Page denuncia maniobras internas desde el Gobierno para sacar sus "trapos sucios" y apunta al silencio de Moncloa
El presidente de Castilla-La Mancha asegura que un subdelegado del Gobierno en su región (sin señalar el nombre) investigó para buscar “cosas sucias” contra él. Su entorno acusa a Moncloa de mirar hacia otro lado y mantener en el cargo al señalado después de informar de la situación.

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, observa a Pedro Sánchez en el acto de presentación del Plan de Formación ante Emergencias
Es conocido en el amplio escenario patrio que Emiliano García-Page es ese barón díscolo que levanta la voz dentro del PSOE. Al menos esa imagen intenta vender de puertas para fuera, ya que llegada la hora de la verdad, por mucho que critique y saque pecho por hacerlo algunas de las decisiones de Pedro Sánchez (especialmente cuando tiene que ver con el independentismo), no acaba de sacar los pies del tiesto. Otros como el recientemente fallecido Javier Lambán fueron un paso más allá y acabaron siendo reemplazados.
Al presidente de Castilla-La Mancha le salva principalmente que sigue gobernando en su Comunidad, ya que cada vez que puede enciende la mecha y con sus declaraciones agita un poco el ya de por sí agitado avispero socialista. En este caso, durante el debate sobre el estado de la región ha revelado que un subdelegado del Gobierno en una provincia castellanomanchega (cuyo nombre no ha querido concretar) investigó con el propósito de encontrar “cosas sucias” sobre él y así desprestigiarle.
Una especie de confesión apoyada por la portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha, Esther Padilla, que para que el líder autonómico no se meta en más líos ha sido la encargada de ir más allá, recriminando al Ejecutivo de Sánchez que no haya cesado al responsable de estas maniobras. "El presidente (Page) sabe quién es y el Gobierno de España conoce el comportamiento de este subdelegado, pero sigue en el cargo", ha denunciado.
Padilla explicó que García-Page trasladó el caso a sus superiores, confiando en que se tomaran medidas, pero -según sus palabras- "no le cesaron y, por lo tanto, lo ratificaron". Una afirmación que apunta directamente al silencio de Moncloa y que refleja la posible tensión que se respira entre ambas administraciones socialistas.
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Por su parte, la delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, Milagros Tolón, trató de rebajar la polémica defendiendo la labor de los subdelegados: "El trabajo que hacen aquí, igual que en cualquier sitio de España, es excelente y de ayuda a la ciudadanía". El episodio vuelve a situar a García-Page en el centro del debate interno socialista. Una vez más, el dirigente regional intenta marcar perfil propio y apunta al Ejecutivo central y por lo tanto a la dirección de su partido en un momento especialmente sensible para la formación.