Gonzalo Miró habla de su sueldo en RTVE y desata el escándalo: “¿Cuánto costamos?”
El tertuliano estrella del ente público evita detallar la cifra exacta, se escuda en 47 millones de contribuyentes y provoca un debate sobre privilegios salariales que alimentan el descrédito ciudadano hacia la televisión estatal

Gonzalo Miró, en una imagen de archivo
En una sorprendente intervención en El Partidazo de COPE, Gonzalo Miró, recientemente fichado por RTVE para copresentar el programa vespertino Directo al grano, fue puesto contra las cuerdas al ser cuestionado sobre su salario en la cadena pública.
El debate saltó cuando Juanma Castaño le preguntó directamente: “¿Cuánto nos estás costando a los españoles, Gonzalo?”. Miró respondió con una retahíla de evasivas y humor: “Un poquito más de lo que me pagáis aquí”. En la línea de lo que dijo durante su presentación, siempre evasivas aderezadas como si fuera humor: “Si voy a recibir dinero de todos los que estamos aquí… si es de 47 millones de personas, será una parte muy pequeña”.
Dicho así, parece una broma liviana en un programa de entretenimiento. Pero cuando el colaborador de la televisión pública se ve obligado a responder por el coste de su contratación, el contexto adquiere tonos muy distintos. Su reciente fichaje en RTVE generó ya polémica por el trasfondo político y el entorno en el que se mueve: Miró procede de un entramado mediático vinculado al entorno del Gobierno, lo que alimenta la percepción de enchufismo e influencia del poder sobre el ente público.
El hecho de que un colaborador mediático evada dar cifras concretas –y lo haga en clave de chanza– amplifica la sensación de opacidad. ¿Cuántos ronda exactamente su contrato en RTVE? ¿Hasta qué punto se considera remuneración pública verificable? Y, sobre todo, ¿qué mensaje lanza a los ciudadanos pagar por un salario que no se revela o se trata con ligereza?
La cadena pública, por su parte, mantiene que el acuerdo se firmó dentro del marco legal, aunque fuentes parlamentarias confirman que hubo preguntas formales en el Congreso sobre su cuantía. El sindicato CCOO de RTVE ha criticado además algunos comentarios de Miró por su estilo informal y por vulnerar principios de neutralidad informativa.
Pese a todo, Miró esquiva el foco y opta por ironizar ante la pregunta sobre su salario, como si fuera uno más de sus chistes en plató. Pero en plena crisis de credibilidad del servicio público de televisión, los chistes tienen poco efecto cuando lo que está en debate es la transparencia del gasto público.
El episodio pone de manifiesto una tensión estructural: la necesidad de legitimidad del ente público ante sus usuarios, frente a las contrataciones de perfiles que mezclan entretenimiento, opinión política y salario sostenido por todos los ciudadanos. Gonzalo Miró, con su evasiva, ha lanzado una pregunta a la audiencia: ¿Cuánto vale la información y quién paga por ella?