El año de Verstappen

Arranca este fin de semana en Spielberg (Austria) el Mundial de Fórmula 1 más impredecible de los últimos tiempos, de momento con solo ocho pruebas confirmadas (algunas doblando circuito) aunque Liberty asegura que serán más. La inactividad de los pilotos, el parón obligado en (casi todas) las fábricas, la variación de implantación respecto al reglamento 2021, los cambios de volante confirmados para el próximo curso con Carlos Sainz refulgiendo ya en rojo pese a vestir de papaya, el runrún de que Fernando Alonso podría sentarse de nuevo en un Renault mucho antes de lo que cualquiera podría prever… y por encima de todo eso, un fabuloso piloto que tiene ante sí la posibilidad de hacer historia como más le puede gustar: el holandés Max Verstappen, que por las circunstancias del Mundial y por donde arranca se erige como gran favorito ante el gran dominador de los últimos tiempos, Lewis Hamilton.

Estamos en una era, la de los propulsores híbridos, en la que Mercedes AMG ha dominado con mano de hierro a todos sus rivales, por activa (motor) y alguna vez también por pasiva (aero). Lewis Hamilton, ahora metido a versión deportiva de Greta Thunberg, ha conseguido convertirse en un piloto de leyenda gracias a su Flecha de Plata: cinco de los seis últimos títulos reposan sobre la chimenea de su londinense mansión de Kensington y sólo claudicó cuando un gallo se le revolvió en su mismo corral: Nico Rosberg, a quien la Prensa anglosajona masacraba apodándole Britney (Spears).

El esfuerzo sobrehumano del hijo de Keke para conquistar el Mundial 2016 acabó con el germano fuera de la F1, exhausto. Pero demostró que cuando Hamilton no va en carroza ni vestido de seda es un piloto que comete errores. Y no uno de vez en cuando, sino muchos. Aún así, Mercedes ha decidido cambiar el plateado de la librea de sus coches por el negro para contentar a Lewis y sus ansias reivindicativas, todo con tal de que renueve el contrato que vincula al británico con la de Brackley y que expira cuando acabe la presente temporada.

A eso se aferrarán Mad Max Verstappen y su Red Bull RB16. Con todas las fábricas cerradas durante el confinamiento por el Coronavirus, Honda, motorista del equipo austriaco, ha podido trabajar en el motor mientras los demás fabricantes sufrían 63 días de parón gracias a una argucia reglamentaria. Además, el equipo ya ha advertido que tras los tests de Barcelona tenían previstas mejoras en su paquete aero y que estarán disponibles ya en Austria.

El holandés volador lleva dos años consecutivos ganando en la casa de Red Bull, y las dos primeras carreras de las ocho del campeonato son allí. Si el hijo de Jos es capaz de repetir en ambas, Hamilton se sentirá muy presionado desde el principio y eso podría llevarle a cometer errores no esperados…

Tormenta Vettel en Ferrari

Más lejos de Mercedes y Red Bull, que aparecen como claros candidatos al título, figura Ferrari. Il Cavallino está sumido en plena tormenta Vettel: mantener a un cuatro veces campeón del mundo en una temporada tan atípica como ésta y sabiendo que no va a seguir puede ser un tormento, más aún si el SF1000  es de un perfil tan bajo como el mostrado en los tests invernales de Barcelona. Leclerc, la gran esperanza en Maranello, tira balones fuera y espera que Vettel, tras la desastrosa pasada temporada, no le mande fuera de pista también a él.

La sorpresa puede ser el 'otro’ Mercedes, el RP20 de Racing Point, para muchos una copia del Mercedes W10 del pasado curso y para Helmut Marko, gran jefe de Red Bull, algo más que eso: “Es el mismo coche”. El punto débil de la escudería de Lawrence Stroll está en los cockpits: Lance tiene volante por lo que lo tiene, mientras que Checo, un seguro de vida en el cuidado de los neumáticos, suele atolondrarse en condiciones de mucho tráfico.

Y eso es precisamente lo que se encontrará en la montonera: los Renault (ya veremos si con Alonso y sin Ricciardo a lo largo de esta misma temporada, como avanzó la SER), los Alpha Tauri (antigua Toro Rosso) y veremos dónde andan los Haas y su inefable Gunther Steiner, uno de los tipos más carismáticos del paddock gracias a Netflix y su Drive to Survive. Con que logre una temporada sin accidentes entre Magnussen y Grosjean habría que sacarle en hombros.

Carlos Sainz, ante un año nada fácil

Ahí, en esa montonera, deberían pelear Carlos Sainz y su McLaren MCL35, en las últimas carreras que disputarán juntos. No va a ser un año fácil para el hijo del Matador: el año pasado la realización televisiva le obvió de manera insoportable durante todo el campeonato, pese a ser el primer piloto del resto, y ahora estará en el foco por su fichaje por Ferrari para 2021. Y encima, en un equipo británico donde Landon Norris, su coequipier, también es británico y la gran esperanza de futuro del automovilismo en las Islas. Que Carlos sea capaz de mantener su status en el equipo hasta su marcha sería una magnífica noticia que le daría aún más empaque a su llegada a Maranello para el próximo curso.

Quedan Alfa Romeo y Williams, que previsiblemente cerrarán, por este orden, las clasificaciones. Raikkonen ya no está para demasiados trotes y su conducción no logra adaptarse a los Pirelli y Giovinazzi ha visto cómo la puerta de Ferrari se le ha cerrado en las narices. Mientras, la de Grove agoniza buscando aire con el que respirar. Duele, duele mucho ver a una histórica como Williams sumida en la situación en la que se encuentra, al borde de la quiebra si no encuentra una salida económica viable. Cualquier pasito que pueda dar, cualquier punto que pueda recolectar, será una victoria para todos los que amamos este deporte.