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Pedro Sánchez, al límite: la militancia del PSOE enciende las alarmas

Moncloa ya ha empezado a aplicar un guión con el que quieren lograr permanecer cuatro años más en el poder. Sólo hay dos cuestiones que realmente podrían dar al traste con la operación

Pedro Sánchez ha metido al PSOE en un callejón sin salida.

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Pedro Sánchez imaginó un camino mucho más sencillo hasta su investidura, pero la realidad es que sus planes se han torcido y, de momento, ya no se presentará como presidente del Gobierno en la reunión de la Internacional Socialista el próximo sábado, tal y como él hubiera deseado. En Moncloa y en Ferraz empieza a instalarse cierto nerviosismo y desconfianza.

que está ahí agazapado y rondando las negociaciones: el miedo a la repetición de las elecciones. Y es que a pesar de que los resultados respaldan a Sánchez y le dan el cheque en blanco que buscaba para sus pactos, lo cierto es que, en medio de esa aparente victoria aplastante, hay dos datos que infunden cierto miedo.

Por un lado la participación. En un momento tan trascendental, solo el 60 por ciento de los militantes votaron. Por otro, el resultado. El 87 por ciento respaldó las pretensiones de Sánchez que incluyen la amnistía y lo que venga detrás. El 12 por ciento dijo que no. Es una cantidad muy considerable tratándose de militantes, socialistas de carnet, normalmente muy afines y fieles a Sánchez.

Las cuentas que echan en Ferraz, pero que no cuentan en público, es que si entre los socialistas militantes hay un 12 por ciento de disidencia respecto a los pactos de Sánchez, es muy probable que ese porcentaje sea mucho mayor entre los votantes. Eso refrenda la idea de que ir a una repetición electoral en estos momentos sería devastador para el PSOE.

El problema para Sánchez es que no ha sabido medir bien los tiempos. Y eso es raro. La foto con Bildu, el vergonzante acuerdo con ERC y la reunión del número 3 del PSOE con el prófugo Puigdemont en Bruselas le han dejado con el culo al aire. No es que se lave haya visto el plumero, es que se ha quitado la careta por completo. Y en ese escenario en el que ya todo el mundo ha visto lo que está dispuesto a hacer, no puede permitirse el lujo de someterse de nuevo al veredicto de las urnas.

En todo caso, no nos engañemos, tiene a tiro la investidura, aunque va a tener que sudar aún un poco, porque Carles Puigdemont le va a hacer sufrir, ceder y humillarse bastante más de lo que Sánchez imaginó hace unas semanas. El prófugo sabe que tiene la sartén por el mango y que ahora manda él. Y lo va a demostrar.