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La ciudad que prohibirá los patinetes eléctricos en 2026 por el caos que provocan en las aceras

Las autoridades culpan a estos vehículos del desorden y los accidentes en zonas peatonales. Las empresas de movilidad denuncian una medida “desproporcionada”.

Los patinetes eléctricos están en el punto de mira

Los patinetes eléctricos están en el punto de miraGetty Images

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Durante años fueron símbolo de modernidad, sostenibilidad y libertad de movimiento. Hoy, sin embargo, los patinetes eléctricos se han convertido en el nuevo enemigo urbano. Una gran ciudad europea ha decidido poner punto final a su uso a partir de 2026, tras constatar un aumento constante de accidentes y el creciente malestar de los peatones. El anuncio ha abierto un intenso debate sobre el futuro de la micromovilidad en Europa.

Las autoridades locales aseguran que la medida busca devolver las aceras a los ciudadanos y frenar el descontrol que genera el estacionamiento irregular de miles de patinetes. En los últimos meses, los servicios de emergencias habían reportado un repunte de caídas, atropellos y colisiones, muchos de ellos relacionados con el uso indebido de estos vehículos en zonas turísticas y espacios peatonales.

Praga sigue los pasos de Madrid y París

La ciudad que ha tomado esta decisión es Praga, que se une así a Madrid y París, donde los patinetes eléctricos ya han sido expulsados del espacio público. El vicealcalde Zdeněk Hřib defendió la prohibición como una medida necesaria para frenar el desorden que “se había adueñado del centro histórico”.

En la capital checa, los patinetes compartidos se habían multiplicado en los últimos años hasta superar las 15.000 unidades. Muchos residentes denunciaban que se utilizaban como una atracción turística más, sin respeto por los peatones ni por las normas de tráfico.

La empresa Lime, una de las principales operadoras en la ciudad, calificó la decisión de “paso drástico” y lamentó que no se haya optado por un modelo de regulación en lugar de la prohibición total. En un comunicado, su director en la República Checa y Hungría, Václav Petr, defendió que los patinetes habían ofrecido “una forma flexible y sostenible de moverse por la ciudad” y que su retirada supondrá un retroceso en la movilidad verde.

Caos sobre ruedas

El fenómeno de los patinetes eléctricos transformó las ciudades europeas en apenas una década. Lo que comenzó como una solución sostenible para trayectos cortos acabó desbordando la convivencia. Calles saturadas, aceras invadidas y usuarios sin casco ni respeto por las normas crearon una tormenta perfecta que muchos ayuntamientos ya intentan controlar.

La nueva normativa prohíbe expresamente el uso de patinetes eléctricos en vías públicas y plazas, e impone además un marco más estricto para bicicletas y vehículos eléctricos ligeros. La intención es clara: recuperar el orden en los espacios compartidos y garantizar la seguridad de peatones y ciclistas. Las autoridades sostienen que la regulación anterior “se había quedado obsoleta” y que la situación requería una respuesta contundente.

El texto aprobado también incluye medidas de aparcamiento limitado y sanciones más altas para quienes abandonen vehículos en aceras o zonas de paso. En palabras del responsable municipal de transporte, el objetivo es “devolver las calles a las personas y no a los aparatos”, un lema que ha calado entre los vecinos más críticos con el auge de la micromovilidad.

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