Treinta años después, la ganadería de Baltasar Ibán vuelve a unir el nombre de Bastonito a la historia de la Plaza de Las Ventas con un gran toro, que fue un espectáculo en todos los tercios
Aunque diga el tango que veinte años no son nada, y sin ánimo de ponernos nostálgicos, hace 30 que César Rincón lidió al toro Bastonito del Baltasar Ibán, con el que pasó las de caín. De testigo la plaza entera de Las Ventas.
Han pasado 30 años y un tataratataratanieto de aquel emblemático toro volvió a sembrar el ruedo venteño de casta y bravura. Fue el quinto del festejo, que tocó en suerte, - o en desgracia por aquello de que "de los toros buenos líbreme Dios, que de los malos me libro yo"-, al madrileño Francisco de Manuel.
El de Ibán fue recibido de capa por Francisco, bregando con ambas manos, y apuntando ya maneras exigentes el galán que pasta en tierras de El Escorial. No fue la mejor lidia la que recibió este bonito ejemplar de encaste Contreras. Estos toros se orientan rápido y aprenden con gran premura.
Se puso a Bastonito de largo en el caballo y de largo se arrancó el de Ibán, poniendo al respetable de su parte. Embestía en los bajos del peto, con fijeza, sin hacer sonar el estribo. Recibió de esta manera una primera vara, que fue seguida de un quite por chicuelinas.
Otra vez más se puso al toro de largo, que esperaba dispuesto para arrancarse presto en la distancia. Luis Alberto Parrado, puso al caballo un par de veces haciendo alarde de apoyos con el equino y a la tercera, levantando la vara, provocó la embestida del cornúpeta, que fue raudo al caballo para demostrar que era bravo.
Se coreó desde el tendido que se pusiera al caballo una tercera vez. No hubiera estado mal. Sin picarle, con la parte trasera de la vara, -con el regatón-, se hubiera realizado de nuevo la suerte y el espectáculo, por la pujanza, la imagen de entrega y poderío hubiera sido de una gran plasticidad. A veces, no importa o no interesa satisfacer al público, que rápidamente se puso de parte del toro. Tal vez por eso.
La brega de Juan Carlos Rey fue impecable, pero el toro ya estaba imponiendo su ley, e hizo pasar un mal trago a sus compañeros de plata, que hacían pasadas y dejaban las banderillas de una en una, hasta completar las cuatro reglamentarias.
Brindó Francisco de Manuel la faena al público, que no recibió semejante gesto de buena gana y se hincó de rodillas, en los medios, con ganas de agradar, moviéndose sobre sus rodillas cual penitente de Fátima. Y el toro, noble, encastado y bravo, repetía una y otra vez.
Y así fue Francisco de Manuel hilando las serias, con la diestra, buenas las segunda y tercera tandas, y luego con la zurda, en la que hubo algún natural bueno, si bien la faena se fue viniendo abajo. Le costaba al joven diestro encontrar la colocación y tras una entera defectuosa, -perpendicular y caída-, se despidió del que fue el mejor toro de la tarde. Un toro que nos rejuveneció a los presentes ambas tardes recordando a su pariente de hace veinte años.
El toro fue ovacionado en el arrastre y el torero provocó las protestas cuando, sin apenas palmas, se fue a los medios a saludar un reconocimiento inexistente, provocada con cierto desparpajo, tras escuchar dos avisos por la tardanza en echarse el toro y el tiempo transcurrido.
Por lo demás, el mismo Francisco de Manuel no llegó a acoplarse con el segundo de la tarde. Como tampoco lo hizo Ernesto Javier Tapia "El Calita", quien está considerado en México como una joven figura. Así me dijo mi colega mexicano José Antonio Hernández.
Lo cierto es que "El Calita" no estuvo a la altura del complicado primero, que tenía peligro sordo, es verdad, y pedía el carnet de experto torero, que el manito no llevaba en el esportón. Y se mostró voluntarioso con el cuarto, con el que alargó la faena en exceso.
Por su parte, Alvaro Alarcón, destacó en algún muletazo suelto del tercero, que resultó ser molesto en su embestida por terminar con la cara alta; y lo intentó sin más con el sexto, un toro que se dejaba, aún sin clase y deslucido.
Las papeletas para el premio se las llevó mayormente, casi todas, Bastonito, en una tarde en la que pesó lo ocurrido el día anterior, pero que tras el debido y sosegado análisis hubo toros protestados de salida, que fueron ovacionados o aplaudidos en el arrastre, porque la casta de los toros de Ibán volvió a estar presente sobre el ruedo de Las Ventas. Treinta años después de aquel pariente legendario, Bastonito.
Reseña del festejo
Plaza de Las Ventas. 3ª Feria de San Isidro. Más de tres cuartos.
Toros de Baltasar Ibán, desiguales de presentación, en general encastado. Bravo, el quinto, exigentes, segundo y tercero.
Ernesto Javier Tapia "El Calita". Silencio y Silencio.
Francisco de Manuel. Silencio y División al saludar por su cuenta.
Alvaro Lorenzo. Ovación y Silencio.
Destacaron a caballo, los varilargueros Juan Francisco Peña y Luis Alberto Parrón.
En la brega, Juan Carlos Rey realizó un buen trabajo con el capote.
En banderillas, Sánchez Araujo lo pasó mal al hacerle hilo el segundo.
Con los palitroques brilló igualmente Juan Carlos Rey al dejar dos soberbios pares al segundo.
Valladolid. Feria de San Pedro Regalado.
Toros de Garcigrande, de juego desigual para:
Morante de la Puebla. Silencio y Oreja.
Emilio de Justo. Oreja y Dos Orejas.
Roca Rey. Silencio y Ovación.
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Editorial: La Esfera de los Libros
Título: Otras 300 anécdotas taurinas
Subtítulo: Nuevas historias íntimas del toreo
Autor: Lucas Pérez
Páginas: 528
Precio: 22,90 euros
Fecha de publicación: 8 de mayo de 2024