| 04 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Sánchez y el ministro de Exteriores, Albares.
Sánchez y el ministro de Exteriores, Albares.

Estupor en Exteriores: las embajadas piden explicaciones de lo que hay que hacer

Los diplomáticos españoles desplegados por el mundo están "a ciegas". Y el discurso del Gobierno que llevan años defendiendo en sus países ha sido desautorizado de la noche a la mañana.

| Javier Ruiz de Vergara España

Como dice el viejo tópico, este viernes 10 de noviembre los teléfonos en el Ministerio de Asuntos Exteriores echan humo. No es que los diplomáticos españoles sean ajenos a la perplejidad y el estupor que ha provocado la literalidad del acuerdo entre el PSOE y Junts, que también, es que a muchos de ellos el Gobierno le ha dejado a los pies de los caballos.

Exteriores fulminó a varios cónsules en Barcelona por defender lo mismo que el PSOE acaba de suscribir con Junts.

En el Palacio de Santa Cruz, cuartel general del departamento que dirige José Manuel Albares, los interrogantes, los comentarios de pasillo y los cables de las distintas legaciones -sobre todo las europeas- se multiplican. Porque el discurso y la estrategia sobre Cataluña ha saltado por los aires este jueves tras el abrazo en Bruselas entre Santos Cerdán y Carles Puigdemont.

 

Fuentes diplomáticas consultadas por ESdiario explican el estupor generalizado con varios argumentos. El primero, el ingente trabajo que los distintos embajadores hasta ahora y durante casi siete años han realizado con los ministros de los países que los acogen, para defender que el problema catalán era "un asunto interno" de España.

El eje del portazo generalizado al reconocimiento de la DUI y el boicot permanente de la Unión Europea a las exigencias de mediación del independentismo. "La aceptación del verificador y las negociaciones bilaterales fuera de España son una enmienda a la totalidad a todo lo  hecho hasta ahora", se lamenta un alto funcionario de Exteriores.

 

Puigdemont reunió el 1 de febrero de 2017 a los cónsules extranjeros en Barcelona. Y les espetó: "La voluntad de hacer un referéndum es insobornable".

 

Pero hay más. Exteriores hasta ahora ha abroncado en público, cesado y reconvenido ante sus gobiernos a la decena de cónsules (no son diplomáticos de carrera la mayoría) que o bien simpatizaron con el golpe del 1-O o bien colaboraron en la propaganda posterior al servicio de la Generalitat que ocupaban Puigdemont y Junqueras. "El acuerdo los rehabilita y viene a decir que eran ellos los que tenían razón", remacha este mismo funcionario.

Sobre todo el estupor que se extiende hora a hora a lo más inmediato. "¿Que debemos hacer y decir ahora, por que a nuestros embajadores sus anfitriones algunas explicaciones les van a pedir?", explica a ESdiario otro exembajador

En tercer lugar, la indignación planea sobre aquellos funcionarios de Exteriores que han trabajado codo con codo con el Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional, la Fiscalía General  y la Guardia Civil para obtener la colaboración de aquellos países por los que ha desfilado en estos últimos años el prófugo: Bélgica, Dinamarca, Alemania e Italia.

Centenares de reuniones con diplomáticos y funcionarios de esos países para engrasar las maquinarias judiciales y fiscales para la entrega fallida del hoy hombre clave de la política española.

Pero sobre todo, ese estupor que se extiende hora a hora a lo más inmediato. "¿Que debemos hacer y decir ahora, por que a nuestros embajadores sus anfitriones algunas explicaciones les van a pedir?", explica a ESdiario otro exembajador destinado ahora en la UE. "Lo que valía ayer, no vale hoy", apostilla.

Sánchez va a poder testar este mismo viernes la opinión de algunos líderes europeos que asisten a la reunión de la Internacional Socialista en Málaga. Pero algunos mandatarios, como Enmanuel Macron -con la carpeta del independentismo de Córcega abierta- o el inglés Sunak, con la patata caliente de Escocia, ya están pidiendo a través de sus embajadas explicaciones de lo que está pasando estos días en España. Además de Bruselas, que ya ha exigido por carta explicaciones a Moncloa.