| 29 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El hijo devora al fútbol

El retorno económico de antaño ahora está en los videojuegos deportivos. Las audiencias ya no quieren ver a sus héroes en la tele, sino jugar con ellos en sus consolas.

| Miguel Queipo Deportes

Estos días se ha filtrado en Estados Unidos que el gigante del entretenimiento Disney está buscando compradores para una de las patas de su banco, ESPN, el gran canal deportivo de la empresa de Mickey Mouse a la par con Fox Sports.

La noticia no tendría especial trascendencia más allá de los círculos inversores si no fuera porque el chivatazo desvela que Disney se ha dado cuenta de que el deporte, todo, ya no ofrece el retorno económico de antaño, que ahora está… en los videojuegos deportivos. Las audiencias ya no quieren ver a sus héroes en la tele, sino jugar con ellos en sus consolas.

Y buena parte de este tremendo varapalo en ciernes sobre todo el deporte mundial, porque afecta de la NBA al béisbol pasando por los deportes de motor, la tiene el fútbol. El fútbol, o más bien eso que se ha dado en llamar la industria del fútbol, ha dinamitado su propio abrevadero y en breve le tocará peregrinar hasta el Serengueti en busca de agua fresca, evitando los peligros del camino, para intentar sobrevivir.

Una gran parte de los lectores de estas líneas conocerán perfectamente el videojuego futbolístico por excelencia, ese que consigue que hasta sea noticia quién será el jugador que ilustre su portada. El título es una birria infame, desde sus orígenes. Se parecía al fútbol como un huevo a una castaña. Sí, eran once contra once con un balón de por medio, pero ya está, porque era (y sigue siendo) infumable.

Aún así, aquello cuajó entre la chavalería (hoy ya no tan chavalería) y arrasaba, y sigue arrasando. La 'industria del fútbol’, esos tipos a los que Valdano definió tan bien hace unos días (“Cada vez más expertos en áreas más pequeñas que animan un flujo interminable de problemas menores que nadie les pidió que descubrieran ni que solucionaran”), vieron la posibilidad de sacar el cazo a pasear: derechos de uso de nombres de clubes, de estadios, de jugadores, marcas deportivas y patrocinadores, competiciones, representantes… Y de repente, el fútbol se volvió majareta.

En vez de obligar a que el videojuego se pareciera al fútbol real, decidieron cambiar el fútbol real para que se asemejase al videojuego. ¿Que si tienes a un tipo con velocidad 95 va a burrear a otros con 75 en ese apartado aunque el resto de sus características sean iguales o parecidas? Que el fútbol sea para atletas y solo para atletas, obviando a los talentosos, con comisionistas de por medio.

¿Que los árbitros no fallan? Nos inventamos el VAR, la tecnología de la línea de gol, el fuera de juego automático y no sé qué idioteces más, con comisionista de por medio. ¿Que las gradas son señores insulsos que cantan sin atender a lo que pasa en el césped y sin pasión? Pues nos inventamos las Gradas de Animación, con comisionistas de por medio.

¿Que todos los tapetes de césped son iguales y nadie juega en un campo que esté encharcado, embarrado o con parches de tierra, más grande o más pequeño pero dentro del Reglamento? Pues exigimos las mismas medidas para todos y listo, con comisionistas de por medio. ¿Que acabas un partido en una consola (¡en una consola!) y te fríen a estadísticas que no le interesan ni al que las inventó? Pues hacemos lo mismo con el fútbol real, con comisionistas de por medio.

Y así todo. El fútbol no se ha dado cuenta de que en vez de exigir que el producto secundario nacido a sus pechos (con perdón) se pareciera a papá, decidió ponerse el Dodotis, beber en biberón y balbucear “ajo ajo” para ser idéntico al bebé, destrozando el producto originario, que era el que le daba valor.

Ahora el valor lo tiene la industria del videojuego, a quien ya solo le falta por asaltar el último escalón: el de los derechos de retransmisión. Otro apartado en el que la industria del fútbol ha vuelto a hacer el primo metiéndose a tratar de pasar el cepillo por nuevas plataformas ya copadas por genios del streaming de videojuegos y donde no tienen nada que hacer. Esto se va a al garete, con Superliga, Miniliga o Liga Mediopensionaria, y  más vale que se vayan haciendo a la idea.