"Una terapia integral", cuando la psicología conquistó las tablas escénicas
Los profesionales de la interpretación Antonio Molero, Marta Poveda, Esther Ortega y César Camino dan vida a cuatro amigos que necesitan aparcar su equipaje arrastrado por la vida. En el Teatro Figaro de Madrid
Cuatro intérpretes. Puesta en escena que recuerda a una panadería gourmet. Comercio de grandes hornos para hornear o quemar. Quizás podría ser un crematorio con regreso la escenografía de la función Una Terapia Integral. Lo lo que sucede, así lo transmite. Vidas dispersas y complicadas. Sin saberlo. O sin querer conocerlo. Desnudez de verdades. Todos tienen algo de lo que desprenderse. En el teatro y fuera del proscenio. Una Terapia Integral se representa en el mítico Teatro Fígaro en el centro de Madrid. Entre la plaza Jacinto Benavente y Tirso de Molina. Todo muy teatral. Entre lugares y nombres.
Los profesionales de la interpretación Antonio Molero, Marta Poveda, Esther Ortega y César Camino dan vida a cuatro amigos que necesitan aparcar su equipaje arrastrado por la vida. Al principio, sin intención. Al final, con mucha necesidad de despojar sus anteriores vidas. Una comedia con mucha reflexión actual de Cristina Clemente y Marc Angelet que te saca la sonrisa y también unos minutos para pensar dónde nos hallamos y hacía dónde nos dirigimos. Una función de teatro que pretende llegar mucho más allá. En algunos momentos roza el género del melodrama. No llega a la tragedia porque tiene un final feliz. El horno de la panadería no quema personas. Elimina historias e historietas personales.
La función de teatro Una Terapia Integral es éxito de público y crítica. Permanecerá en cartel esta nueva temporada. El público quiere comedia. Los asistentes necesitan teatro culto para hacer tambalear los cimientos de vidas propias. O propias vidas.