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Podemos la noche de las europeas de 2014 tras dar la sorpresa
Podemos la noche de las europeas de 2014 tras dar la sorpresa

El amargo 10º cumple de Podemos: de tocar la gloria con 71 escaños a sobrevivir

La formación cumple diez años en un momento de catarsis donde lucha por existir en las europeas tras haber sido una pieza clave del panorama político y del Gobierno

| Enrique Martínez España

Podemos cumple diez años. Un tiempo que no es nada si lo comparamos con los más de 140 años de historia del PSOE o del PNV, pero que es suficiente como para que la formación que fundó un entonces profesor tertuliano Pablo Iglesias con Juan Carlos Monedero o su entonces amigo Íñigo Errejón haya vivido desde su explosión llegando a los 71 escaños y a soñar con superar a los socialistas y ser la principal fuerza de la izquierda, a entrar en el Gobierno y luego caer en peleas, divisiones y traiciones hasta la irrelevancia actual.

Diez años después desde su presentación el 17 de enero de 2014 en el Teatro del Barrio de Lavapiés, el proyecto que de la noche a la mañana fue la sorpresa electoral de las elecciones europeas de 2014 con cinco eurodiputados de la nada y esa papeleta con la cara de Pablo Iglesias está ahora en coma esperando de nuevo una cita europea con las urnas que le sirva de desfibrilador y lo reanime o por el contrario sentencie la muerte de aquellos que venían a “asaltar los cielos” y “acabar con la casta” antes de convertirse en parte de ella.

Pocos partidos políticos, por no decir ninguno, crecieron tan rápido de la nada y lograron ilusionar a tanta gente en un momento de crisis económica y social, con la política desprestigiada y los medios hablando de corrupción y fin del sistema, el caldo de cultivo perfecto para el populismo que traía Pablo Iglesias y los suyos.

Alcaldías, parlamentos autonómicos y 71 escaños en un año

Así, sólo un año después de su irrupción, en 2015 Podemos entraba en parlamentos y gobiernos autonómicos y sus marcas blancas se llevaban alcaldías como Madrid, Barcelona, Cádiz, Zaragoza, La Coruña, Ferrol o Santiago. Un terremoto político sin precedentes. Posteriormente cosechó cinco millones de votos, que le reportaron primero 69 escaños en el Congreso, y tras la repetición electoral y el acuerdo con IU, 71 escaños, su techo.

Quizá ahí es donde empezó a torcerse Podemos, en el momento máximo de la gloria. Pablo Iglesias no consiguió el ansiado sorpasso al PSOE y la suma con IU no aportó los votos que se esperaban -se dejaron un millón frente a la anterior cita electoral por separado-. Entonces empezaron las guerras internas, las corrientes -errejonistas frente a pablistas-, los egos y las fugas -de Teresa Rodríguez a Carolina Bescansa y su bebé ¿se acuerdan de ella?- y los episodios como el chaletazo de Galapagar del matrimonio Iglesias-Montero que provocó una ola de descontento entre los votantes.

Podemos eso sí logró entrar en el Gobierno tras la moción de censura a Mariano Rajoy y las elecciones que ganó Pedro Sánchez. Entonces, Podemos y sus confluencias ya estaban en 35 escaños, casi la mitad de lo que tenían. Pablo Iglesias entró de vicepresidente y poco duraría, cediendo el testigo a una entonces fiel Yolanda Díaz que ha sido la que ha terminado de rematar el proyecto.

Diez años después Podemos está sin alcaldías, sin casi diputados, fuera de los principales ayuntamientos y de los gobiernos autonómicas donde una vez fue pieza necesaria, e intentando sacar cabeza desde el grupo mixto. De 71 diputados en 2016 a cinco en el mixto en 2024. Podemos, mientras echa la culpa de esta debacle al lawfare y las traiciones de Yolanda Díaz -la autocrítica para otro día- y no a sus errores, fía todo a lograr sacar algo en las europeas de junio de 2024 para demostrar que siguen vivos. Ahí empezó todo, en unas europeas, y ahí quieren que continúe. Veremos si Irene Montero logra el milagro.