| 27 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El padre del niño de Canet ignorado por la Generalidad
El padre del niño de Canet ignorado por la Generalidad

El Parlamento catalán defiende más a un salafista que al niño de Canet

El Parlamento de Cataluña ampara a un fundamentalista islámico mientras ignora al niño que quiso estudiar en español y a todos los que aspiran a eso con normalidad.

| ESdiario Editorial

 

El Parlamento de Cataluña ha aprobado una resolución de apoyo al llamado "salafista de Reus", un fundamentalista señalado por la Policía sobre el que pesa una necesaria orden de expulsión de España.

El respaldo oficial de ERC, Junts, las CUP y los Comunes, al que se suman algunas organizaciones civiles de manera sonrojante, viene a convertir a Mohamed Said Badaoui en una especie de víctima de la represión ideológica del Estado, que una vez se ceba con el independentismo y otras con el integrismo, pero siempre sin razón alguna.

 

Resulta sonrojante que en la misma Comunidad Autónoma que ignoró, cuando no persiguió, al niño de Canet por querer estudiar en español en un colegio público catalán; se vuelquen en la defensa de un sospechoso de extender una ideología perversa que, a partir de unas creencias religiosas deformadas hasta el límite, está detrás de los atentados del 11-M o de las Ramblas.

El Gobierno de Cataluña prefiere amparar oficialmente a un integrista que a un niño que quiere estudiar en español

Y también es inconcebible que el Gobierno de España dependa de partidos que se asocian incluso con ese tipo de movimientos para sumarles al suyo propio: las relaciones del separatismo con la comunidad islámica catalana, muy nutrida, vienen de lejos y atienden al evidente objetivo de añadir efectivos a la delirante causa.

Las tragaderas de Sánchez

Porque conviene recordar en este punto que Sánchez acaba de consentir que una ley autonómica, de menor jerarquía, se imponga a la Constitución y a las sentencias de los tribunales y proscriba la enseñanza en español en al menos el 25% de la programación lectiva catalana.

Que el independentismo persiga a los ciudadanos españoles y promocione a los integristas no es una novedad. Pero que el Ejecutivo nacional se sustente en esos partidos mientras desprecia a todos los que tienen visión de Estado, es una calamidad para el país.