El Constitucional obliga a Puigdemont a ir al Parlament si quiere ser presidente

Poco después de las 13 horas de este sábado los magistrados del Tribunal Constitucional comenzaban su reunión, en un Pleno extraordinario, para estudiar el recurso del Gobierno contra la investidura de Carles Puigdemont, cuya ponencia recaía en el progresista Antonio Xiol.

El Pleno se ha prolongado hasta este sábado por la tarde, puesto que no ha habido resolución antes de las 3 de la tarde. La urgencia no ha gustado a varios magistrados, que estiman que podría haberse estudiado el lunes. Alguno estaba ya fuera de Madrid y tuvo que adelantar la vuelta. Eso sí, el presidente del TC, antes de que el Gobierno lo divulgara, ya les había advertido esta semana de que podría caer algún recurso.

Antes de la resolución todo eran incógnitas. El Pleno se reanudaba a las cinco menos cuarto para que los magistrados discutieran sobre la admisión o no a trámite de la impugnación por el Gobierno de la candidatura del expresidente de la Generalitat a la Presidencia autonómica.

La sesión se reanudaba con la ausencia por enfermedad del magistrado conservador Andrés Ollero. La ausencia no ha afectado inicialmente al resultado puesto que el 'quorum' mínimo exigible es de ocho magistrados. Las diferencias entre los magistrados del Tribunal Constitucional sobre el recurso del Gobierno han dificultado la posibilidad de alcanzar un acuerdo en un pleno extraordinario que se ha prolongado hasta la noche. A última hora de la tarde, los miembros del tribunal todavía buscaban un camino intermedio que permitiera frenar la investidura telemática del expresidente huido en Bruselas pero sin vulnerar el derecho que, como diputado electo, consideran que tiene para ser elegido si acude al debate de investidura. Los letrados del Constitucional han redactado un informe previo que recomendaba no admitir el recurso del Ejecutivo central.

Los magistrados del Alto Tribunal han adoptado una resolución intermedia. Únicamente secsuspende la investidura de Carles Puigdemont si éste no está presente en el Parlament. De esta forma se evita así el principal miedo del Gobierno: que Puigdemont sea investido sin asistir al pleno y el Ejecutivo tenga que recurrir luego esa investidura, lo que, en el caso más que probable de que ese recurso fuera admitido, implicaría suspender a un presidente ya elegido por el Parlament.