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Arrimadas se ve obligada a sofocar la "segunda oleada" de deserciones en Cs

Dos vips del partido naranja han roto su carné en esta última semana desconcertados con la entrega total de la formación a Sánchez. Y con sondeos internos que comienzan a generar pánico.

Inés Arrimadas, en su escaño viendo su móvil.

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J.R.V

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En esta última semana, tanto la ejecutiva de Ciudadanos como la dirección del grupo parlamentario en el Congreso que gestiona Edmundo Bal han iniciado una frenética carrera para tratar de atajar la segunda oleada de deserciones en la formación naranja.

Y es que la tregua de la que Inés Arrimadas había disfrutado tras su victoria en las primarias contra Francisco Igea, y apagados los rescoldos de las salidas de destacados referentes de la era Albert Rivera como Juan Carlos Girauta o Marcos de Quinto, en esta última semana las aguas han vuelto a enturbiarse y los teléfonos han vuelto a arder en la sede nacional de la formación en la madrileña calle Ventas.

En apenas siete días, Arrimadas ha tenido que afrontar la salida definitiva de la exdiputada Patricia Reyes, un peso pesado del riverismo; el amago de rebelión de la diputada Marta Martín -otra vip de la pasada legislatura que estuvo a punto de romper la disciplina de voto en el último pleno del estado de alarma-, y la ruptura del carné de Xavier Pericay, uno de los fundadores de Ciudadanos que ha dado portazo bajo el demoledor mensaje final de "fue bonito mientras duró".

Fuentes de Ciudadanos consultadas por ESdiario reconocen que Arrimadas está "pisando de nuevo aguas movedizas" por varios factores. El golpe de mano que anuló las primarias en Cataluña para defenestrar a Lorena Roldán y poner en su lugar a Carlos Carrizosa, los "terroríficos" sondeos internos que se manejan en la ejecutiva nacional, el "desconcertante" papel de Ignacio Aguado en el gobierno de coalición de la Comunidad de Madrid y -según enfatizan estas fuentes de forma literal- el "esperpento" de la negociación de los Presupuestos Generales de Sánchez.

"Hemos tendido la mano y nos han escupido en la cara", resume gráficamente un exdiputado de Ciudadanos próximo a Albert Rivera. No solo por el desprecio con el que Sánchez se ha manifestado con Arrimadas, sobre todo por el papel jugado por Podemos, mientras el PSOE supuestamente cultivaba a los naranjas.

Arrimadas, junto a Edmundo Bal y José María Espejo, sus dos únicos incondicionales en el Grupo Parlamentario.

El tuit de Pablo Echenique presumiendo de que Arrimadas se iba a "comer con patatas" las cuentas públicas del gobierno progresista han supuesto un tsunami interno en Ciudadanos en estos últimos días.

Lejos de frenar de raiz las humillaciones de Podemos a Arrimadas, Sánchez no ha movido un dedo por llamar al orden a sus socios. De hecho, este mismo lunes, los morados han vuelto a la carga contra Ciudadanos como si Moncloa no precisara o no estuviera cortejando los votos de los diez diputados naranjas.

El portavoz nacional de Podemos, Rafa Mayoral, ha restado importancia a ese posible apoyo de Cs a los Presupuestos Generales del Estado porque existe posibilidad de lograr una mayoría para poder aprobarlos, en referencia la denominada mayoría Frankenstein.

Y no solo eso, Mayoral se ha permitido exigir a Arrimadas que rompa sus pactos "con la extrema derecha" en Murcia, Andalucía y Madrid para "tener credibilidad". Una disciplencia que indigna cada día más a un amplio sector de Ciudadanos que exige una reacción inmediata a su jefa de filas.

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