Kiko Hernández se carga La Familia de la Tele con una confesión inesperada
Quien fuera uno de los iconos del Sálvame ha quedado fuera del programa de La 1 y eso le ha evitado aguantar el chaparrón del fracaso y, además, anota buenos resultados en TEN

Carlota Corredera y Kiko Hernández, el pasado abril en Madrid.
Las palabras no siempre hacen ruido cuando se pronuncian, pero algunas suenan como bofetadas. Kiko Hernández, experto en frases que cortan, ha roto el guion de la lealtad nostálgica que parecía unir a los ex de Sálvame. Y lo ha hecho desde Tentáculos, el espacio de TEN que, sin hacer demasiado ruido, se ha convertido en su nuevo hogar. Un refugio sin fuegos artificiales… pero con datos que no engañan.
Porque lo que ha dicho Kiko no es solo una confesión personal, es también una confesión profesional: el invento de La Familia de la Tele en TVE no ha funcionado. Es, en el fondo, un palo elegante —pero directo— a sus antiguos compañeros, y sobre todo al concepto de "familia" que tanto han paseado por platós, ruedas de prensa y redes sociales. Hernández se ha desmarcado sin alzar la voz, como quien no quiere hacer sangre... pero sabe dónde pinchar.
“Me dejaron solo. Con alguien con quien no me hablaba desde hace dos años”. Con esa frase, Kiko no solo dibujaba la incomodidad de sus primeros días en TEN, sino también la fractura real de un grupo que se promociona como inseparable. La "piña" de Telecinco, la troupe de las sobremesas más gamberras, parece haberse secado al sol de la indiferencia y el fracaso. Porque mientras Tentáculos da cifras más que dignas en su franja y contexto, el experimento de La 1 sigue escarbando suelo cada tarde, sin encontrar fondo ni fórmula.
Y no es casual. La Familia de la Tele, ese formato repleto de rostros populares y guiños al pasado glorioso de Sálvame, no ha sido un capricho de programación. Según apuntan fuentes del propio ente público, el programa fue una apuesta personal de José Pablo López, ahora presidente de RTVE, en una operación impulsada desde La Moncloa. Sí, el intervencionista Gobierno de Pedro Sánchez que ha colonizado todas las instituciones, incluyendo claro está RTVE. Como si una reunión de amigos del corazón pudiera funcionar como salvavidas político. Pero la audiencia es terca, y los espectadores —a diferencia de los despachos— no se rinden al eslogan y huyen a miles del programa de La Osa Producciones.
Desde su nuevo plató, Kiko Hernández ha lanzado su relato con más autenticidad que rencor. Ha hablado de soledad, de incertidumbre, de comenzar sin saber con quién compartiría mesa. Y también, con una honestidad que desarma, ha reconocido su miedo y su proceso. Pero ahí está, firme, sonriente, diciendo en voz alta que hoy se siente “uno de los hombres más felices del mundo”.
Mientras, al otro lado del televisor, sus excompañeros —Belén Esteban, Lydia Lozano, Laura Fa, Kiko Matamoros, María Patiño o Alba Carrillo— lidian con un programa que no arranca, que no emociona, que no conecta. Una especie de Titanic sin banda sonora, donde las viejas glorias no encuentran ni iceberg ni puerto.
A veces, el mejor golpe es seguir en pie cuando todos te daban por descolgado. Y Kiko Hernández, con sus frases y su discurso pulido, acaba de firmar el epitafio más demoledor para La Familia de la Tele.
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Candela Alba