Café New York de Budapest, visita imprescindible
De nuestra visita a Budapest, decidimos centramos en el New York Palace, un edificio que nos transporta a la Belle Époque, sede del Hotel Anantara y su conocido Café New York.
Sí, cierto, Budapest tiene mucho que ver, decenas de monumentos o edificios que conocer, incontables planes que hacer, innumerables experiencias que disfrutar, grandes sitios en los que comer, cenar o tomar un cóctel y fantásticos museos y exposiciones, pero uno de esos planes, una de esas experiencias que no nos podemos perder, es el Café New York de Budapest, donde te transportas a otra época, nada más entrar.
¿Que por qué? Por sus columnas, los frescos de los techos, su mobiliario, las escaleras, las balaustradas doradas, las majestuosas lámparas, la vajilla, la comida, el exquisito servicio, la música en vivo de orquestas, pianistas, violinistas, etc., que hacen que el ambiente sea selecto y acogedor. Por algo fue catalogado ‘el Café más bonito del mundo’ (the most beautiful Cafe in the wold). Actualmente, es el café del que más fotografías son publicadas en Instagram. No hay edad para disfrutar y deleitarse con un sitio tan especial como este.
Situado en el corazón de Budapest, una de las capitales más singulares y fascinantes de Europa, Anantara New York Palace es una oda arquitectónica, de finales del siglo XIX, a la época de la Belle Époque, que destila el glamour del viejo mundo mezclado con el lujo contemporáneo. Un edificio señorial y una decoración en la que el mármol, los arcos y la gran escalera de piedra, son sus protagonistas, y en la que abundan las obras de arte y las antigüedades. Todo comenzó cuando la aseguradora New York Life Insurance Company decidió abrir su segunda sede en Europa, que hasta entonces solo tenía en París.
El New York Palace fue un proyecto del Alanos Hauszmann, arquitecto húngaro al que el emperador Franz Jozsef I otorgó la construcción del Palacio de Buda, en colaboración con Flóris Korb y Kálmán Giergl. El New York Café, dentro del propio edificio de la aseguradora, abrió sus puertas el 23 de octubre de 1894, reflejando el estilo de la Casa de los Habsburgo, con influencias del Renacimiento italiano, el Barroco, el Gótico y el Art Nouveau.
Diferentes formas de saborear el Café New York
Hay dos maneras de disfrutarlo. Una de ellas es entrando al propio Café, por el chaflán, la esquina entre la avenida Erzsébet y la calle Dohány, para tomar un café, un chocolate, algún manjar de su conocida repostería, como su postre de chocolate Valrhona, o incluso comer o cenar. En este caso, es muy aconsejable reservar con antelación, para evitar colas y que la experiencia sea perfecta. Puede que haya alguien a quien el precio del café le pueda parecer caro, a priori. Sin embargo, en el momento que levanta la taza para beberlo y observa los frescos, ese café se transforma en toda una experiencia, y su precio no supone ni una mínima parte de una entrada a cualquiera de los museos de la ciudad. Ya no es una simple bebida, sino una exquisita oportunidad, una gran experiencia. Es posible pedirlo con oro de 24 quilates y, efectivamente verás flotar el preciado metal sobre su espuma, aunque no le cambiará su fantástico sabor.
La otra forma, es alojarse en el Hotel Anantara New York Palace Budapest y disfrutar de este mítico Café a cualquier hora y en sitios privilegiados, a los que el público en general no puede acceder.
Experiencias gastronómicas ofrecidas por el Hotel
Por supuesto, El New York Café, dirigido por el chef Andras Wolf, es el corazón palpitante del hotel, donde se sirven suntuosas cenas acompañadas por músicos clásicos locales bajo techos con frescos, lámparas de araña venecianas y balaustradas doradas, donde los huéspedes alojados en el hotel pueden disfrutar de los sitios más idílicos del Café. Sin embargo, incluso dentro del propio Café, podremos vivir experiencias muy diferentes, como vemos a continuación.
El Deep Water Room, que es la zona más baja del New York Café, formada por un espacio rodeado de columnas de terrazo y estuco dorado, ofrece desayunos y cenas durante todo el día. El desayuno consiste en un fantástico buffet en el que nos aguarda una tentadora selección de panes y pasteles recién horneados, fiambres y ahumados, quesos, zumos naturales, frutas, etc., complementado con un menú de platos calientes salados y dulces exquisitos, a elegir. Una combinación muy especial de buffet y carta.
En la zona media y alta del New York Café, la experiencia será diferente. Si algún día de nuestra estancia en el hotel, nos apetece un desayuno diferente, si cabe más especial, tenemos el ‘breakfast by design’ (desayuno de diseño), con un menú a la carta que incluye platos de autor como los huevos benedict con caviar de salmón; tortilla con foie y trufa; tortitas húngaras con requesón, vainilla y fresas; gofres con frutos rojos, mascarpone y sirope de arce, etc. Este desayuno se sirve en la zona alta del Café, a la que se accede desde el hotel, todo ello acompañado por los zumos naturales que se nos puedan antojar o incluso por algún vino espumoso, y donde los músicos están muy cerquita y los frescos de los techos casi pueden tocarse. En esta parte, también es posible comer o cenar de carta, en la que se incluyen muchas de las especialidades húngaras, durante todo el día.
En el atrio del propio hotel, rodeado de las columnas y arcos que forman el edificio y coronado con un inmenso techo de cristal que ofrece al comensal una luz natural muy especial, está el llamado Atrium, donde el hotel ofrece cócteles excepcionales y refrigerios ligeros.
Para tomar una copa después de cenar, la mejor opción es El Poet Bar, un lugar íntimo decorado en roble y satén, que fuera en su momento lugar de encuentro de personalidades que debatían sobre los problemas de la época hasta altas horas de la noche. En la actualidad, es el lugar ideal para tener una amena charla en pareja o con amigos.
Y, si lo que se prefiere es algo más privado, el hotel brinda la posibilidad de servir su menú en la propia habitación o en una de sus suites, ya sea en el interior o en la terraza de la habitación, consiguiendo un ambiente íntimo para un momento en el que queramos celebrar algo especial.
Otra experiencia ofrecida por el hotel, pero fuera de éste, es la cocina gourmet húngara del Spice Spoons, a los pies del Parlamento de Budapest, donde de la mano de su chef ejecutivo Andras Wolf, el huésped del hotel puede descubrir, no solo los típicos platos de la gastronomía húngara, sino cómo realizarlos. El comensal entra en la cocina, con el delantal de cocinero, arremangado y con ganas de adentrarse en un nuevo mundo de sabores húngaros, para aprender a preparar platos tradicionales de una manera diferente y única, como los auténticos panes de Lángos y las diferentes salsas, mientras degusta un espumoso o un chupito de Palinka (aguardiente de frutas tradicional húngaro).
Otros planes ofrecidos por Anantara
Además de su restaurante, punto turístico obligado en todas las guías de Budapest, el hotel Anantara, de cinco estrellas, cuenta con habitaciones y suites de ensueño, Spa, piscina climatizada, sauna, baño turco, tratamientos basados en la filosofía curativa de las raíces tailandesas de Anantara, gimnasio, etc.
Fuera del hotel, ofrece excursiones para descubrir el alma de la ciudad y la campiña circundante, en una autocaravana Volkswagen Samba de época, conocer los rincones más ‘instagramables’ de Budapest y vivir experiencias inigualables como la de conocer artesanos locales y productores de Palinka.
El hotel nos puede reservar desde una romántica excursión en barco por el Danubio, hasta una de las mejores mesas del Gundel, un restaurante típico húngaro, muy especial por su decoración, el ambiente amenizado por el piano, el servicio y su gastronomía local.