Las tormentas geomagnéticas pueden clasificarse en diferentes niveles según su intensidad, desde G1 hasta G5. Cada nivel tiene efectos específicos, desde fluctuaciones en la red eléctrica.
Según el Centro de predicción del clima Espacial, el 24 de marzo se observó una tormenta geomagnética severa de escala G4. Se espera que continúen también el 25 de marzo.
La Tierra ha sido sacudida por una tormenta geomagnética severa G4, el segundo nivel más alto en la escala de clasificación de la NOAA. Este evento provocó una perturbación significativa en el campo magnético terrestre, extendiendo la visibilidad de la aurora boreal más allá de sus límites habituales, según informaron los funcionarios gubernamentales.
El Centro de Predicción del Clima Espacial de la NOAA emitió una alerta de tormenta geomagnética el sábado, indicando la detección de una eyección de masa coronal (CME) que se esperaba impactará el planeta desde ese mismo día hasta el lunes. Las CME ocurren cuando una gran nube de plasma y campo magnético se libera desde la corona del sol.
Esta CME particular estalló junto con una erupción solar el viernes, un fenómeno donde la radiación electromagnética irrumpe repentinamente del sol.
Según la NOAA, estas erupciones, que viajan a la velocidad de la luz, pueden impactar la Tierra tan pronto como son observadas. Aunque la llamarada de clase X asociada con esta CME no fue la más fuerte registrada, la NOAA advirtió sobre la posibilidad de más llamaradas de este tipo hasta el miércoles.
La NOAA instó al público a mantenerse informado, visitando su página web para conocer cualquier cambio o actualización en el pronóstico. A pesar de que se anticipa una tormenta geomagnética moderada, la agencia alertó sobre la posibilidad de una tormenta severa el domingo por la tarde, advirtiendo sobre posibles impactos en la tecnología y la extensión inusual de la aurora boreal hasta el sur de Alabama.
Aunque no se anticipaban impactos adversos, la NOAA recomendó estar debidamente informados sobre la progresión de la tormenta. Además, se comunicó a los operadores de infraestructura la necesidad de tomar medidas para mitigar cualquier impacto potencial. A medida que la tormenta avanzaba, la NOAA observó una disminución en los impactos de la CME, aunque las velocidades del viento solar continuaban siendo elevadas.
El aviso de tormenta se amplió a "moderado", indicando posibles impactos en los sistemas eléctricos de latitudes altas. Las tormentas geomagnéticas moderadas, clasificadas como G2, podrían dañar transformadores, afectar el control de vuelo y extender la aurora boreal a lugares inusuales como Nueva York e Idaho.
Las tormentas geomagnéticas representan un fenómeno poderoso y fascinante que sacude la magnetosfera terrestre. Son el resultado de un intercambio altamente eficiente de energía desde el viento solar hacia el espacio que rodea nuestro planeta.
Las más imponentes de estas tormentas suelen estar asociadas con las eyecciones de masa coronal solar (CME), eventos en los que enormes cantidades de plasma solar, con su campo magnético característico, se dirigen hacia la Tierra. Aunque las CME generalmente tardan varios días en alcanzarnos, en casos excepcionales, este lapso se reduce a unas increíbles 18 horas.
Las repercusiones de estas tormentas no se limitan al espacio exterior; su influencia se hace sentir profundamente en la Tierra misma. Las intensas corrientes generadas en la magnetosfera provocan variaciones significativas en los cinturones de radiación y alteraciones en la ionosfera, incluido el calentamiento de la atmósfera superior, conocida como termosfera.
Estos cambios pueden incluso afectar los sistemas de navegación terrestre, como el GPS, al generar errores en la información de posicionamiento debido a las variaciones en la densidad ionosférica.
Para comprender la magnitud de una tormenta geomagnética, se utilizan diversos indicadores. Uno de ellos es el índice de tiempo de tormenta perturbadora (Dst), que mide la corriente alrededor de la Tierra y ha sido fundamental para caracterizar el tamaño de estas tormentas. Además, el índice Kp, que surge de la combinación de todas las corrientes y desviaciones magnéticas generadas, ofrece una visión general del grado de perturbación geomagnética.
Durante estas tormentas, las corrientes y partículas energéticas que alcanzan la ionosfera pueden generar un aumento en la densidad atmosférica superior, lo que provoca una mayor resistencia para los satélites en órbita terrestre baja. Este fenómeno puede tener consecuencias significativas, como la alteración de las señales de radio y la creación de corrientes inducidas geomagnéticamente dañinas en la red eléctrica y las tuberías.
La National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) utiliza el índice Kp como base para una de sus escalas de clima espacial, la escala G, que ayuda a describir y prever el impacto de las tormentas geomagnéticas en los sistemas terrestres.
Esta comprensión es crucial para mitigar los efectos adversos y prepararnos para enfrentar los desafíos que estas tormentas pueden plantear en nuestro entorno tecnológico y natural.
G-1 Menor (Kp=5)
En resumen, las tormentas geomagnéticas son eventos cósmicos de gran envergadura que nos recuerdan la compleja interacción entre el Sol y la Tierra. A través de un estudio profundo y una vigilancia constante, podemos estar mejor preparados para hacer frente a su impacto y aprovechar las oportunidades que ofrecen en nuestro viaje hacia la exploración del universo.
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