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realiza actos como beber orina a cambio de donaciones

Auge y caída viral de Simón Pérez: de economista a narrar su espectáculo de autodestrucción en Kick

Tras perder su carrera por un vídeo viral en 2017, su esposa Silvia Charro busca distanciarse mientras él admite usar el dinero recaudado en drogas. Su trayectoria, que incluye dirigir Green Capital y Neotecalia, queda eclipsada por una crisis personal que alarma a los internautas.

Simón Pérez.

Simón Pérez.Redes

David González
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Hace una década Simón Pérez era un economista y divulgador financiero muy reclamado por las tertulias televisivas. Hoy se encuentra atrapado en una espiral de degradación que ha encendido las alarmas entre los internautas. Desde la plataforma australiana Kick, al margen de la normativa española sobre juegos de azar, Pérez se graba en directo realizando actos que rozan lo inhumano: bebe su orina, se vierte cubos de vómito sobre la cabeza y se somete a vejaciones a cambio de donaciones de sus seguidores. 

“Si no está Silvia [Charro, su pareja], el canal va de esto, de meterme hasta que me cierren la cuenta o me muera”, confesó en su última transmisión, con un tono que destilaba desesperación y desafío. Los espectadores, en un juego morboso, financian este circo de humillaciones, mientras él admite sin tapujos que el dinero recaudado se le escapa en cocaína. “Veo que cobro y empiezo a pillar”, ha llegado a declarar.

La historia de su auge y caída viral comenzó en diciembre de 2017, cuando un vídeo sobre hipotecas a tipo fijo, grabado junto a su pareja Silvia Charro, para el canal de YouTube de Periodista Digital se viralizó por las razones equivocadas. La pareja, que parecía bajo el efecto de alguna sustancia, dio el salto a la fama al mismo tiempo que al escarnio. 

Simón Pérez y Silvia Charro en el vídeo que les hizo virales.

Simón Pérez y Silvia Charro en el vídeo que les hizo virales.Redes

En sólo unas horas Pérez perdió su puesto como profesor y director del máster en Finanzas Internacionales de la Universitat Abat Oliba CEU, mientras que Charro fue despedida de su trabajo como consultora en Engel & Völkers. Según ellos, 600.000 euros en acciones se desvanecieron en un día, un golpe que marcó el inicio de su declive. El País apunta que Charro, hastiada, busca ahora romper su relación con Pérez, quien parece empeñado en tocar fondo.

Tras el escándalo, la pareja intentó recuperar el rumbo con SS Conexión, un canal de divulgación económica que prometía ser un faro de conocimiento. Además, fueron invitados a varios shows televisivos como en Sálvame Deluxe y hubo hasta quien abrió una solicitud en Internet para recabar firmas pidiendo que dieran las campanadas. También Risto Mejide los llevó a su Chester. Durante un año, intentaron mantenerse a flote con una sección en Cazamariposas de Divinity, pero fue un esfuerzo estéril.

El hundimiento

Sin embargo, el proyecto digital derivó hacia un espectáculo sórdido que ha llevado a los internautas a pedir ayuda a las autoridades. En Kick, Pérez no solo participa en apuestas ilegales en España, sino que se somete a actos degradantes para mantener el flujo de donaciones. Hace un mes, Charro anunció que su pareja había ingresado voluntariamente en un centro psiquiátrico para tratar su adicción. “Ha intentado dejar de consumir varias veces sin éxito; por eso buscó ayuda profesional”, explicó en un vídeo, suplicando a los seguidores que no lo incitaran a recaer. Pero la determinación de Pérez duró poco: al día siguiente, solicitó el alta voluntaria, retomando su descenso al abismo.

Hoy, Pérez dirige Green Capital, una empresa dedicada a la producción de derivados del cannabis con estándares farmacéuticos. Aunque logró captar un millón de euros y 90 socios, el proyecto arrastra deudas que amenazan con hundirlo. También es director financiero de Neotecalia Credit Consulting, una consultora de soluciones financieras y de suministros. Sin embargo, su trayectoria profesional queda opacada por un presente que lo muestra como un hombre roto, atrapado en un ciclo de autodestrucción que preocupa a quienes aún recuerdan al economista que pudo ser y no es.

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