| 02 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Cactus M: reviviendo el espíritu del Méhari

Citroën mostró esta semana en Madrid el Cactus M, un concept-car divertido, útil y modular. A medio camino entre tienda de campaña y coche playero de los 70, el conjunto resulta convincente.

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Un concepto permite explorar a una marca una nueva línea de valores y posicionamiento o evaluar nuevas derivadas que asignar a un producto que ya tiene en el mercado. Es el caso de Citroën con el Cactus M. Un heredero de aquel Méhari que vio la luz por última vez a finales de los 80 y que ya tardaban en resucitar en medio de esta ola de viva lo vintage.

Las reinterpretaciones en la casa francesa siempre tienen mucho de nuevo y pocas reminiscencias del modelo del que vienen. Para muchos es una ventaja; para otros se pierde casi todo por el camino. El homenaje acaba siendo casi siempre más simbólico que real. Citroën no ha dejado de hacerlo desde que nos trajo de vuelta hace ya años otro Tiburón.

Diversión y funcionalidad herededa del mito

En el caso del Cactus M, nos lo ha mostrado desde el principio junto al Méhari. Como un digno heredero, que aprovecha los ingredientes que lo hicieron triunfar y adopta formas modernas, adecuadas a los gustos de las nuevas generaciones. Para el caso, las del Cactus, uno de los modelos más rompedores de la marca francesa. Y de aquel coche desenfadado pasamos a una nueva versión divertida.

La playa es su hábitat natural, ya que sus asientos están tapizados de neopreno de vivos colores, lo que nos ofrece, al mismo tiempo, comodidad y resistencia al agua. El habitáculo es baldeable, lo que unido a los desagües en la zona de los pies nos permite lavarlo por dentro con una manguera sin problema. Adiós arena.

Asimismo, este Cactus M se distingue por su modularidad gracias a su polivalente arco del techo, que permite a los pasajeros transportar todo su material –ya sean cinco estanterías de Ikea o dos tablas de surf– sin problemas. Y, más importante, un interior que se puede transformar en litera, utilizando la capota del techo como una tienda de campaña resistente a la lluvia gracias a un innovador sistema de inflado.

Por último, Citroën no renuncia en este modelo –como tampoco renunciaba su predecesor– a cierta voluntad de todocamino. Para ello incorpora un sistema de grip control, que mejora la adherencia en diferentes terrenos, y muestra aletas más pronunciadas y una carrocería ligeramente más elevada.

En definitiva, el Cactus M es un concepto con novedades que busca recuperar un territorio que la marca francesa había ido perdiendo: el de la aventura, la exploración y la diversión. A la vista del resultado, parece que, por fin, ha encontrado el camino adecuado para conseguirlo.