalina de la Europa más rancia y guardiana del tradicionalismo inamovible por intolerante.

Pero no menos intolerantes, me resultan esos “sepulcros blanqueados” que acogiéndose al sanedrín de la democracia, como si ellos fueran los únicos capaces (auctóritas-autócratas) de impartir el “dogma” constitucional, disparan contra Vox como si fuese el único mono de feria en esta hoguera de las vanidades políticas, donde cualquier partido normalizado tiene mucho que callar y no presumir, a poco que rastreemos su pasado.

Parafraseando catilinarias: “El interés del Estado los requiere [a los líderes independentistas catalanes] no sólo libres, sino representando la ciudadanía que les han votado” dijo no hace mucho Pablo Iglesias, abusando, una vez más, de nuestra paciencia consentidora. ¿Entonces para qué queremos los tribunales, si el Gobierno los va a desautorizar ridiculizando la Justicia con esa doble vara de medir? Mientras Vox advierte entre quejumbroso y asustadizo que quieren ilegalizarlos como a batasunos, todos sabemos que los proetarras cambiado de siglas (Bildu), pero no de fines (País Vasco independiente y socialista).

El gran ideólogo del PSOE Largo Caballero abogaba por una España soviética cuando la democracia burguesa no diese más de sí, como en cierta ocasión le recordó la señora Montero a la señora Calviño. Y nadie hoy, ¿verdad Catilina? mandaría sus discursos a un quemador de papel, ni a los pudrideros sótanos de la censura oficial.

Ahora las encuestas sitúan a los de Abascal en hijos pródigos peperos a los que le va la marcha de la confrontación directa contra separatistas y podemitas

Ciudadanos, que en su originaria Cataluña, tuvo que escuchar lo de “traidores”, “fascistas”, “fachas”, y “putas” entre otras lindezas separatistas, ahora se le coge con papel de fumar “Quousque tandem abutere, Arrimadas, patientia nostra? cuando habla de Vox como compañero de coaliciones municipales y autonómicas.

Y ya lo del PP parece de juzgado de guardia democrática, porque sobradamente saben que la urna de Vox se cargó con decepcionados del escoramiento, por otra parte natural y lógico, de Aznar y Rajoy hacia un centro lindante con la socialdemocracia, creyendo que la espaldera de la derecha la tenían cubierta de por vida. Y ahora las encuestas sitúan a los de Abascal en hijos pródigos peperos a los que le va la marcha de la confrontación directa contra separatistas y podemitas; unos, exespañoles por no reciclables; otros, por lobeznos estalinistas con piel dialéctica de la Primera Internacional.

 

Conozco a varios profesores de Derecho Constitucional, y ninguno me ha sabido indicar en qué punto se desvía Vox de nuestra Carta Magna del 78; otro asunto, pero futurible, y en consecuencia cuento de la lechera, es que quieran cambiarla, pero no al punto de travestirla en irreconocible como también aspiran desde el PNV al más trotskista de los podemitas.

Aquí cuando se pierde una hostia parlamentaria ya sabemos a quién le va a dar en toda la jeta-macho; televisión española y socialista, por no hablar de las autonómicas del sistema botánico, hace de Vox cabeceras que resultan irrisorias en su nimiedad informativa; las entrevistas, pongamos por caso a un Espinosa de los Monteros, que vi el pasado sábado, ridiculizan a un entrevistador y para sí lo hubiese querido la Gestapo o la KGB (bueno, a ésta solo le han cambiado las siglas). Y cuando no tienen otra cosa que decir contra el desprestigio de todos los partidos políticos en general, orinan hacia arriba esperando que Vox se ahogue en el charco.

Y ese es el gran peligro que corremos los demócratas, que con tanto mentarla se vaya engordando a la bicha, hasta hacerla tan fuerte y poderosa como para convertir a la mona de feria en la madre de King Kong, y entonces sí que vamos a tener que salir corriendo.