ESdiario

Filtran las reiteradas fugas de Doña Letizia en solitario: Mahou y menú de 14 euros

Pilar Eyre tiene esta semana una sorprendente noticia en su blog de la revista Lecturas. La periodista catalana habla de la supuesta soledad de la Reina Letizia y de una sorprendente rutina que seguiría dos o tres veces al mes

La Reina Letizia. el pasado 27 de noviembre.

La Reina Letizia. el pasado 27 de noviembre.GTRES

David Lozano
Publicado por

Creado:

Actualizado:

Explica la cronista de Casas Reales, Pilar Eyre, que “en el colorido restaurante colombiano de Chamberí algún comensal vuelve discretamente la cabeza para mirar a la mujer de melena canosa y despeinada, cara lavada y aspecto cansado que come completamente sola en una mesa en un rincón. Podría ser la actriz Ángela Molina, aunque los seis escoltas que permanecen en el exterior de La Rochela delatan que se trata de la reina de España. Pero el resto de las personas, clientela habitual, no se sorprenden ya que están acostumbrados a que Letizia entre con tranquilidad en el local y tome asiento siempre al fondo, en la misma mesa. Es de cuatro cubiertos, pero la simpática camarera se apresura a retirar los otros tres servicios pues sabe que la reina no espera a nadie”.

Aporta más detalles: “Doña Letizia va vestida de manera informal, muy lejos de los trajes cuidadosamente medidos que suele llevar en las fotos, se nota que ha echado mano de la ropa que tiene en su armario particular: pantalón vaquero grandote, gabardina, jersey de cuello alto, botines muy usados. Un gran bolso que deja en el respaldo de la silla. Apenas mira la carta y pide el menú: tamales, cazuela de frijoles con varios tipos de carne y para beber, tachán ¡una cerveza! Mahou, por más señas. Acaba con un café fuerte. De esta manera se desmontan de un plumazo varios mitos que corren sobre la Reina que nadie sabe muy bien de dónde han salido: que come muy ligero, cuando los platos del restaurante son contundentes y abundantes, y que no bebe alcohol”.

Letizia: come, bebe cerveza y envía WhatsApp

Y desarrolla cómo transcurre la visita a ese modesto restaurante: “La comida transcurre en silencio, sin prisas. Letizia saca el móvil del bolso y lo deja sobre la mesa. Lo observa todo el rato de reojo. La persona que nos cuenta estos detalles, un parroquiano frecuente, nos comenta que envía whatsapps, muy concentrada, escribiendo muy rápido. Cuando acaba pide la nota, la lee y pone un billete de veinte euros encima de la mesa con un gesto que quiere decir quédese con la vuelta. Se levanta, se coloca unas gafas oscuras y sale”.

Y concluye Pilar Eyre: “Preguntamos cada cuánto va, nos hacen un gesto vago, cada quince días, cada tres semanas... ¡desde hace tiempo! ¡Meses! Hasta que alguien dio el soplo y se le hicieron unas fotos a la salida en las que aparecía avejentada y desfavorecida y desde entonces no ha vuelto más. Ese es el precio que tiene que pagar Letizia, que su privacidad dure menos que la vida de una flor. Pero la gran pregunta es ¿qué hacía la reina sola en ese restaurante? El sitio es sencillo, familiar y de precios módicos, el barrio es elegante. Quizás estaba haciendo tiempo para una cita o quizás quería sentirse por unos momentos como una persona normal. Anónima, como cuando era periodista y si la reconocían era porque salía en la tele y lo máximo que le pedían era un autógrafo”.

tracking