En el peor momento de rumores, Paz Padilla desvela lo mejor de Iker y Carbonero

Sara Carbonero e Iker Casillas son uno de los matrimonios más estables y envidiados de la prensa rosa pero lo cierto es que durante estos últimos meses han sido noticia porque  sobre ellos planea la sombra de la crisis sentimental. 

Hace mucho tiempo que no les vemos juntos y desde que se instalaron en Madrid y Carbonero haya empezado de nuevo su vida laboral, los rumores han crecido más y más.

Lo cierto es que han pasado muchos baches a lo largo de su matrimonio, algunos en los que ninguno de ellos podían hacer nada. Entre la enfermedad de la periodista y el infarto que sufrió el portero hace dos años se dice en los mentideros que no han vuelto a ser los mismos.

Este miércoles Carbonero cumple 37 años y lo hace con un aspecto inmejorable pero rodeada de rumores a pesar de que la esperada portada de Hola de esta semana lejos de anunciar la ruptura de la pareja, como se especuló con fuerza horas antes, lo que hace es confirmar que siguen juntos y sin intención de separarse. Según la revista, no solo no están mal, sino que viven ajenos a las especulaciones y tienen la intención de celebrar el cumpleaños de Sara en familia junto a sus hijos Martín y Lucas.

Precisamente de estos rumores de inminente separación se hicieron eco este martes los miembros del equipo de Sálvame. Todos coincidían en que de ser ciertos serán los protagonistas los que acaben confirmando la noticia.

El exfutbolista y la periodista han sido una de las parejas de la socialité por excelencia. Belén Esteban recordaba, por ejemplo, el mítico beso que se dieron durante el Mundial de Sudáfrica y que conmovió a España. Además, muchos de los presentes destacaban la cercanía de la pareja en los momentos en los que se los han encontrado.

Fue entonces cuando Paz Padilla revelaba una preciosa anécdota. Explicaba la presentadora que la hija de su marido Antonio era fan de Iker, así que le pidió a Sara si podía darle una camiseta del portero para regalársela. "Me dijo que me lo dejaba en la garita. Cuando llegué vi que me había dejado diez camisetas firmadas por él, relojes... Yo agradecidísima porque la hija de mi Antonio se volvió loca con todas las camisetas", explicó recordando con ternura.