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Ayuso dice “hasta aquí hemos llegado” a Sánchez

Pedro Sánchez, como el señorito del cortijo, cree que España es como el Falcon, que está a su disposición. El problema es que cada desplante a Ayuso son más votos para ella

Isabel Díaz Ayuso

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Cabría preguntarse qué le ha hecho exactamente Isabel Díaz Ayuso a Pedro Sánchez además de derrotarle en las urnas una y otra vez, no obedecer sumisamente y plantarle cara cuando comete un desmán como la ley de amnistía, entre otros muchos. Nada más y nada menos, claro, porque a un egocéntrico lo peor que le pueden hacer es precisamente eso, dejarle en evidencia. No puede soportar ver a Ayuso jaleada por los madrileños allí donde pone un pie, mientras él no puede salir a la calle en la ciudad donde nació y donde reside.

La presidenta de la Comunidad de Madrid ha llegado al límite de su paciencia este lunes. Primero, con el anuncio de recurrir ante el Tribunal Supremo el Plan Hidrológico del Tajo aprobado por el Consejo de Ministros que, según sus palabras, pretende “que esta región se rinda por sed” ya que “pone en riesgo el suministro”.

Esa guerra del agua en todo caso tiene un trasfondo político, jurídico e ideológico incluso, pero puede entrar dentro de la lógica de un sistema democrático. Sin embargo, cuando esas batallas se tornan personales, la cosa cambia. Y eso es lo que ha hecho Pedro Sánchez al no invitar a la presidenta de la Comunidad de Madrid a la inauguración oficial de la línea de alta velocidad Madrid-Asturias, presidida por el rey Felipe VI.

Ese desprecio es un agravio personal para Ayuso, pero sobre todo para los ciudadanos madrileños a los que se priva de que su presidenta elegida por mayoría absoluta, sin el concurso de delincuentes y separatistas, pueda representarles en ese acto oficial. Se trata de actos a los que siempre se invita a los presidentes regionales y al que de hecho van a acudir los de Castilla y León y Asturias, que sí han recibido la invitación.

Por eso Ayuso ha dicho “hasta aquí hemos llegado”. Si el Gobierno no invita a la presidenta de la Comunidad de Madrid, el trato va a ser recíproco y la Comunidad no invitará a nadie del Gobierno a sus actos oficiales. Solo les quedará el recurso de intentar colarse, como hizo el ministro Félix Bolaños hace unos meses, para bochorno de propios y extraños.

Pedro Sánchez, como el señorito del cortijo, cree que España es como el Falcon, que está a su disposición para hacer lo que le parezca. El problema, y no se da cuenta, es que cada desplante y cada insulto a la presidenta y, por extensión, a los madrileños, son más votos para ella. La va a hacer presidenta vitalicia. Que siga así.

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