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HACE 213 AÑOS

El ejército de Napoleón entró en Valencia

“Después de cuatro días de asedio el cap i casal capituló ante el Mariscal Suchet, que entró victorioso en la ciudad el 9 de enero de 1812, tal día como hoy de hace 213 años

Cuadro sobre el alzamiento popular de Valencia contra Napoleón

Cuadro sobre el alzamiento popular de Valencia contra Napoleón

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En 1808 Valencia había resistido el primer intento de invasión francesa gracias al heroísmo del Padre Juan Rico -mi ilustre paisano-y de Vicente DomenechEl Palleter”, que movilizaron a la población en contra del Duque de la Conquista, quien había decidido, a las primeras de cambio, rendir y entregar la ciudad al General Moncey; pero ante la brava amenaza del Padre Juan Rico, que consiguió introducirse en el Palacio y exigir al Capitán General la declaración de guerra al francés, con seria advertencia de enfrentarle a todo el pueblo, impidieron la entrada de Moncey; el General francés tuvo que levantar el sitio de Valencia.

Esta gesta es conocida como la Revolución de Valencia. Aunque cuatro años después de aquel primer asedio, en 1812, como decíamos al inicio, el Mariscal Suchet -una de las figuras más destacadas de la invasión francesa- que había entrado ya en Lérida, Tarragona, Tortosa, Morella y Sagunto, acabó con la resistencia de Valencia.

Curiosa y lamentablemente, en ese mismo momento, las autoridades de la ciudad protagonizaron un hecho insólito como fue ordenar el derribo del Palacio Real de Valencia, para “evitar que los franceses se refugiasen allí”.

El Palacio Real, había sido residencia de los Monarcas del Reino de Valencia durante casi ocho siglos. Se construyó en el siglo XI por el Rey moro Abd Al Aziz; transformado en Alcázar por Jaime I en el Siglo XIII y reconstruido por el Rey Pere El Ceremoniós en el Siglo XIV.

También era conocido como “el Palau de les trescentes claus”, (Palacio de las trescientas llaves) por el número de habitaciones que tenía.

Estaba situado en la que hoy es “calle del General Elío”, junto a Viveros; y parte de su estructura yace enterrada debajo de la calzada. Un lamentable atentado al patrimonio histórico y cultural del Reino de Valencia que no tiene justificación, al menos para mi.

El Mariscal Suchet recibió el título de Duque de la Albufera, tras tomar Valencia, fue nombrado Gobernador del Reino de Valencia; cambió a todas las personas al frente de las instituciones valencianas para situar a afrancesados. Se instaló en el Palau de Cervelló, y consiguió los máximos honores por la capitulación de la ciudad.

Sin embargo, Suchet, que también había vencido en 1808 a los generales Blacke y O’Donell, fue derrotado, después de tomar Yecla y Villena, y por supuesto Valencia, en la segunda Batalla de Castalla por los Generales Murray y Elío al frente de un poderoso ejército subido desde Alicante; y con la inestimable colaboración de los castalluts que, con una magnífica estrategia distrajeron a los franceses en Biar y Onil para que el inglés Murray entrase en Castalla; fue el 13 de abril de 1813.

Este fue el punto de inflexión de la invasión napoleónica, sobre todo después de la derrota de Arapiles medio año antes. Suchet abandonó el Reino de Valencia y cruzó el Ebro camino de Francia.

Con la firma del Tratado de Valençay, en diciembre de 1813, Napoleón devolvió la Corona de España y liberó a los dos monarcas -padre e hijo-, aunque Fernando no tuvo prisas en regresar a España, se sentía muy a gusto con los Bonaparte; no volvió hasta cuatro meses de su.

Manifiesto de los Persas

Al regreso de su cobarde estancia en Bayona, Fernando VII, llegó a Valencia el 16 de abril de 1814. Tras su entrada triunfal se alojó en el Palau de Cervelló, donde el 4 de mayo, amparándose en el Manifiesto de los Persas, banal excusa, algo innecesario para él, derogó la Constitución de Cádiz de 1812, disolvió Las Cortes y ordenó el encarcelamiento de los liberales.

El Manifiesto de los Persas -llamado así por su estructura y redacción- fue un escrito presentado al Rey a su llegada a Valencia en el que un número de Diputados, inferior al tercio de la Cámara, contrarios al liberalismo, pedían a Fernando VII que derogase la Constitución, algo que el Monarca ya tenía premeditado.

Una semana después, los Generales Eguía y Elío, asestaron el golpe definitivo tomando la Capital de España el día 10. Fernando VII tuvo una entrada en Madrid, el 13 de mayo, apoteósica.

El texto del Real Decreto de Valencia del 4 de mayo de 1814, fue el siguiente:

“Declaro que mi real ánimo es, no solamente no jurar, ni acceder a dicha Constitución, ni a Decreto alguno de las Cortes Generales y extraordinarias, y de las ordinarias actualmente abiertas; a saber, los que sean depresivos de los derechos y prerrogativas de mi soberanía establecidos por la Constitución y las leyes en que de largo tiempo la nación ha vivido, sino el de declarar aquella constitución y decretos nulos y de ningún valor ni efecto ahora ni en tiempo alguno. Como si no hubiesen pasado jamás tales actos y se quitasen de en medio del tiempo y sin obligación en mis pueblos y súbditos de cualquier clase y condición a cumplirlos ni a guardarlos”.

Fue el retorno del absolutismo y de la represión a España; también el adiós a la esperanza de la Ilustración aunque hubiese sido de la mano de los franceses.

Comenzó el Sexenio Absolutista (1814-1820) que finalizaría con la Revolución de Riego; pero, lamentablemente no acabaría ahí la cosa.”

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