La inesperada marcha de Espinosa de los Monteros revive heridas abiertas en Vox
La renuncia del respetado portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, convulsiona a un partido que aún no se ha repuesto de la elaboración de las listas del 23J.
"Otra vez con problemas", expresa a ESdiario un cargo del partido de Santiago Abascal. "Qué harto me tienen", sentencia.
No es para menos. "Mis padres ya no son tan jóvenes y mis hijos no son tan mayores y, aunque actualmente están todos bien, he pasado suficientes noches de hospital con ellos para meditar sobre el momento vital en el que me encuentro", alegó Iván Espinosa de los Monteros en su renuncia a ser diputado por Vox. El que fue uno de los constructores y promotores más célebres de Vox, ahora se baja del barco y será un afiliado más del partido. Tanto es así que hasta borró cualquier referencia a Vox en la biografía de su activo Twitter. Ahora tan solo reza en ella un "Lo mejor está por venir".
Ciertamente, tal y como ha podido confirmar este periódico, y como el ex portavoz de Vox manifestó en su despedida, hay hondas razones personales que le han llevado a tomar esta, seguro, dura decisión vital. Pero no menos cierto es que otros tantos factores decisivos son de índole política y, concretamente, ideológica. Aunque, con lealtad hasta el final, los omita públicamente. En el seno de Vox son conocedores, sin embargo, de ellos.
El desplazamiento de Espinosa y de Rocío Monasterio
"Ni se le vio casi", reconocen algunas fuentes consultadas de Vox, refiriéndose a una Rocío Monasterio que prácticamente no fue impulsada por el partido de Abascal en su campaña en el 28M. Que la releguen como líder de Vox en Madrid parece una "cuestión de tiempo", creen algunos otros cargos de la formación consultados por ESdiario. Lo que es un hecho ya presente, y objetivo, es la insignificancia a la que ha sido sumida la mujer de Iván Espinosa de los Monteros dentro de Vox. Y es que "no tiene tirón", lamentan estas fuentes.
La misma suerte ha tenido, aunque en otro nivel, Iván Espinosa de los Monteros. Con el desplazamiento del que otrora fue el responsable de los primeros programas económicos de Vox y diputado en el Congreso por Málaga, Rubén Manso, el ya ex portavoz de Vox se quedó solo representando el alma liberal del partido de Abascal. Así, el liberalismo se vio desplazado por un Jorge Buxadé alzado en poder que infundió el "falangismo", tal y como algunos lo tildan, impregnando de tal ideología, fundamentalmente, el corpus económico del partido.
Un hombre culto, políglota, educado y serio, como califican a Espinosa de los Monteros tanto afines como detractores de Vox, se vio paulatinamente desplazado no solo en la dirección ahora "dominada por Santiago Abascal, Jorge Buxadé, Ortega Smith e Ignacio Garriga", inciden las personas consultadas a ESdiario, sino que también a nivel ideológico. Su marco de pensamiento, en suma, cada vez tenía menos cabida en la "reconversión ideológica" que se abrió en la formación de Abascal.
Sánchez del Real y Macarena Olona
Al abandono del barco de Iván Espinosa hay que sumarle las recientes grietas ocasionadas por Macarena Olona, primero, y Víctor Sánchez del Real, segundo.
Macarena Olona también se vio desplazada por la nueva dirección del partido. Y, aunque también aludiendo a conocidos motivos personales, su relegación a Andalucía y, sobre todo, el que el peso de los malos resultados cosechados en la tierra de la mayoría absoluta de Juanma Moreno recayeran exclusivamente sobre ella no lo digirió. "La campaña electoral se diseñó en Madrid", remarcó en múltiples ocasiones la ex diputada de Vox. Además, tal y como ahora se está demostrando, su corriente ideológica, si cabe, más moderada -en contenido y formas- que la de la nueva dirección del partido, no casaban.
Parecida fue la marcha, más bien expulsión, de Víctor Sánchez del Real. El también ex diputado de Vox y el representante del alma más tecnócrata del partido "publicó un mensaje en el grupo de Whatsapp de Vox del Congreso reclamando autocrítica tras los resultados del 28M", explican fuentes de Vox a este periódico, algo que "no gustó en la dirección del partido porque la autocrítica no suele gustar", incide.
En conclusión, el que primeros espadas del partido, además de caras conocidas, abandonen el barco no es un buen síntoma. En ningún partido lo es. El que el frikismo, se lee por redes, y la radicalización hayan tomado las riendas de Vox alertan de unas grietas que, parece, se agravarán todavía más en un próximo futuro. Porque el desmembramiento, todo indica, no ha acabado en el partido de Santiago Abascal.