Hace un año Europa y Estados Unidos abandonaron Afganistán, dejando el país en manos de los talibanes. Pero también es el aniversario de aquella vergüenza en la que Pedro Sánchez fue especialmente activo: presentar la huida como una fenomenal operación de marketing, presumiendo de una supuesta labor humanitaria que hoy se demuestra infame: allí solo queda represión y abandono.